Fue uno de los sucesos más impactantes y, quizá, supuso un atisbo de una práctica delictiva que iba a terminar convirtiéndose en una auténtica pesadilla para la Policía: la quema de vehículos dentro de garajes para eliminar pistas en un robo. El Ministerio Fiscal ya ha elevado el informe con la calificación hecha para los tres jóvenes que fueron detenidos, en noviembre de 2009, por su presunta implicación en el incendio que terminó con decenas de vehículos dañados en el interior del parking ubicado en los bajos de la Marina. El Ministerio Público les pide entre 5 y 4 años de prisión a los dos presuntos implicados en el robo y posterior provocación del incendio, mientras que reduce a sólo un año para el tercero de los detenidos, al entender que sólo puede ser criminalmente responsable de un delito de receptación.
Pero vayamos por partes, ya que en dicha información, a la que ha tenido acceso ‘El Faro’, se unen varios delitos, todos ellos de gran impacto en la opinión pública. Los hechos que serán, en breve, objeto de juicio –ya que se ha solicitado ya al juzgado que dicte la apertura de la vista oral- ocurrieron en la madrugada del 25 de noviembre de 2009. Madrugada en la que dos jóvenes que rozaban la mayoría de edad decidieron colarse en el parking de la Marina para robar en un coche. Y presuntamente lo hicieron. Al menos eso es lo que reflejó la Policía Nacional en las diligencias presentadas en su día ante el juzgado de instrucción número 3. Se colaron en el parking, rompieron el cristal de un coche y se llevaron una radio que venderían por menos de 30 euros. Eso sí, antes de abandonar el aparcamiento, optaron por provocar el incendio de ese coche, con tal de que sus huellas no fueran encontradas al descubrirse el robo. Las consecuencias fueron peores. La quema de aquel vehículo dio lugar a una gran bola de fuego que terminó por destrozar un sinfín de coches, además de provocar daños estructurales en el interior del garaje. De hecho se tuvo que cerrar la parte del paseo de la Marina que se sitúa justo encima del techo de este garaje ante el peligro de hundimiento que presentaba.
El robo en un coche terminó dañando treinta coches, algunos de muy elevado precio que quedaron prácticamente destrozados, teniendo que intervenir las compañías aseguradoras. Ocasionaron daños, sólo en los vehículos, valorados en más de 155.000 euros. Así de claro: se robó una radio valorada en menos de 30 euros y se causaron daños cuyas cifras son astronómicas. Pero hubo algo más. Hubo daños en la propia infraestructura, más la factura oportuna que pasó el Ayuntamiento al tener que utilizar a las brigadas de Obimace para arreglar los desperfectos en la vía pública. Una auténtica locura de cifras, de la que ahora deben responder los presuntos implicados en este suceso.
Para el Ministerio Fiscal, los dos jóvenes que practicaron el robo y ocasionaron la posterior bola de fuego deben ser penados con 5 años de cárcel (en el caso de uno de ellos, a razón de dos años por el robo y otros tres por el delito de daños ocasionado) y 4 (por los mismos delitos). Para la persona que la Policía señala como quien compró la radio tan sólo se le ha podido vincular con una receptación por lo que se le pide un año de prisión. Además se le exige que respondan de la responsabilidad civil derivada de la valoración de todos los daños provocados.
La calificación ahora conocida viene a marcar un paso inicial que abre los casos que tendrán que llegar a los juzgados de quemas provocadas dentro de garajes. Han sido, desgraciadamente, varias. Algunas vinculadas a los robos, otras relacionadas con venganzas, pero todas ellas con el denominador común de haber provocado cuantiosos daños.
En el caso de marras al provocarse el incendio en un aparcamiento apartado de los bloques de viviendas, no se tuvo que practicar desalojo alguno, así que no hubo peligro para las personas, tal y como, en cambio, sí se ha apreciado en otros incendios cuyas calificaciones están por conocer pero que nadie duda de que serán más duras al contemplar ese agravante. En las detenciones que llevó a cabo la Policía Nacional tuvo un peso determinante las grabaciones conseguidas de las cámaras de seguridad del aparcamiento, que, de hecho, sirvieron para lograr la identificación de los implicados.