Las pruebas son evidentes. Un delfín aparecido recientemente que se llevó al pudridero apareció días después metros más allá del lugar donde se colocó y con claros signos de desgarros y rodeado de huellas de perros que habían comido parte de su carne. Desde el Museo del Mar denuncian una situación por la que llevan peleando ya desde hace tiempo puesto que el lugar que se les ha dado para poder llevar a cabo la labor que requiere el posterior almacenamiento, exposición e investigación a través de una base de datos de los huesos de los animales que llegan a las costas de la ciudad autónoma. El responsable de la tarea, pudo observar como varios perros, concretamente una madre y varios cachorros, merodeaban por la zona y comían los restos de los animales, “algo que no debería ocurrir si nos permitieran ya el traslado a un lugar digno, vallado en condiciones y con las medidas higiénico sanitarias que requiere esta actividad”. El traslado será pronto según explicaron desde la Fundación Museo del Mar que continúa en conversaciones con los responsables políticos del asunto y el nuevo pudridero se ubicaría en la zona que se convenió con Sanidad Animal, situada al lado de la Planta de Transferencia y donde se estará al lado del servicio de retirada de vísceras y control animal y vigilancia permanente requerido.
Además, desde la Fundación Museo del Mar se pretende llevar a cabo una habilitación del contenedor azul que se encuentra en las inmediaciones para que sirva como almacén de los huesos que no se exponen en el Museo del Mar y una caracola en la que se ubicará una oficina para que el personal de trabajo y el responsable puedan tener un sitio en el que lavarse tras llevar a cabo el trabajo de campo en el pudridero.
Lo de los perros abandonados en el monte no es nuevo. Hace apenas un mes las cinco cabras que había en San Amaro morían atacadas por estos animales y, en alguno de los casos, del susto producido por la llegada de la manada de animales que atacan porque tienen hambre. Un día después se producía el segundo de los ataques, esta vez iba orientado hacia los ciervos. En esta ocasión los agentes del parque se dieron cuenta de la llegada de los animales y pudieron evitar que mataran a los ciervos. Los perros escaparon pero uno de los que formaba la camada, al parecer un cachorro, murió tras ser golpeado por uno de los vigilantes.
El problema de los perros abandonados continúa
En el Monte Hacho sigue habiendo perros abandonados. Responsabilidad de los ciudadanos por adquirirlos y luego dejarlos desamparados o de la Ciudad por permitirlo y no poner remedio, el problema sigue preocupando a los vecinos, algunos de ellos mordidos ya por estos perros sin lamentar daños importantes. Han sido muchas las cartas al director y más aún las denuncias de vecinos del Hacho que apuntaban a la presencia de perros abandonados en el monte, incluso a la detección de camadas al completo con cachorros que iban creciendo y se iban convirtiendo en animales potencialmente peligrosos. A las denuncias se sumó el compromiso del propio consejero de Sanidad, Abdelhakim Abdeselam, que incluso anunció la constitución de una mesa en la que iban a estar presentes representantes de distintos sectores para comenzar una campaña orientada a la localización de estos perros y su posterior retirada del monte para su acogida en la Protectora. Muchas intenciones que los vecinos siguen denunciando como que no dan solución a la problemática porque los perros siguen ahí, tienen hambre y éste, es otro ejemplo.
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