Es el tercer nadador que rescata in extremis el Servicio Marítimo de la
Guardia Civil. A riesgo de perder la vida, un joven marroquí optó por colar 13 kilos de
hachís ocultos en una mochila, nadando como
motor humano para entrar en Ceuta. A cambio recibiría un dinero por el pase de drogas. Terminó en el hospital, a donde lo tuvo que trasladar una ambulancia. Después le espera la cárcel hasta que se celebre juicio por su relación con un delito contra la salud pública por el que le pueden condenar a entre 3 y 4 años de prisión.
El negocio de los motores humanos tiene esto: que colocan su vida sobre una frágil línea con tal de conseguir entrar en Ceuta y, de paso, hacerlo obteniendo una mínima ganancia que es la comisión que perciben por guiar los bultos de hachís que les entregan. Saben lo que hacen y saben perfectamente lo que contiene el bulto, es un riesgo al que se exponen en un momento de cierre de fronteras que dejó sin trabajo y sin inyección económica a todos aquellos marroquíes que vivían del contrabando.
Más de media docena de motores humanos cumple condena por tráfico de drogas
En la prisión de Mendizábal han ingresado en estos dos últimos meses hasta media docena de marroquíes, todos condenados a más de tres años por hacer lo mismo: arrojarse al mar con hachís siguiendo una técnica que, en casos más sofisticados, viene acompañada del empleo de motores submarinos para hacer los trayectos más rápidos.
Las redes dedicadas al tráfico de estupefacientes tienen claro que el hachís tiene que llegar y a las rutas de las planeadoras se suma la utilización de estas personas que se exponen a todo, incluso a hasta perder su propia vida con tal de colarse en Ceuta disponiendo de algo de dinero para, después, intentar la escapada a la Península.
En la tarde de ayer volvieron a repetirse las escenas de presión en el mar, aunque en esta ocasión fueron los agentes marroquíes los que, a bordo de una embarcación, salieron al rescate de varias personas que se habían arrojado al agua con la intención de alcanzar este lado a pesar del temporal que seguía teniendo fuerza.