Categorías: Sucesos y Seguridad

Pase organizado

No todas las avalanchas protagonizadas por inmigrantes son iguales. La de la mañana de ayer, integrada por entre 400 y 500 subsaharianos, fue distinta a todas las que anteriormente se han llevado a cabo sobre la misma zona: el Tarajal. Y fue distinta por dos claves que fueron bien definidas por las fuerzas de seguridad. Una, los inmigrantes eran excesivamente violentos y dos, estaban liderados por un grupo de cabecillas más reducido que era el que movía a la masa para intentar alcanzar Ceuta por distintas vías, unos por el espigón, otros por la propia aduana y los últimos por el ya considerado como punto débil de control: la zona en la que actualmente se están desarrollando las obras del nuevo puente alternativo al Biutz. “Ahora mismo ése es nuestro auténtico punto débil”, señala una fuente de la Benemérita. Y por eso mismo, porque los subsaharianos también lo saben, buscaron en ese espacio una de las vías de acceso.
La alerta se producía entre las 7.30 y 8.00 horas, días después de que la Guardia Civil temiera la entrada de inmigrantes (se sospechaba que lo iban a intentar el 15 o el 16) y justo cuando los Grupos Rurales de Seguridad que refuerzan la frontera desde el 18 de septiembre terminaran su turno y emprendieran camino rumbo al Hotel Ulises.
Cuando las cámaras divisaron la llegada de cientos de inmigrantes en bloque saltaron todas las alarmas y hasta la frontera se ordenó el desplazamiento de todo guardia que estuviera operativo, “hasta los mecánicos han venido”, ironizaba un testigo de los hechos, trabajador de uno de los locales cercanos. Se avisó también a la Policía Nacional, que desplazó a unidades de la UPR con material antidisturbio. No tuvieron que intervenir, pero sí que blindaron todo el perímetro que rodea el espigón ante el temor de que los inmigrantes entraran en Ceuta y, solo entonces, les tocara a ellos intervenir.
Con una calma contenida, la frontera quedaba blindada de agentes y se daba orden de cerrar el paso fronterizo debido a que en Marruecos el ambiente estaba muy cargado. Los subsaharianos erigidos en cabecillas del resto se mostraban excesivamente violentos. Algo que destacaron los propios agentes tras visionar las imágenes captadas desde la central operativa. Esos cabecillas fueron los que se enfrentaron a los agentes marroquíes lanzándoles piedras,  vallas y todo lo que tenían a su alcance. Esta escena era la que se topaban aquellas personas que venían desde Marruecos en dirección a Ceuta y que eran apartadas por las fuerzas marroquíes para que no se vieran afectadas por la tangana ya organizada. Entre esa gente, una pareja de peninsulares, del sur, que se quedaban atónitos con lo visto y que hasta pasadas las 9.30 horas no pudieron cruzar a Ceuta. Igual situación la vivida por un grupo de religiosas que confesaba el miedo sufrido al otro lado, al toparse con la frontera bloqueada y agentes enfrentándose con los inmigrantes con lo primero que echaban mano.
Los entre 400 y 500 subsaharianos se divisaron en bloque cuando prácticamente llegaban a la aduana. Allí se toparon con unas fuerzas marroquíes mermadas  debido a la fiesta de la Pascua del Sacrificio que intentaban controlar a los presentes, centrándose en los que pronto fueron señalados como cabecillas. Si los controlaban conseguirían que el resto no siguiera el objetivo marcado.
Mientras se esperaba la llegada de los antidisturbios de Tetuán y más refuerzos de Castillejos, la Policía marroquí allí presente intentaba controlar a los presentes y se dirigía específicamente al grupo de cabecillas que era tanto el que lideraba al resto como el que apostaba por una entrada a tres bandas, indicando a los subsaharianos por qué vías debían pasar para desestabilizar a las fuerzas presentes. “Creemos que todo estaba preparado. Era un grupo muy numeroso, que intentó cruzar cuando se estaban marchando los GRS y que además de ser muy insistente en su idea era bastante agresivo. En cuanto fueron divisados se abrieron queriendo entrar por tres vías, por el mar, por la frontera y por la obra del Biutz”, añade la Benemérita.
La técnica de entrada no funcionó porque el grupo de inmigrantes no fue compacto. Buena parte de los participantes optaron por la escapada, yendo de regreso al bosque una vez que vieron imposibilitada su entrada por la presencia de agentes marroquíes. Se asustaron o reconocieron que su intento de cruzar al otro lado había quedado frustrado. Mientras esto sucedía los cabecillas les instaban a no marcharse, exaltaban a los presentes buscando hacer una presión que ganara la batalla a las fuerzas presentes en ese momento.

