En los grupos que merodean el Puerto, hay menores que son usados en los robos y como señuelo para frenar a los camiones mientras que el resto se oculta en el vehículo.
Entre los ‘moradores’ de las escolleras que se encontraban este viernes sobre las 16:00 en la ampliación de Poniente, destacaba un menor con una sudadera roja acompañado de una decena de adultos. Pero, ¿quién es ese niño que debería estar en un centro de menores en vez de intentando colarse en un camión o barco rumbo a la península?
Según pudo conocer este periódico, se trata de un marroquí que merodea las instalaciones portuarias y es utilizado por sus acompañantes para cometer robos. Uno de los camioneros que padece el acoso de los indocumentados aseguró que, en alguna ocasión, se pone en mitad de la carretera con el fin de forzar que pare, mientras el resto de adultos busca cobijo en el vehículo. Se le usa de ‘señuelo’.
La Policía Nacional, en coordinación con la Guardia Civil y la Policía Portuaria, intervinieron este viernes sobre las 15:30 en el Muelle de la Puntilla tras recibir las llamadas de auxilio por parte de los camioneros. Este pequeño estaba en el grupo que bajó del muro por el que corren las tuberías que suministran combustible y agua a los barcos. Con el resto de hombres, caminó hasta sentarse bajo una torre de vigilancia de la ampliación de Poniente a la que, recientemente, robaron la escalera de acceso.
Ningún policía nacional activó, aparentemente, el protocolo ante la detección de este menor extranjero no acompañado (MENA), el cual consiste en la identificación del niño; proceder a reseñarlo y comprobar si su huella dactilar ya figura en los ficheros policiales y se encuentra alojado en un centro del Área de Menores de la Ciudad Autónoma.
El Grupo de Menores del Cuerpo Nacional (GRUME) debe realizar una entrevista al interceptado antes de ser entregado a las autoridades competentes, las cuales le tutelarán e ingresarán en sus instalaciones.
Aunque el departamento correspondiente del Gobierno autonómico garantiza que el pequeño estará acogido en las mejores condiciones, la experiencia evidencia que los residentes en el Centro de Realojo Temporal para Colectivos Vulnerables de ‘La Esperanza’ son más propicios a la huída. Las fugas, cuando son registradas por el personal de Menores, son inmediatamente notificadas a la Policía Nacional ya que este Cuerpo, al encontrar al ‘fugitivo’, lo devolverá al centro donde se aloja, que no es internamiento, con lo que la puerta a la escapada puede abrirse ante sus ojos en cualquier momento.
El pequeño aspirante a polizón de la sudadera roja es solo uno de los menores que pulula por las instalaciones portuarias siguiendo el ejemplo de adultos argelinos y marroquíes. Su relación con los extranjeros adultos es una incógnita, aunque el ambiente de clandestinidad en el que se mueven inducen a concluir que no es ‘hogar’ para un niño y queda más expuesto a prácticas impropias para su edad o que son censurables como el consumo de drogas y la delincuencia.
La Policía Nacional advirtió a finales de marzo de las ya “numerosas ocasiones” en las que se ha topado con “menores que deberían estar alojados” en el centro ‘La Esperanza’ y que terminan siendo “identificados y detenidos a altas horas de la madrugada, vagando por las calles de nuestra ciudad”. ¿Qué soluciones puede haber? Fuentes de toda solvencia consultadas por este medio apuntan a que esta pasaría porque trabajadores sociales se movieran por el lugar e intentaran convencerlos para someterse a un control por parte de Menores. Una solución difícil de aceptar.