Espectacular persecución de la
Guardia Civil a una
narcolancha en el río Guadalquivir a su paso por Coria, Sevilla. Los guardias pisaron los talones a los tripulantes, en helicóptero y patrullera, hasta acorralarlos y conseguir que arrojasen su cargamento al agua. Las semirrígidas han protagonizado huidas similares en aguas de Ceuta. En esta intervención de alto voltaje la planeadora no portaba
hachís, sino que se trataba de una embarcación logística con alrededor de 2.000 litros de gasolina para el repostaje de otras narcolanchas que sí que trasladan los alijos de esta sustancia estupefaciente de Marruecos a Europa. A pesar de que los guardias civiles arriesgaron todo, las cuatro personas a bordo de la embarcación perseguida lograron escapar no sin antes perder el cargamento de combustible que transportaban. Un golpe al apoyo logístico de las mafias de la droga que ahora apuestan por repostar en alta mar porque temen ser cazados en las costas españolas debido al intenso cerco de las fuerzas de seguridad. Una presión que está dando resultados.
Imágenes de película
Cada lancha de alta velocidad de las empleadas en el tráfico de drogas suele tener un depósito de 4.000 litros y, por tanto, disponer de suficiente combustible es crucial para conectar ambas orillas en las rutas de la droga o para escabullirse de las fuerzas de seguridad con maniobras temerarias.
Las imágenes captadas cerca de Coria, a plena luz del día, son propias de película y así lo interpretó un grupo de personas que se encontraba el sábado pasado en orillas del río Guadalquivir. El impacto de la huída, y el despliegue de la Guardia Civil para frustrar los planes de los narcos, sorprendió a los testigos de la persecución como evidencian los comentarios que pueden oírse en la grabación. Esta zona constituye una de las principales puertas de entrada en Europa del hachís que se produce en Marruecos, de ahí el cerco que ha establecido el Instituto Armado, con decenas de operaciones exitosas en los últimos años.