Sólo quieren jugar, pero a estos cachorros la vida les ha deparado otra realidad: la del abandono. Ahora viven en la Protectora a la espera de un hogar
Apenas han comenzado a vivir y sus pequeños cuerpos ya han sufrido la cruda realidad del abandono. Como trapos sucios son arrojados en contenedores o en un rincón de la calle, donde sus posibilidades de supervivencia son mínimas. Ha sido el caso del último de los abandonos, una camada de diez cachorros de apenas días de vida (en sus cuerpos aún quedaban restos del cordón umbilical con el que estaban unidos a su madre) que uno de los voluntarios encontró en una caja al lado de un contenedor, de noche y bajo un intenso frío que limitaba al mínimo sus posibilidades de sobrevivir. Afortunadamente los milagros existen y éstos han llegado en forma de voluntarios. Los diez cachorros ya se encuentran en varias casas de acogida donde ahora empieza para ellos una carrera por la supervivencia.
El abandono de cachorros es una constante desde hace unos meses. En total son 21 los pequeños que han vivido esta cruda realidad. “Esto va por rachas, pero como estas últimas semanas no recuerdo tantos cachorros y tan pequeños: desde días de vida hasta los cuatro meses. Siempre suele haber, pero ahora ha sido una avalancha”, se lamenta el presidente de la Protectora de animales, Javier Blanco.
El responsable de la entidad achaca esta situación al hecho de que aún hay muchos propietarios de animales que no los esterilizan. “Puede que hayan tenido un descuido, el animal se haya escapado y ha regresado preñada. Al no poder hacerse cargo de los cachorros los dejan donde pueden, pero esta persona ha actuado mal porque eso puede pasar, pero los puede traer a la Protectora y los hubiéramos atendido. Hay formas mejores de hacer las cosas”.
Los pequeños luchan ahora por su vida, pero la situación de su madre también puede derivar en un trágico desenlace. “Al quitarle los cachorros con tan corta edad, la propia perrita aún tiene leche y puede sufrir una enfermedad. Al menos podrían dejarles a los perritos para que la madre los estimule hasta puedan comer solos”, comenta Blanco. Esto es cuestión de un mes y medio aproximadamente. “Ya estarían fuera de peligro y es más fácil para ellos la supervivencia. Quitárselos a su madre con solo unos días es un riesgo tanto para la madre como para los bebés”.
Con esta saturación, los escasos voluntarios de la Protectora se ven desbordados para atender a los pequeños que requieren numerosas atenciones para sobrevivir. “Al no tener a su madre dependen de nosotros para todo, la comida cada pocas horas, la estimulación que es imprescindible y la única solución es buscar acogida o adopción porque aquí sería muy difícil su supervivencia”.
El caso de Airon es especialmente dramático. Con apenas dos meses, fue encontrado en la calle arrastrando desesperadamente sus dos patas traseras, paralizadas por una deformidad de columna y rodillas. Ello le ha producido heridas abrasivas en las patas, aunque Airon solo parece entender una cosa: la ganas de vivir y de jugar con el resto de animales acogidos en la Protectora. Ahora buscan un hogar para él. Quizá pocos quieran la responsabilidad de un animal limitado en sus movimientos pero sus ojos siguen pidiendo a gritos a alguien que le quiera y le ofrezca el cariño que un día le negaron, quizá debido a su dolencia.
Pero si dramática es la situación de los perros, no lo es menos el de las gatas que son arrojadas a la calle con sus pequeñas crías. Asustadas e indefensas, sus tristes miradas son el resumen de una vida que ya pasó porque un día la naturaleza las hizo madres. Ahora, todos ellos esperan ser elegidos por una familia para dejar atrás su terrible experiencia de abandono y olvido.