Inconformista, siempre sopesando a la hora de tomar decisiones. Pedro Mateos (Ceuta, 2001) está envuelto en su juventud, ese divino tesoro parecido a una montaña rusa emocional. Transgresor e innovando dentro del arte, aunque duda de si calificarse o no “artista” por el momento. Quizás, mejor ir despacio y con buena letra. Pero a los hecho hay que remitirse porque en sus cuentas de Instagram capta la atención de los usuarios por sus publicaciones donde se aprecian cabellos pintados y con formas variopintas. Igual, aparece una telaraña que un escorpión o unos lunares como si se tratase de un traje de flamenca. La cabeza se convierte en ese lienzo donde volcar ese arte que lleva dentro y que cada vez está profesionalizando más. Pero no solo se queda con esta faceta, sino que también pinta cuadros y canta. Sin duda, un caballa polifacético que quiere comerse y beber el mundo con su estilo. Eso sí, este joven ya tiene la vista puesta en septiembre cuando comenzará el grado superior de Estilismo de Moda en Madrid, ciudad en la que vive desde el pasado 2019.
–Lo primero de todo, ¿quién es Pedro Mateos?
–Diríamos que soy un niño con muchas dudas sobre todo lo que le rodea. Me catalogaría como un artista, pero tampoco lo tengo muy claro (ríe). Soy un tío que ha aprendido a desahogarse a través de la escritura, pintando y cantando.
–Pinta cabezas, hace cuadros; pero, también cantas.
–Sí. Ahora he comenzado con la música, pese a que solo tenga dos canciones. La primera es una colaboración con Ali Abellán, ‘SOS’ y la segunda, ya en solitario, ‘Para’ y que la saqué a principios de este verano. De todos modos, ya tengo algunos proyectos de cara a un futuro cercano.
–¿Cuándo nace su interés y se adentra en cuerpo y alma en el mundo del arte?
–Creo que llevo dentro desde siempre por mi familia. Mi padre, Alberto Mateos, es músico, profesor en el Instituto Siete Colinas de Ceuta y en su juventud estuvo vinculado al mundo de las chirigotas y comparsas. Mi madre no se dedica como él, pero ella es artista de sus cosas. Realmente, creo que llevo desde pequeño.
"Gracias a la ayuda psicológica, pude superar mi etapa en la que me encontraba demasiado triste"
–En su caso, estudió el Bachillerato de Artes en la Escuela de Arte de la ciudad autónoma. Después de acabar este ciclo académico, decides marchar a Madrid.
–Así es. Me vine a Madrid para estudiar el grado de Diseño de Moda justo el curso en el que se produce el Estado de Alarma por la Covid-19. Este virus lo estropeó todo porque durante el confinamiento tuve una crisis personal, que hizo que dejar los estudios.
–¿Qué le ocurrió durante esa recisión emocional?
–El quedarme encerrado no me vino nada bien a nivel psicológico. Era mucho tiempo pensando, me replantee todo, no disfrutaba de la carrera de Diseño. No me encontraba bien, no le cogía gusto a nada, lo pasé muy mal.
–¿Resultó ser buena decisión el dejar la carrera?
–Hay días en los que pienso que sí, pero otros me arrepiento durante las 24 horas del día. Pero, si no la hubiese deja, no estaría haciendo lo de los pelos.
–Deja Diseño de Moda, ¿qué ocurre después?
–Después cometí el grave error de meterme en Periodismo. Evidentemente, fui consciente de que no era lo mío. No me veía dedicándome el resto de mi vida, por lo que me desmatriculé.
–Y de oca en oca, ¿qué haces entonces?
–Me encontré perdido. No hubo nada que me levantara el ánimo, estaba bastante triste. Pasé por una etapa complicada porque todo este periodo de pandemia me hizo concebir que no valía para nada. Gracias a la ayuda psicológica tiré adelante y decidí tomarme un tiempo sabático. Bueno, si se le puede llamar así porque estuve trabajando en tiendas de Madrid.
–Esa ayuda surtió efecto y fue a partir de entonces cuando nace su afición por los dibujos.
–Diríamos que sí. A mí ya me gustaba hacerme cosas en el pelo, como pintármelo de azul o blanco. Todo comenzó en el verano de 2020, año en el que dejé la carrera de Diseño y empiezo a ver por Internet a estadounidenses que se hacían formas en la cabeza. Lo que veía, lo empecé a experimentar, a los mando de mi amiga Sofía. Ella sabe algo de peluquería y, mientras me lo hacía, yo le indicaba los pasos. Esta vez me hice unos corazones y tuvo su repercusión cuando lo subí a las redes sociales. Parece que gustó bastante.
–Comprobó que tuvo éxito, no dudó y consideraste que esto era lo tuyo.
–Sí, empecé a publicitar cada vez más para que la gente me conociera con vista a ofrecer mi servicio.
–Los primeros pasos fue sobre tu cabeza, pero luego pasó a tener tus clientes.
–Claro, ya comencé a formarme por mi cuenta, aunque no tenga ninguna titulación oficial de peluquería. Solo acarreo la experiencia y las prácticas que he hecho con las personas que me han brindado su confianza.
–¿Quiénes?
–Por el hecho de ser algo así de atrevido y diferente, me han venido artistas.
