Categorías: Carta al director

Patella ferrigomea y comentarios de Septem Nostra inapropiados. Réplica abierta a Óscar Ocaña

En relación con la nota de prensa suscrita por Septem Nostra, aparecida en el Diario El Faro el pasado 19/02/2011, titulada “Patella ferruginea y propuestas inapropiadas” debo replicar, en nombre de todos los científicos aludidos en la misma, lo siguiente: En primer lugar, me dirijo directamente a don Óscar Ocaña (probablemente el único o principal mentor de la nota antes referida) que consciente del efecto “boomerang” que para él pudiera tener su estólido y lamentable comunicado, rehúsa del protagonismo que tanto le agrada exhibir en los medios, ocultando la identidad bajo el paraguas de Septem Nostra.
En segundo lugar, Sr. Ocaña, las Microrreservas Marinas Artificiales, promovidas por investigadores del Laboratorio de Biología Marina de la Universidad de Sevilla, no constituyen una frivolidad, sino que han sido sólidamente argumentadas y publicadas (como propuesta de nueva figura de protección) en la revista científica internacional Marine Ecology (2010), después de su pertinente debate y defensa en el ámbito de la misma. Pero, por lo que se aprecia, usted lo desconoce.
En tercer lugar, la base científica de nuestra propuesta se sustenta en un arduo, extenso y silente trabajo de investigación desarrollado fundamentalmente en el litoral ceutí,  publicado a su vez en revistas científicas de prestigio donde los controles de calidad son muy estrictos, todo ello en aras de contribuir a proteger y “reflotar” la especie Patella ferruginea, considerada en peligro de extinción.
En cuarto lugar, Sr. Ocaña, si usted se precia de ser científico, debe dedicar tiempo a investigar para demostrar lo “inapropiadas” que son nuestras propuestas, y a conseguir que sus argumentos le sean reconocidos en una selectiva revista científica en la que sus evaluadores le otorguen la venia. Si supera esta línea de corte, habrá encontrado el camino correcto de la legítima discrepancia científica, lo que no obsta para que, con posterioridad, pudiera difundir en prensa los resultados. Usted demuestra un clamoroso déficit de conocimiento sobre la cuestión, pero a cambio se regodea del ”chascarrillo generalizado  que gobernó durante un tiempo en el ámbito ecologista al conocerse la opinión de Septem Nostra (sobre nuestra propuesta, claro)”, lamentable frase que  le retrata.
En quinto lugar, para no eludir el tema de fondo, nuestras propuestas van en la línea de promover  “Microrreservas Marinas Artificiales” como nueva figura de protección, con el fin de crear una futura red de ellas, y no de proponer sólo una en el interior del puerto, la cual, por otra parte, estaría justificada porque dentro de aquél, para su información, hay en torno a 4000 efectivos de Patella ferruginea  (¡cuatro veces más que los censados en toda la península Ibérica, apenas un millar!);  en total,  en el puerto de Ceuta, hay más de 14.000 ejemplares (establecidos sobre sus diques y escolleras de forma natural), esto es –por seguir con la comparativa- más de catorce veces la totalidad de los censados en la península Ibérica. Por tanto, el puerto de Ceuta es único en el mundo por la explicitada peculiaridad biológica y por actuar, de facto,  como una reserva artificial de la especie. El gran reto de tan colosal paradigma, sin parangón a nivel mundial, es que tal puerto debe gestionarse adecuadamente en el futuro teniendo como telón de fondo la salvaguarda y protección de aquélla. Tal objetivo  implica, pues, que este enclave pueda seguir desarrollando las actividades que le son inherentes a la vez que  convertir la presencia masiva de la especie protegida en un “activo ecológico, ambiental y social” (y no asumir con ella un eterno y recurrente problema). Una de las posibles vías de salida a este tipo de casos la constituyen, a nuestro modo de ver, las Microrreservas Marinas Artificiales.
En sexto lugar, Patella ferruginea es una buena indicadora de calidad ambiental de las aguas, y, en el puerto de Ceuta, hay zonas de diferente perfil en tal sentido: peores las más embolsadas, mejores las más próximas al corredor hidrodinámico existente entre La Bocana y el Foso, en torno al cual se ubican los aproximadamente 4000 ejemplares antes mencionados. Por tanto, Sr. Ocaña, ha pretendido torticeramente mezclarlo todo –aguas fecales incluidas-, evitando realizar la expresada distinción con la finalidad de trasladar a la opinión pública y a otras asociaciones ecologistas que nuestra propuesta de combinar “interior del puerto”, “reserva”, “contaminación” y “Patella ferruginea” no hay por donde cogerla.
