La Comisión de Interior del Congreso de los Diputados aprobó ayer una Proposición No de Ley del Grupo Parlamentario Republicano que fue respaldada por el PSOE tras transaccionar el punto que reclamaba “investigar oficialmente y de forma transparente las causas de las muertes en la playa del Tarajal” de Ceuta en 2014, algo que según recordó el portavoz socialista ya ha sido objeto de varios pronunciamientos judiciales en el marco de
una causa que sigue abierta camino del Supremo.
El acuerdo alcanzado insta al Gobierno español a solicitar ante el Parlamento Europeo que se reconozca el
6 de febrero como
Día Europeo de las Víctimas de las
Fronteras.
También reclaman que se otorguen visados a las familias de las víctimas de la tragedia del Tarajal “para que puedan proceder a pisar territorio español y reconocer los cadáveres de sus familiares”, así como a “dignificar la memoria de las víctimas, pedir perdón a sus familias y establecer medidas de reparación”, según la redacción literal de la propuesta original que defendió María Carvalho.
El portavoz del PP, Jaime Mateu, reprochó a la política catalana que buscase “atacar frontalmente a la Guardia Civil” y “cuestionar las sentencias judiciales”. “No hay devoluciones en caliente, son rechazos en frontera”, advirtió.
El 6F convertido en un símbolo
La memoria y el recuerdo de lo ocurrido el 6F permanece porque se ha convertido en un símbolo de protesta contra las violaciones de los derechos humanos. Aquellas muertes no quedaron en un hecho trágico y aislado, sino que se han convertido en el referente de las protestas para que la dignidad cobre un espacio para todos en el día a día. Aquellos subsaharianos murieron en el intento de entrada a Ceuta. Algunos de esos cadáveres terminaron enterrados en Santa Catalina y solo uno fue identificado. Los demás quedaron en Marruecos. Al margen de la batalla judicial que ha tenido continuos posicionamientos, permanece la conciencia social de rechazo a las políticas fronterizas, a la concepción de Europa en torno a una Frontera Sur que sigue dejando un rosario de tragedias. Pasan siete años y se sigue chocando no ya solo con la misma piedra, sino con una hilera de trabas que rebajan la condición humana a lo peor.