Hay formas y formas de pasar la droga. Y el cierre de la frontera ha alimentado vías ingeniosas como la descubierta ayer por agentes del Servicio Marítimo de la Comandancia de la
Guardia Civil de Ceuta, quienes fueron activados por la Central COS para que prestaran auxilio a una embarcación de pesca ante la imposibilidad de maniobrar por haberse enredado en la hélice del motor una red de deriva. Desplazada hasta la bahía sur de la ciudad para prestar el auxilio solicitado, los agentes observaron que algunos de los boyarines de flotabilidad que conformaban la red se habían abierto, apreciándose que su interior estaba rellenado con supuesta sustancia estupefaciente. Recogida por el Servicio Marítimo la red de deriva e izada a la embarcación, se trasladó hasta su base al objeto de determinar y verificar el contenido existente. Pues bien, una vez en las instalaciones oficiales se inicio la apertura de los más de 400 boyarines de flotabilidad que componían la red, labor que llevó varias horas al tener que ser abierto de forma individualizada y desprender el contenido que había sido introducido en su interior que era nada más y nada menos que hachís.
Una vez que se finalizó en su totalidad ese proceso, se procedió a contabilizar el género intervenido: hachís que se había introducido en los boyarines en distintas formas (bellotas, tabletas…), alcanzando un peso de 230 kilos, conteniendo cada boyarín una media de 600 gramos. Con independencia de la cantidad aprehendida, el Instituto Armado resalta lo novedoso del método utilizado para intentar introducir la droga hasta el litoral ceutí evitando la acción policial. Se instruyen las oportunas diligencias para su entrega en el Juzgado de Instrucción de Guardia de los de esta Ciudad, quedando la sustancia intervenida depositada en el Área de Sanidad de la Delegación del Gobierno. No hay detenidos pero lo ocurrido pone en alerta de esta nueva vía de pase.