La calle Jáudenes de Ceuta ha vuelto a acoger con todo su cariño y fervor la procesión de la
Virgen de África. Desde su llegada, todo fue alegría para recibirla con cantos y vítores que confirmaban que Ella es la Patrona de Ceuta. Desde el primer balcón hasta el último, comenzó la lluvia de pétalos que no cesó en toda la vía. El paso de la Virgen fue escoltado por una sección del Regimiento de ingenieros n°7 que contaba con la banda de guerra y piquete de honores.
La calle Jáudenes siempre es el rincón preferido por los cientos de ceutíes. Desde temprano se agolparon para estar en la mejor posición y ver como le caía una lluvia de pétalos a la Virgen. Una emoción que fue difícil de contener, sobre todo en las personas mayores a las que se vio bastante emocionadas, después de sufrir dos años tan duros por la pandemia del coronavirus. Música, pétalos y piropos a la Virgen de África en los momentos finales de su recorrido.
A la altura de Taboada, paró la Virgen para que se produjera el milagro anual que, aunque cae desde arriba, pareciera que viene del cielo. La lluvia incesante de pétalos comenzó sin parar mientras que los artistas Enrique Casellas y David Gutiérrez, pastoreños y marianos, entonaron sus mejores letras. La salve a la Virgen cerró el momento de mayores emociones entre
los cofrades ceutíes.
El paso de la Virgen continuó caminando sin que parasen de caer pétalos sobre ella. Las palabras del presidente Vivas y de la hermana mayor se confirmaron en esta calle: no hay nada más grande para los caballas que el día cinco de agosto. Y los ceutíes saben quererla con ese corazón grande y fuerte del que hablaba monseñor Zornoza. Al final de la calle, Jáudenes despidió a la Alcaldesa Perpetua con los fuegos artificiales del fin de
Feria, esperando, de nuevo un año, para que regrese.