Sí, sí, como lo leen. Pensamiento único. Eso es lo que hay que tener en esta ciudad si no quieres que se te someta a un linchamiento público por parte de los grupos de poder. Lo hemos vivido en la misma inauguración de la Manzana del Revellín. ¡A ver quién era el guapo que decía que no le gustaba el auditorio, la plaza, la marca Siza!, ¡a ver quién era el listo que se atrevía, después del concierto de Inma Shara, a criticarlo!... lagarto, lagarto... está prohibido. Pero esto no sólo pasa con la Manzana. Lo pueden extrapolar a distintos ámbitos de la vida. La belleza de Ceuta, la seguridad, la limpieza... son conceptos sobre los que no cabe más que una valoración, una apreciación positiva. Lo contrario se equipara a ir contra los intereses de Ceuta. Si llevas la contraria al pensamiento único te arriesgas a que te saquen la bandera de España, te tilden de promarroquí y hasta consideren que repudias a esta tierra. Así se va dando forma a una manera de pensar, lo que yo denomino ‘pensamiento caballa’, que es algo así como el ‘Vivas style’ para el Partido Popular, pero a lo grande. Cuestionar ese pensamiento caballa es buscarte enemigos y buscarse enemigos es cerrarse puertas y cerrarse puertas es enfrentarse a la imposibilidad de optar a un concurso público de esos que se adjudican por oposición aunque curiosamente saquen la plaza los que gozan de apellido pero no de preparación.
En torno a ese pensamiento se cierran filas y se crean proteccionismos hasta el punto de dar lugar a situaciones esperpénticas como las que viven aquellos que por ir contra la corriente quedan aislados.
Y ahora les pregunto a ustedes ¿cómo quieren vivir? Hay dos opciones: defendiendo lo que uno piense aunque para ello haya que aceptar ser apartado del pensamiento único, o unirse a la causa y vivir con ese ‘borreguismo mental’ que no sirve más que para secundar lo que dice la torre alta que nos guía. En pleno siglo XXI hay cosas que no cambian, hay situaciones y bloqueos que persisten, pero hay formas de protestar porque no siempre lo que hemos conocido es lo bueno. Y les confieso, no me gusta la Manzana, ni me gusta la obra de don Álvaro Siza... creo que ahora tendré que ver a Curro para confesarme. ¿Sobreviviré?