El
parque de Santa Catalina de Ceuta presenta, conforme pasa el tiempo, un peor estado. Lo que se ‘vendió’ como un auténtico oasis asoma ahora descuidado, víctima de las múltiples promesas que se han hecho en torno a su futuro. Nunca ha conseguido ser el lugar de ocio del que se supone iban a disfrutar todas las familias de
nuestra ciudad. Pasear por él es hacerlo por el ejemplo del más puro abandono, en donde no ha fructificado ninguno de los proyectos de mejora anunciados. Se llegó incluso a anunciar, como objetivo que ya se debía haber alcanzado, la conexión de este parque con su superficie superior. Así también, la plantación de nuevas especies adaptadas al viento del lugar así como al tipo de tierra existente, una tierra que quema.
Pero el parque de Santa Catalina es hoy un concentrado de despropósitos. Los distintos aparatos de gimnasia que están puestos en la zona para realizar ejercicios físicos se encuentran totalmente oxidados, algunos incluso con riesgo de romperse. Este parque, dotado con unas vistas inmejorables para cualquier ceutí y visitante, es la imagen de lo que nunca debió ser. En estos momentos, por culpa del COVID, no se puede utilizar el parque infantil, pero eso no es excusa para que se encuentre totalmente abandonado y sea imposible, cuando vuelva a la normalidad, que los niños disfruten de un rato de diversión. Pero sin duda, otro de los motivos de esta denuncia pública y uno de los más graves se encuentra en la capa de arena que se echó para tapar lo que había con anterioridad en el lugar: el famoso vertedero. La capa de revestimiento se está viendo afectada debido a las inclemencias meteorológicas y a la dejadez. No prestar atención y un cuidado continuo al necesario mantenimiento está haciendo que se levante por completo.
Asimismo, la mayoría de fuentes de la zona no funcionan. Es decir, las personas que quieran hacer deporte no tienen un sitio donde refrescarse. Están puestas como adorno. A esto se suma que la parte de senderos donde las personas caminan o van con sus bicicletas esté totalmente llena de boquetes, provocando un riesgo para la integridad física de los deportistas. La parte de jardín y de los árboles, aquella que se visualizaba en los inicios del parque, son ya un espejismo.
Árboles completamente secos y una zona verde que brilla por su ausencia, ya que solo se encuentra matojos en mitad de la acera. ¿Dónde quedó el oasis?