En séptimo lugar, Sr. Ocaña, en su comunicado nos acusa de “pedir siempre fondos a la ciudad en lugar de traerlos a ella”, lo que, aparte de constituir flagrante salida de tono en relación a la temática principal de su comunicado, es falso porque buena parte de nuestras investigaciones en la Ciudad se han financiado con fondos externos. Como contrapunto, debo significarle que de lo que nos acusa constituye su práctica habitual, con el agravante de agitar mediáticamente sus reivindicaciones cuando éstas no se ven satisfechas.  Usted pretende desvirtuar la imagen de nuestro equipo  ante la opinión pública de Ceuta (y sus instituciones), donde hemos trabajado con intensidad, aplomo y sacrificio desde 1986, como pueden acreditar las publicaciones científicas internacionales depositadas en  la biblioteca del IEC y que cualquier ceutí puede consultar (incluso obtener los archivos pdf de las mismas). En tal biblioteca, desearía poder encontrar, sobre Patella ferruginea, un sólo trabajo de investigación firmado por usted, en revista científica solvente, que avale su trayectoria en este tema, y, lo que es más importante, que conceda un mínimo crédito a cuanto  ha defendido en su artículo periodístico. Tras lo expuesto, calificar nuestra propuesta de “decadente” con los argumentos que usted utiliza y el desconcertante nivel de ignorancia que sobre la cuestión exhibe, también le retrata.
En octavo lugar, Sr. Ocaña, en alusión al “circo burocrático” al que hace referencia,  ¿no le traicionó el subconsciente con el habitual “circo mediático” que usted genera en derredor? Y respecto a tildarme de “feroz vocero en vuestra contra”, la expresión no merece mayor comentario salvo matizarle que usted ya se basta en solitario, con sus  declaraciones, para ponerse ferozmente en contra de sí mismo. Sobre el particular, debo recordarle su tradicional incontinencia verbal en diversos medios de comunicación (incluyendo TV local) contra el Laboratorio de Biología Marina de la US, lo que contrasta con nuestra prudencia al respecto, siendo ésta la primera vez que, por alusión directa y después de muchos años soportando sus continuas descalificaciones, decido abiertamente dirigirme a la prensa para ejercer mi derecho a réplica y, de paso, disipar públicamente dudas sobre su habitual y lamentable proceder.
En noveno lugar,  Sr. Ocaña, el autobombo que una vez más se concede en los medios, en un documento forjado para intentar echar por tierra las iniciativas profesionales de otros a la vez que para destacar las bondades del “entramado” del que usted forma parte (o más bien, que usted ha creado ad hoc y del que escribiré con denuedo tan pronto considere que lo exigen las circunstancias), desvela muy a las claras su penosa estrategia la cual, a la “inteligencia social” -que usted menciona- de la ciudad, ya no puede sorprender. En efecto, su referencia explícita a filantropismo y altruismo, y expresiones como que “os sentís deudores de la sociedad y alejados de la vulgaridad”, que “formáis parte de un entramado que pretende servir a la inteligencia social de la ciudad” y “el esfuerzo por colaborar con el Museo del Mar que se llena de contenido con vuestro trabajo diario”, son algunos ejemplos. Por favor, no venda más humo, aplíquese de una vez y deje trabajar a los demás.
En décimo y último lugar, a modo de síntesis, Sr. Ocaña, quede claro que los argumentos por los cuales respaldamos nuestras propuestas son científicos y comprobables (con independencia, obviamente, de que puedan ser discutibles). Pero los suyos, con los cuales pretende rebatirlas y descalificarlas, son completamente acientíficos, de una vulgaridad extrema y carentes del menor rigor expositivo reflejando, además, un palmario desconocimiento de lo que hay escrito sobre el tema en la literatura especializada.

José Carlos García Gómez
Catedrático y Director del Laboratorio de Biología Marina de la Universidad de Sevilla

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