Pereiro, Noah y el dopaje

El ex tenista francés Yannick Noah afirmó hace unos días que el dopaje en España estaba orquestado, que todas las influencias estaban bien hiladas a todos los niveles con el objetivo de dispersar cualquier duda relacionada con el dopaje que afectara a deportistas españoles. Por supuesto, siendo francés y teniendo un pasado manchado por multitud de habladurías, en especial las que se refieren a su paso por el Roland Garros del año 1983 que ganó, las respuestas no han tardado en llegar, aunque desgraciadamente pecando del mismo atrevimiento que lució Noah: acusar sin tener ninguna prueba sólida. Incluso algunos medios deportivos españoles, en un gesto vano, han removido las oscuridades de la vida profesional del francés en busca de declaraciones que reabrieran las heridas, pese a que no tuvieran validez auténtica, como es el caso del ex juez de línea Milan Serban, que ahora habla de ojos inyectados en sangre en los cuartos de final que enfrentó a Noah contra Ivan Lendl en dicha cita, cuando no lo denunció con rotundidad en su debido momento.
Fue tan encarnizado el ataque, merecido o no, contra Noah, que extraña el buen recibimiento de los medios españoles a las declaraciones de Óscar Pereiro, campeón del Tour de Francia 2006 por la descalificación del estadounidense Floyd Landis por positivo. Aquel apuntó, también hace unos días, lo inusual del desarrollo de la Operación Puerto, que pasó de considerar sospechosos a unos trescientos y pico deportistas para unas horas después contemplar una cantidad mucho inferior, pero esta vez la inmensa mayoría, por no decir todos, resultaron ser ciclistas. Particular devenir sobre todo porque algunas bolsas de sangre incautadas en dicha operación llevaban la etiqueta de “Campeonato de Europa”, inexistente en el ciclismo. A esta exposición de Pereiro, si bien tenía como objetivo evidenciar la injusticia que sufre el ciclismo, que actualmente es el saco de boxeo que recibe todos los golpes, bien se le podría aplicar buena parte del punto de vista de Yannick Noah, dado que se está haciendo referencia, directa o indirectamente, a un problema de mayores dimensiones, en la práctica parecido a lo que ha comentado el francés.
Las palabras del ex ciclista han divagado, sin afirmarlo, acerca del singular proceder de la Operación Puerto, del cual se han encargado y se encargan las instituciones legítimas de este país, con la importancia que tendría una irregularidad de esta gravedad en ellas. Sin embargo, la prensa española ha querido observar las declaraciones de Óscar Pereiro a través del prisma de la persecución que sufre el ciclismo, y ha dejado pasar el descenso de sospechosos en tan solo horas hasta reducirlos a ciclistas y la contradictoria aparición de las bolsas del “Campeonato de Europa” incompatible con el ciclismo que comentó aquel.
Por desgracia, ni la ambigüedad de Pereiro ni el radicalismo de Noah han servido para que la prensa española lleve a cabo la profunda autocrítica que demanda la evidencia, partiendo de que el propio sistema no suele estar dispuesto a reordenarse por sí mismo. No puede negarse que existen dudas, razonables o no, acerca de ciertos procedimientos relacionados con el deporte español y su equidad. No es un problema del ciclismo, ni del tenis, ni del atletismo, ni del fútbol, ni del deporte en general, es, en todo caso, responsabilidad de las instituciones que se encargaban de resolver estos peliagudos casos, que o bien no actúan como deben o no informan con el detalle que debieran. Si existe un notable malestar creado alrededor de las aparentes incongruencias de ciertos procedimientos nada mejor que, mediante los medios, explicar con el detalle necesario su razón de ser. Si los responsables continúan impasibles, dejando que la bola continúe haciéndose más grande cada día con justificación o sin ella, preparémonos para el día en que rebase su límite y reviente.