Con esta situación como escenario hubo marroquíes que se aproximaron a grupos de inmigrantes rezagados para alentarles a que se marcharan del lugar, mientras empezaban a producirse detenciones de los más exaltados en la zona de la aduana.  Mientras permanecían allí los subsaharianos, el tráfico en la frontera seguía vetado y la puerta cerrada, desviándose el tráfico que llegaba hasta la rotonda del Tarajal.
Según confirmó Marruecos, en esta tangana resultaron heridos por pedradas hasta siete agentes y llegaron a ser detenidos un centenar de inmigrantes, que fueron trasladados a la Comisaría de Tetuán. Era el reflejo de una presión migratoria reconocida desde todos los ámbitos. Pocas horas después del intento de asalto, el propio portavoz del Gobierno, Emilio Carreira, recordaba y lamentaba que la ciudad autónoma “no es ajena” a la “fortísima presión que están ejerciendo las mafias que se dedican al tráfico de personas en todo el Mediterráneo y cuya imagen más dramática se ha visto en Lampedusa”.
“Los que engañan y cobran a los inmigrantes están apretando, como hemos podido comprobar en las terroríficas imágenes que se han difundido recientemente desde Melilla”, ha criticado el también consejero de Economía en declaraciones a los periodistas al término del Consejo de Gobierno celebrado ayer y después de conocer el intento de entrada.
La “colaboración” entre las Fuerzas de Seguridad marroquíes, la Policía Nacional y la Guardia Civil permitió rechazar a todos los indocumentados que han participado en el intento. “Cualquier ‘asalto’ se valora muy mal y frente a este tipo de acontecimientos el Gobierno de Ceuta reitera su mejor disposición ante el drama humano de sus protagonistas, pero también nuestro apoyo al trabajo de las Fuerzas de Seguridad y a la colaboración entre Estados”, señaló Carreira, tras subrayar que la ciudad autónoma es “un pueblo habituado a la mezcla y a recibir a todos con los brazos abiertos”.
Claro ese recibir con brazos abiertos tiene una capacidad, y el CETI, hoy por hoy, tras sacar a más de cien inmigrantes a la península en el plazo de un mes, sigue al completo superando en otro centenar las 512 plazas oficiales.
¿Y ahora qué? Eso es lo que se pregunta el Instituto Armado y la Policía Nacional, sabedores de que los más de 300 inmigrantes rechazados volverán a intentar la entrada más pronto que tarde. En esta ocasión optaron por regresar al monte. Vestidos con ropa deportiva y alguno, incluso, con el flotador a modo de neumático amarrado aún a su cuerpo. Eran los integrantes de un amplio grupo que no optaron por adoptar una carga violenta como sí hicieron los cabecillas y que regresarán a los asentamientos que están situados en los bosques, sobre los que las fuerzas de seguridad marroquíes actúan ante el enojo de las oenegés.
Ayer, las que aún tienen presencia en Marruecos volvieron a lanzar los mismos mensajes: este modo de actuar se produce porque están sufriendo duras batidas y tienen que salir a la desesperada. Denuncian que hay refugiados en los grupos y peticionarios de asilo, y vuelven a revivir las viejas pesadillas de los traslados al desierto que, temen, se repitan.
Por parte del vecino país se hace hincapié en las bajas sufridas en sus filas y en el talante negociador del que tuvieron que hacer gala sus policías para evitar que la avalancha fuera a más. Precisamente antes de la llegada de los antidisturbios, los agentes tuvieron que dialogar con grupos reducidos de inmigrantes que intentaban ser alentados por otros más violentos para enzarzarse en un episodio de mayor carga violenta. “Si Marruecos no llega a actuar de esa manera, hubiéramos tenido en Ceuta un serio problema”, advertía la Benemérita. La alerta sigue presente y así será hasta, al menos, la próxima semana.

La prevención en este lado obligó al cierre de la frontera

Vista la actitud que presentaban los subsaharianos al otro lado de la frontera y la cantidad que todavía, a primera hora de la mañana, había en la zona, la Guardia Civil optó por cerrar la puerta fronteriza evitando la salida de coches desde Ceuta hacia Marruecos. De igual manera sólo se permitía el acceso al contrario de personas en cuentagotas y también se ralentizaba la entrada de vehículos al objeto de garantizar la integridad de las personas debido a que se estaba produciendo lanzamiento de objetos y piedras teniendo que requerirse la presencia de varias ambulancias.

AUGC resalta la violencia de este último intento y denuncia la presencia de cabecillas

Ya el pasado verano la Asociación Unificada de Guardias Civiles resaltaba el carácter violento del que estaban haciendo gala los inmigrantes para entrar en Ceuta. Lo decían tras que el Servicio Marítimo interceptara una embarcación en la que viajaban algunos ocupantes que pretendieron atentar contra los agentes. Después otros episodios aislados han servido para recordar esta crítica. Así hasta ayer, cuando el carácter violento mostrado por los cabecillas del grupo fue hasta analizado de manera preocupante por el propio Instituto Armado. La Asociación advierte la organización de estos pases y teme que determinadas prácticas que ya están asentadas en Melilla se extrapolen a Ceuta, haciendo, por ejemplo, uso de menores para amedrentar o agrediendo a las fuerzas de seguridad. La AUGC destaca que en este tipo de prácticas migratorias se esconden personas que también quieren provocar acciones violentas contra funcionarios que tan solo desarrollan su labor.{galerias local="20131018_2_3_4" titulo="Pase organizado"/}

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