De nuevo el conflicto del autobús, que no es otro que el ejemplo del más claro fracaso del sistema. Solo es necesario revisar la hemeroteca de años atrás. Llevamos tiempo narrando apedreamientos más o menos graves contra estos vehículos de transporte público y la solución pueril buscada ha sido la ‘escolta’.
Pueril porque resulta ineficaz y porque parece más bien la forma elegida para matar moscas a cañonazos. El apedreamiento a un servicio que beneficia a todos los vecinos del Príncipe supone no solo la quiebra de la seguridad sino un mayúsculo fracaso social.
Y ante esto la solución es colocar una especie de guardaespaldas que además no garantiza que el servicio no vaya a sufrir daños. Tenemos ejemplos de ataques ante la presencia de la Policía, de hecho, los ha habido en abundancia hacia las propias fuerzas de seguridad.
La solución no es colocar una escolta que además no podrá ser mantenida, como así ha sucedido. La salida es buscar soluciones de gran envergadura, que incluyan medidas desde el ámbito no solo policial sino también social. Lo demás son parcheos y ‘venta’ de titulares para generar una sensación ciudadana de confianza que es irreal.
Durante años, como ha ocurrido con la quema de vehículos, no se ha dado importancia a unos hechos que se han transformado en una auténtica escalada de protesta. Ese dejar hacer tiene como resultados esto. Y las víctimas no solo son los conductores sino además los usuarios y los vecinos de un barrio que tienen que soportar la pérdida de conexión del transporte y la criminalización en redes sociales.
Recortar trayectos no es respuesta ni suficiente ni válida. No dar la importancia a lo que está pasando supone incrementar aún más el problema. Despreciar la configuración inmediata de una mesa común en la que se aborden estos problemas es perder la oportunidad y provocar que sigamos hablando de este asunto.
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Perfecto. ¿Puede decirme cual son esas soluciones?
¿No será hablar de civismo y educación al barrio? Porque el que está dispuesto a escuchar, en realidad, ya lo sabe y ya actúa en consecuencia.
¿Y el que no está dispuesto a escuchar o no le importa lo que le dicen?
Tiene usted toda la razón. Son muchos años de mirar para otro lado.