Pasen al Universo Robres

Dueño de un talento innato y de una fuerza arrolladora, el pintor madrileño Fernando Garrido Robres presenta ‘Kinawa’ a las 20:00 horas en el Museo de Ceuta Decir Fernando Garrido Robres es decir un artista colosal dueño de un talento innato que le alcanza de los pies a la cabeza y que además le rodea como hacen las atmósferas que pinta y es decir también un hombre íntegro y con una nobleza tan inmensa como el universo. Esta tarde, a las 20:00 horas, presenta exposición en el Museo de Ceuta, titulada Kinawa.
–Los cuadros están realizados en el intervalo de dos años, de 2010 a 2012. ¿Se encuentra en pleno apogeo creativo?
–Estoy atravesando la primavera de mi vida. La anterior exposición que mostré en Ceuta y la de ahora no se parecen en casi nada. Los motivos siguen siendo árabes, pero los cuadros ahora están pintados en tinta china con color, la intensidad es total y el resultado rotundo.
–Se le ve eufórico.
–Lo estoy y mucho. Puedo decir que he encontrado mi inmortalidad porque el arte permanece siempre y sobrevive a la persona. Me encuentro contento con lo que hago, mis cuadros se exponen en el extranjero, transmito emociones y palpo que la gente ve en mi pintura algo más que un mero cuadro que se queda en la retina. Por eso quiero que quien entre a ver Kinawa salga con el alma más llena, que se sienta más completo, que crea que no han visto una exposición más. De hecho, no es una muestra de pintura, es una relación que se crea entre la persona que entra aquí y el autor. Me metí en la pintura para ser único y creo que ya lo he conseguido.
–¿Persigue la sugerencia continua en sus piezas?
–Es un halago que mi pintura ocasione muchas emociones distintas en las personas. Dentro de mis cuadros hay gente que empieza a ver seres que hay allí y que yo no he pintado y eso entra dentro de la imaginación propia de cada individuo y esto es un lujo, aunque el detalle que quiero transmitir o resaltar sí me gusta que no pase inadvertido.
–¿Qué es la pintura para Robres?
–Crear algo que existe en mi pensamiento e imaginación y dotarlo de vida.
–Observo una fuerte carga de crítica social en sus cuadros.
–Intento que mis cuadros sean una lección para la vida. Los seres humanos vivimos acomplejados constantemente e incluso no somos capaces de saber que la persona que nos quiere tiene muchos matices que hay que cuidar y amar. Saquemos el alma a relucir.
–Todo ello envuelto en fondos todopoderosos.
–Totalmente de acuerdo. A mí me salen los personajes de las atmósferas que creo y de este modo hago crecer lo que deseo transmitir y, en ocasiones ocurre al revés, que el objeto tiene tanta fuerza que se apodera del ambiente. Por ejemplo, observamos un cuadro en el que hay una tetera que está tan caliente que contagia toda esta intensidad y envuelve el aire como de llamas. El té se come a todo lo que se ponga al lado. El té en este cuadro es un sentimiento que provoca sentimientos en la gente.
–...El té del cuadro parece que va a quemar de un momento a otro el precioso marco...
–Es verdad. Con los marcos tengo que decir además que hay horas de trabajo de seres humanos detrás, personas que cuando han estado trabajando se han dejado todo su cariño ahí. Estos carpinteros que trabajan conmigo me quieren y yo los quiero.
–También Ceuta le ama.
–Y yo a ella, porque para mí Ceuta es mi barrio de Madrid preferido. Y además me permite empaparme de muchas culturas a la vez y de elevar mi espíritu.