La Navidad, sobre todo, se siente. Pero también se huele, se come, se escucha, se ve y se toca. Los tradicionales puestos navideños que anuncian la llegada de las fiestas levantaron ayer, pese a las condiciones meteorológicas, sus persianas y permanecerán al pie del cañón hasta enero con la despedida de las fiestas. Unos 20 ‘stands’ con un amplio abanico de posibilidades para regalar, agasajar y compartir. Pero también dulces, bebidas o confituras se alternan en los expositores con hermosas piezas de artesanos. Tampoco faltan las piezas de bisutería o vidrio para que el brindis tenga un sonido especial.
Los expositores permanecerán abiertos al público hasta el 8 de enero y el horario de apertura será de 10.00 a 22.00 horas de lunes a domingo, con algunas excepciones los días 24 y 31 que sólo abrirán hasta el medio día, así como 25 y 1 donde se ha establecido la apertura voluntaria.
Aunque la inauguración oficial fue ayer, aquellos que han paseado por la Marina los últimos días ya se pudieron dejar llevar por los villancicos, la purpurina y los típicos gorros rojos y en ese camino comenzar las compras, ya que algunos puestos aprovecharon la última tendencia de adelantar las fiestas para unirse a ella. Llegados de todos los puntos cardinales, y no sólo de la geografía española, los vendedores esperan sacar ‘tajada’ de estas fiestas y con ello reponer unos meses que consideran flojos. De Perú, Marruecos, Sevilla, Alicante y por supuesto los locales, han puesto este año sus miras comerciales en nuestra ciudad, donde esperan hacer de la Navidad no sólo una época de luz, color, alegría y fraternidad. Estos comerciantes viven de este tipo de festividades y su alegría depende de nuestras ansias por las compras.
Pero si algo caracteriza a la Navidad es el derroche, las comidas previas a la misma y durante, regalos a doquier y por supuesto esos ‘caprichitos’ que nos dejamos caer “porque es Navidad”. Pero ello no quita que haya que atarse el cinturón en la medida de lo posible, y este año los artesanos y comerciantes tienen una solución hecha a media: los productos de siempre y algunos nuevos a un precio para todos los bolsillos. Desde 1 euro se pueden encontrar productos comestibles, textiles o artesanía, y hasta 20 euros máximo, es el precio que tienen algunos juguetes.
En las típicas casetas blancas que todos los años nos acompañan, los ceutíes podrán comenzar su andadura por ellas con una ruta gastronómica donde adquirir los productos típicos de la época que acontece: dulces navideños de diferentes lugares, turrones variados o el típico algodón de azúcar. La andadura prosigue por los expositores de compras donde toparán con artesanía de madera, cuero, metal o vidrio con grabados e ilustraciones, entre ellos pulseras, collares y bisutería varia. El textil no varía y para los que estén faltos de abrigo tendrán para elegir entre una amplia gama de bufandas, gorros, pañuelos o guantes, así como ‘stands’ con ropa y calzado. No podían faltan los juguetes: peluches, muñecas, coches o dinosaurios, los tiempos cambiarán pero los gustos de los más pequeños permanecen intactos. Estos y otros muchos ya están esperando para formar parte de los hogares de muchos ceutíes.
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