En nuestra ciudad se percibe una cierta apatía ciudadana en denunciar las deficiencias, carencias y restricciones que sufrimos los ceutíes. Esa mezcla de indiferencia ciudadana y política en poner al servicio de la sociedad nuestro patrimonio se muestra en muchos puntos de la ciudad. Hoy me centraré en los pantanos de la cada vez más pequeña y menos marinera.
Los pantanos han sido durante décadas unas de las zonas más concurridas por deportistas y familias para disfrutar de un paraje precioso y tranquilo. Sin coches y rodeado de naturaleza primaba a este entorno como uno de los principales lugares de esparcimiento hasta que por razones de seguridad fue cerrado con la promesa de ser devuelto a todos los ceutíes.
“Han pasado más de dos años del cierre de los pantanos, algo que puedo entender, porque puede que los responsables de la Confederación vivan en Sevilla o, simplemente, tienen otras preferencias; lo que es inexplicable es la falta de compromiso de l@s caballas en exigir una explicación ante tanta apatía”
La falta de mantenimiento fue otra de las excusas de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, además de realizar labores de limpieza y obras de mantenimiento. De esta forma se cercenó o justificó el derecho a disfrutar de un espacio público privilegiado a los ceutíes –creo recordar- hace al menos un par de años. Una justificación que me lleva a la inexcusable pregunta: ¿Por qué razón no había un mantenimiento apropiado? Ellos lo sabrán, pero no creo que esté en su ánimo informar a los ciudadanos.
Han pasado más de dos años del cierre de los pantanos, algo que puedo entender, porque puede que los responsables de la Confederación vivan en Sevilla o, simplemente, tienen otras preferencias; lo que es inexplicable es la falta de compromiso de l@s caballas en exigir una explicación ante tanta falta de compromiso y apatía en devolvernos este espacio natural.
Hace unos días me decía un amigo que no merece la pena denunciar nada en esta ciudad porque hemos perdido el interés en lo importante, nos entretienen con cosas secundarias que no redundan en beneficio de los ciudadanos. Trifulcas que sirven para desviar la atención sobre lo verdaderamente importante, como los toros de hace décadas. Puede que sea verdad, que los que tienen que preocuparse por nuestro entorno y solucionar lo primordial estén más interesados en poner un tuit y en cuestiones secundarias que en lo que realmente nos interesa a los ciudadanos. No lo sé.
No lo sé, lo que sí sé, como decía antes, es que Ceuta es cada vez más pequeña, porque tiene un espacio muy limitado y esta razón tan poderosa debe servir para que el responsable de tanto desatino se ponga las pilas y abra los espacios públicos a todos los ceutíes, porque cerrar entornos tan bonitos con argumentos tan estériles no se sostiene por muchas explicaciones que se pretendan dar.
Apatía ciudadana, apatía general.
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