Cuatro años lleva Jaime (nombre ficticio) en la cárcel de Tetuán. Cuatro años en los que sus padres, residentes en un municipio de la provincia gaditana, se han acostumbrado ya a hacer el viaje a través de Ceuta para cruzar al país vecino (con la excepción de los dos años de cierre de la frontera por la pandemia) y poder visitarlo en la prisión marroquí para ver cómo le va.
Su familia está tratando que cumpla el resto de la condena de 11 años en una celda en suelo español después de que en los últimos tiempos esté pasándolo peor, según han podido saber a través de compañeros de su hijo.
Llevan tiempo acudiendo al Consulado y han contratado los servicios de un abogado que ejerce en Marruecos para que les ayude con los trámites y así conseguir el traslado de este español que fue juzgado en el Reino Alauita por varios delitos graves en una operación policial dentro de Marruecos.
“Nos dicen que es un proceso muy lento que puede llevar años”, apuntan desesperados los padres de Jaime a El Faro de Ceuta. Advierten que ante algunas rachas malas por las condiciones en que están, algunos presos españoles han llegado a optar por medidas como huelgas de hambre que no han surtido ningún efecto.
En todo caso, conocen casos similares en los que a partir de los dos años se ha logrado la repatriación de presos condenados en el extranjero. “Lo único que pedimos es que lo traigan y que cumpla aquí los 11 años, no que se rebaje la condena”, resaltan sus progenitores, quienes añaden que además este recluso tiene una niña de dos años.
El problema dicen es que aparte de los dos años con la frontera cerrada se suma el hecho de cada vez se complican más las comunicaciones con él porque hay funcionarios que le han llegado a cortar la llamada que tiene semanalmente. También se le ha penalizado internándolo durante 40 días en régimen de aislamiento por realizar alguna protesta como una huelga de hambre.
Según sus familiares, la relación de Jaime con el resto de presos (tanto el resto de ciudadanos españoles que hay en la prisión de Tetuán como los propios marroquíes) es buena y solamente las discrepancias con algún funcionario están haciendo que les inquiete su estado y quieran poder visitarlo en una cárcel que esté dentro del territorio español. En septiembre se cumple su cuarto aniversario dentro de esta prisión en la que ingresó en 2018 y sus padres solamente tienen el deseo de que el resto de la condena la cumpla en su país.
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