China y Rusia tienen un punto común. Acercan sus posturas a África y, en ese amplio continente, aplican su estrategia de geopolítica. Al menos esa es la idea que ha expuesto Josep Baqués, profesor de la Universidad de Barcelona, en el salón de grados de la UNED de Ceuta.
El docente ha basado sus explicaciones en las teorías de Aleksandr Duguin, un intelectual que ha ejercido una influencia considerable en Vládimir Putin. Acorde con este estudioso, tras la implantación fallida del fascismo, el liberalismo y el comunismo ha llegado una cuarta ideología que, según describe, es “la definitiva”.
Esta se resume, precisamente, en abanderar la tradición, tal y como especifica Baqués. Así, distintas religiones y vertientes de las mismas, coinciden en este trasfondo que comparten; una idea que no pueden comulgar con Occidente ya que, según este mismo planteamiento, ya no promueve precisamente estos valores heredados.
Economía e ideología
Ello abre una puerta a China y Rusia, que actualmente se han hecho con esta ideología para obtener el apoyo de los distintos países africanos y así implantar su estrategia. “La premisa principal a cualquier explicación es la economía, pero, hasta esta requiere de una pátina cultural o ideológica para que el común de los mortales se adhiera a ciertas causas”, ha incidido.
Así, a través de este punto en común, ambos países se sirven de ello para facilitar su entrada y sus operaciones en el terreno. “Son planos superpuestos. El ámbito financiero es el más importante, pero sin ese elemento, la gente de a pie que no se beneficia del primero, no seguiría una determinada ideología política”.
A este concepto impulsado por Duguin, se suma uno anterior de Samuel Phillips Huntington. Él sugirió una alternativa a otro ideólogo. Esta otra opción se basa en que, finalizada la Guerra Fría, deja de ser prioritario en la política internacional el eje izquierda-derecha.
“No significa que desaparezca completamente, si no que ha superado a otros ejes locales. El más importante para él es el de la civilización”, ha expresado. “Él la describe como un colectivo culturalmente más grande en el que nos sentimos como en casa. Relaciona a la gente generalmente con una religión”, ha apuntado. “Huntington plantea que las naciones se irán agrupando y se diversificará el concepto en función de este tema más que por el plano de las corrientes de pensamiento”, ha añadido.
África como potencia
Asimismo, el docente ha expuesto que es necesario hacer un ejercicio de empatía para entender también el por qué. Empresas de origen chino y ruso se instalan en los territorios africanos y, en parte, la conexión con Rusia tiene su nexo con la historia. A ojos de un grupo de estados su figura es de libertadora, ya que intervino en la colonización que sufrieron por parte de Occidente. “Mali o la República Central del Congo u otros son ejemplos de cajón. Lo raro sería que estuvieran con Francia o con Estados Unidos”, ha concluido.
Así, con la aplicación del denominador común de la tradición, llega el capital chino-ruso a África. Al mismo tiempo que el continente mejora en este aspecto, los otros dos países se benefician.
“Se están construyendo autopistas transnacionales, se centran en impulsar un banco central y pretenden tener un pasaporte único, evidentemente, se inspiran en la Unión Europea”. Así, el profesor ha estimado que “África será una potencia en unos setenta años”.