Opinión

El pernicioso veneno del rencor

Es comprensible que unos y otros expresen su indignación por los abusos que, a sus juicios, cometen los adversarios, pero sería más saludable para el funcionamiento democrático que unos y otros examinaran esas reacciones tan “naturales” que, en el fondo, esconden unos gérmenes patógenos parecidos a los que anidan en los “perversos” gritos que se lanzan desde las bancadas de enfrente. No se trata de fomentar un ingenuo buenismo ni una acrítica tolerancia, sino de evitar que, con la mejor intención, unos y otros intenten apagar el fuego con gasolina. Es moralmente reprobable –aunque psicológicamente comprensible- que el motor impulsor de la indignación sea el odio incontenible y el rencor envenenado.
Y lo peor, a mi juicio, es que ese odio venenoso es un virus contagioso que -difícil de controlar e imposible de disimular- a veces lo alimentan los mensajes que, de manera burda o sutil, lanzan quienes profesionalmente deberían colaborar en la construcción de un modelo de ciudadano más digno y de una sociedad más humana. El rencor, como todos sabemos, nubla la vista, ofusca la razón, carcome los sentimientos más nobles, desacredita al sujeto que lo alberga y devora a la sociedad que lo sustenta.
Suele ser el fruto podrido de unos gérmenes que, plantados en una tierra propicia, se han regado con las turbias aguas del resentimiento. Resulta doloroso comprobar cómo los líderes políticos de diferentes signos ideológicos, con la intención de que sean más eficaces sus consignas, cargan sus propuestas e impulsan sus decisiones con la pólvora mortal del rencor, una fuerza que amplía hasta el infinito el diámetro de sus ondas expansivas gracias a las ayudas de los medios de comunicación.
En mi opinión los seres que alimentan el rencor constituyen un peligro para las instituciones en las que están integrados, profanan las causas que defienden y manchan el prestigio de sus respectivas ideologías porque debilitan las razones y los argumentos en los que se apoyan y acrecientan los problemas que pretenden resolver. El rencor es un viento incontrolable que levanta tempestades y hace zozobrar las barcas en la que juntos navegamos. Por eso deberíamos abrir algunas ranuras para evitar que, cuando se supere el nivel de presión, explotemos y que los sentimientos -convertidos en metrallas- salten por los aires e impacten en el rostro de todos los que nos rodean.

Entradas recientes

La entrega de trofeos cierra la 'IV Vuelta al Hacho con Proi'

La 'IV Vuelta al Hacho con Proi' en Ceuta ya tiene a sus ganadores. Tras…

12/05/2024

La Marina Real intercepta a 192 inmigrantes cerca de la costa de Tan-Tan

Durante este fin de semana una patrullera de la Marina Real de Marruecos ha asistido…

12/05/2024

El 'K-Onset' parte hacia Marsella tras reparar la grieta del vertido

El 'K-Onset', el barco turco con bandera de Liberia que el pasado 30 de abril…

12/05/2024

El Ceuta pierde ante el Alcoyano y se queda sin margen de error (3-1)

El Ceuta sucumbió este domingo en uno de los encuentros más importantes de la temporada.…

12/05/2024

Estos son los 29 puestos más difíciles de cubrir en Ceuta

El Servicio de Empleo Público Estatal (SEPE) ha publicado la actualización del catálogo de ocupaciones…

12/05/2024

Isa Contreras no estará en los Juegos Olímpicos de París 2024

No pudo ser y al final la palista de Ceuta Isa Contreras no estará en…

12/05/2024