Con esta situación como escenario hubo marroquíes que se aproximaron a grupos de inmigrantes rezagados para alentarles a que se marcharan del lugar, mientras empezaban a producirse detenciones de los más exaltados en la zona de la aduana. Mientras permanecían allí los subsaharianos, el tráfico en la frontera seguía vetado y la puerta cerrada, desviándose el tráfico que llegaba hasta la rotonda del Tarajal.
Según confirmó Marruecos, en esta tangana resultaron heridos por pedradas hasta siete agentes y llegaron a ser detenidos un centenar de inmigrantes, que fueron trasladados a la Comisaría de Tetuán. Era el reflejo de una presión migratoria reconocida desde todos los ámbitos. Pocas horas después del intento de asalto, el propio portavoz del Gobierno, Emilio Carreira, recordaba y lamentaba que la ciudad autónoma “no es ajena” a la “fortísima presión que están ejerciendo las mafias que se dedican al tráfico de personas en todo el Mediterráneo y cuya imagen más dramática se ha visto en Lampedusa”.
“Los que engañan y cobran a los inmigrantes están apretando, como hemos podido comprobar en las terroríficas imágenes que se han difundido recientemente desde Melilla”, ha criticado el también consejero de Economía en declaraciones a los periodistas al término del Consejo de Gobierno celebrado ayer y después de conocer el intento de entrada.
La “colaboración” entre las Fuerzas de Seguridad marroquíes, la Policía Nacional y la Guardia Civil permitió rechazar a todos los indocumentados que han participado en el intento. “Cualquier ‘asalto’ se valora muy mal y frente a este tipo de acontecimientos el Gobierno de Ceuta reitera su mejor disposición ante el drama humano de sus protagonistas, pero también nuestro apoyo al trabajo de las Fuerzas de Seguridad y a la colaboración entre Estados”, señaló Carreira, tras subrayar que la ciudad autónoma es “un pueblo habituado a la mezcla y a recibir a todos con los brazos abiertos”.
Claro ese recibir con brazos abiertos tiene una capacidad, y el CETI, hoy por hoy, tras sacar a más de cien inmigrantes a la península en el plazo de un mes, sigue al completo superando en otro centenar las 512 plazas oficiales.
¿Y ahora qué? Eso es lo que se pregunta el Instituto Armado y la Policía Nacional, sabedores de que los más de 300 inmigrantes rechazados volverán a intentar la entrada más pronto que tarde. En esta ocasión optaron por regresar al monte. Vestidos con ropa deportiva y alguno, incluso, con el flotador a modo de neumático amarrado aún a su cuerpo. Eran los integrantes de un amplio grupo que no optaron por adoptar una carga violenta como sí hicieron los cabecillas y que regresarán a los asentamientos que están situados en los bosques, sobre los que las fuerzas de seguridad marroquíes actúan ante el enojo de las oenegés.
Ayer, las que aún tienen presencia en Marruecos volvieron a lanzar los mismos mensajes: este modo de actuar se produce porque están sufriendo duras batidas y tienen que salir a la desesperada. Denuncian que hay refugiados en los grupos y peticionarios de asilo, y vuelven a revivir las viejas pesadillas de los traslados al desierto que, temen, se repitan.
Por parte del vecino país se hace hincapié en las bajas sufridas en sus filas y en el talante negociador del que tuvieron que hacer gala sus policías para evitar que la avalancha fuera a más. Precisamente antes de la llegada de los antidisturbios, los agentes tuvieron que dialogar con grupos reducidos de inmigrantes que intentaban ser alentados por otros más violentos para enzarzarse en un episodio de mayor carga violenta. “Si Marruecos no llega a actuar de esa manera, hubiéramos tenido en Ceuta un serio problema”, advertía la Benemérita. La alerta sigue presente y así será hasta, al menos, la próxima semana.
La prevención en este lado obligó al cierre de la frontera
Vista la actitud que presentaban los subsaharianos al otro lado de la frontera y la cantidad que todavía, a primera hora de la mañana, había en la zona, la Guardia Civil optó por cerrar la puerta fronteriza evitando la salida de coches desde Ceuta hacia Marruecos. De igual manera sólo se permitía el acceso al contrario de personas en cuentagotas y también se ralentizaba la entrada de vehículos al objeto de garantizar la integridad de las personas debido a que se estaba produciendo lanzamiento de objetos y piedras teniendo que requerirse la presencia de varias ambulancias.
AUGC resalta la violencia de este último intento y denuncia la presencia de cabecillas
Ya el pasado verano la Asociación Unificada de Guardias Civiles resaltaba el carácter violento del que estaban haciendo gala los inmigrantes para entrar en Ceuta. Lo decían tras que el Servicio Marítimo interceptara una embarcación en la que viajaban algunos ocupantes que pretendieron atentar contra los agentes. Después otros episodios aislados han servido para recordar esta crítica. Así hasta ayer, cuando el carácter violento mostrado por los cabecillas del grupo fue hasta analizado de manera preocupante por el propio Instituto Armado. La Asociación advierte la organización de estos pases y teme que determinadas prácticas que ya están asentadas en Melilla se extrapolen a Ceuta, haciendo, por ejemplo, uso de menores para amedrentar o agrediendo a las fuerzas de seguridad. La AUGC destaca que en este tipo de prácticas migratorias se esconden personas que también quieren provocar acciones violentas contra funcionarios que tan solo desarrollan su labor.{galerias local="20131018_2_3_4" titulo="Pase organizado"/}
En esta temporada estival lo más normal es que haga calor y que el mercurio…
En la frontera del Tarajal, que separa Ceuta de Marruecos, puede suceder de todo. Las…
En el mundo del espectáculo, la fama a menudo puede crear una distancia entre los…
El presidente de la Ciudad, Juan Vivas, ha recibido en la tarde de este miércoles…
En el edificio del Mercado Central de Ceuta son muchas las asociaciones y entidades que…
Este jueves, a partir de las 22.00 horas, las Murallas Reales bailarán en Ceuta al…