El periodista español Ignacio Cembrero, que habría sido objetivo del programa Pegasus, considera que este caso significará un antes y un después, "una toma de conciencia por parte de las autoridades mundiales" sobre la gravedad del espionaje electrónico.
En una entrevista telefónica con Efe, argumenta que en la lista de víctimas hay "muchos políticos, incluido el propio presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel”.
Según la investigación publicada en julio pasado por un consorcio de medios internacionales, coordinados por la organización francesa Forbidden Stories, y con apoyo técnico de Amnistía Internacional, los gobiernos de varios países habrían espiado miles de teléfonos celulares, como clientes de la firma tecnológica israelí NSO Group, a la que pertenece Pegasus.
Arabia Saudí, Marruecos, México, Hungría, la India y Azerbaiyán figuran entre los que habrían recurrido a esta práctica.
Cembrero recuerda que él ya fue espiado con anterioridad, en septiembre del 2010, cuando trabajaba para el periódico español El País: “El virus causó unos cuantos problemas a los informáticos del periódico, a los que pedí ayuda para abrir un archivo (en el correo electrónico). Es ahí cuando se dan cuenta de que ese archivo contenía un virus para espiarme”.
En aquel momento, investigaba la rama terrorista de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI).
A mediados del mes de junio pasado, Cembrero sospechaba también sobre la integridad de su móvil y la privacidad de sus conversaciones en Whatsapp.
“El 16 de julio -explica- recibo una llamada de Forbidden Stories, una organización periodística que investiga el tema de Pegasus, y me dice que estoy en la lista de los teléfonos espiados. De todas formas, el 20 de junio, el editorial de un periódico marroquí (Maroc Diplomatique) en el que hablaban de mí reproduce el contenido de alguno de mis mensajes, lo que ya me hizo suponer que estaba siendo vigilado o espiado”, reconoce el periodista español.
Cembrero denuncia una "campaña de desprestigio" contra él porque lo consideran un “elemento molesto para las autoridades de Marruecos”, debido a su conocimiento y opinión crítica sobre el Gobierno de ese país.
Marruecos, por su parte, negó varias veces las "acusaciones infundadas y falsas" sobre su implicación en el uso de Pegasus.
Varios de los espiados supuestamente son periodistas marroquíes condenados en su país por delitos sexuales, según Cembrero.
Este tipo de condenas son "una forma de represión del régimen (marroquí), que dificulta la movilización de las ONG de derechos humanos. Resulta mucho más complicado si el periodista ha sido enviado a la cárcel por delitos sexuales y no por sus escritos", afirma Cembrero.
A pesar de todo, el periodista español nunca ha sentido que su vida corriera algún tipo de peligro: "Aunque en 2014 recibí una amenaza de muerte, pienso que se trata de vigilarme y de presionarme, de hacer que tire la toalla".
En España, afirma, recibe muchas muestras de solidaridad y propuestas de ayuda, como de la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) y la Asociación de la Prensa en Madrid.
El gobierno de Israel, más concretamente el Ministerio de Defensa, concedió a la empresa creadora de Pegasus la licencia para poder vender este producto fuera del país.
Sin embargo, Amnistía Internacional ha pedido la "suspensión inmediata de la exportación, venta y uso de tecnología de vigilancia hasta que se establezca un marco regulador que respete los derechos humanos".
"Teóricamente venden ese producto solo para la lucha antiterrorista y contra el narcotráfico y no para otros tipos de usos -según Cembrero-, y resulta que es evidente que desde México hasta Arabia Saudí pasando por Marruecos, el programa ha sido utilizado para tareas que nada tienen que ver con el narcotráfico ni con la lucha contra el terrorismo".
El periodista interpuso una denuncia a finales de julio ante la Fiscalía General del Estado de España para investigar quién es el responsable en este caso del espionaje que ha sido aceptada.
Por parte del Gobierno de España, el periodista destaca la indiferencia de las autoridades: "No hay la más mínima ayuda o asesoramiento. Puedo constatar que la autoridad pública ocupada de la seguridad ha propuesto a algunos periodistas analizar su móvil para comprobar si tenían Pegasus".
Cembrero es uno de los periodistas sumados a la denuncia judicial de RSF en Francia contra la empresa israelí NSO Group.
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