-¿Por ejemplo?
–Marc Seguí, para la canción de ‘Tiroteo’ y otra que lanzó junto a Don Patricio que se llamaba ‘Malas Yerbas’. También, al tiktoker Marshal y a Sam Vázquez, bailarín en Operación Triunfo y ahora forma parte del equipo de Rosalía en sus conciertos.
"Me decanto por el estilo ‘Flow 2000’, parece que los dos mil han llegado de nuevo y pisando fuerte"
–En la cuenta de Instagram (@pedrarroba) se pueden ver estilos con la bandera del Orgullo, corazones, una telaraña, un escorpión o animal print. ¿Qué otros dibujos has hecho en todo este tiempo?
–Animal print es lo que más he hecho, pero también flores o topos. A mí se me dice el tipo, me lanzo con lo que se me pida.
–¿Hay alguna forma que se le resista?
–Sobretodo, el color. Es verdad que los he hecho, pero en su mayoría blanco y negro.
–Por lo que comentas, cada vez está profesionalizando esta afición, la del Hair Tattoo.
–Sí, cada vez estoy invirtiendo más para hacerlo todo mucho mejor.
–Pinta cabezas, pero también derrocha arte con los cuadros. ¿Cuándo comenzó a desarrollar esta faceta?
–Primero fue los pelos y luego los cuadros en este 2022. Y todo ocurre porque me encontré un tablón de madera en la calle, lo cogí y me lo llevé al piso, donde mi compañera tenía unas pinturas en su cuarto. Las usé y cuando subí una foto en las redes, tuve la suerte de que a la gente le gustó. Incluso, los hubo quienes me pidieron precio.
–¿Cómo define sus trabajos?
–Mi idea parte del arte callejero porque uso elementos que te puedes encontrar en las puertas de los cuartos de baño de un instituto, en un diario o en las persianas metálicas de un establecimiento. Son mensajes naif y que carecen de un mensaje amplio.
–¿Y por qué el amor?
–Porque me pilló en un momento donde estaba conociendo ese lado más personal mío. Una sensación que no había experimentado antes del amor. Mi obra es un desarrollo de mis experiencias vividas, incluso muestro parte de aquellas cosas con las que me he quedado las ganas de vivir. Mis pensamientos intrusivos.
–¿Está infravalorado el arte callejero?
–Creo que sí. O sea, mal visto. Entiendo que en ocasiones, esta manera de expresar el arte resulte de mal gusto. En el sentido de que tu tienes una casa y de buenas a primeras te la pintan. Eso me parece una putada. Pero aún así, considero ese dibujo de mierda como una obra de arte porque al final esto lo ha hecho una persona de manera efímera, mostrando una parte de sus sentimientos y que lleva por dentro.
–¿Expectativas de futuro?
–A corto plazo, sacarme el grado superior de Estilismo de Moda que empiezo en septiembre. Vuelvo a la moda y creo que lo podré enlazar con los pelos, la música y pintura. Pero el objetivo principal es sacarme los estudios. A medio plazo no lo sé, no tengo ni idea de qué haré mañana (ríe). Y a largo plazo, quisiera crear una estética general y que mi trabajo sea alrededor de esa marca que viene de mi mundo.
-¿Te defines con algún estilo?
–No creo que tenga uno en concreto, pero ahora me decanto por el ‘Flow2000’, los dos mil parece que han llegado de nuevo y pisando fuerte. Pero ahora te digo este y mañana quizás me decante por otro.
–De todo lo que hemos hablado y más con su caso, ¿considera que es difícil ser joven?
–La juventud es una etapa complicada. No es tanto el serlo, sino más enfocado a la hora de tomar decisiones de futuro. Es duro ser una persona joven y que te quieras dedicar al arte. Y más cuando estos estudios están escasos de salidas profesionales. Poco a poco, parece que hay más oportunidades.
–¿Echa de menos a Ceuta?
–Hay días en las que sí y otras no. Es un poco triste que te quedes toda una vida en la ciudad, cuando. También depende de la persona porque las hay que se meten, por decir algo, en una caja de cartón con un váter, comida, una cama y es feliz. En mi caso, tengo que estar en contacto con la gente y en la calle. En Ceuta me quedo limitado, al igual que sucede con el ocio nocturno que deja mucho que desear. La ciudad no nos tiene en cuenta y lo corroboro porque estuve este verano y comprobé que no había nada que hacer.
–¿Se ve viviendo en un futuro en Ceuta ?
–No, no estoy hecho para vivir en un sitio pequeño. Me quiero dedicar al arte y creo que en mi ciudad no tendría las mismas oportunidades que en otros puntos de la Península. Eso sí, bajo de vez en cuando para ver a la familia y amigos.
La selección nacional de Marruecos Sub-17 ha conseguido clasificarse para la fase final de la…
La Navidad en Ceuta ya ha arrancado por todo lo alto con el acto oficial…
El Camoens da la cara ante el filial del Melilla Torreblanca, pero no consigue puntuar…
La Unión África Ceutí no levanta cabeza y son cuatro derrotas consecutivas las que acumula…
Ceuta ha recibido con los brazos abiertos la Navidad. Este sábado se ha llevado a…
El Ceuta B encaraba la jornada 12 de la liga ante el líder Puente Genil…