Padres atentos, mejores alumnos

Ceuta y Melilla siguen siendo las regiones de España con mayor tasa de abandono escolar temprano. La media de la UE ha bajado desde el 12,7% en el 2012 hasta el 11,1% en 2014. Andalucía, Extremadura, Baleares, Ceuta y Melilla son, en orden creciente, las Autonomías en las que la tasa de estudiantes que deja las aulas antes de tiempo es más alta. En las ciudades autónomas casi cuatriplica la ratio comunitaria y alcanza el 37%, según las últimas estadísticas del Ministerio.

El abandono escolar temprano se define como la situación de aquellos alumnos con entre 18 y 24 años que no han logrado completar la enseñanza secundaria postobligatoria. “Las consecuencias que conlleva el fenómeno del abandono repercuten de forma directa en el individuo, en su entorno familiar y académico pero también en la sociedad”, alertan los autores de ‘El contexto familiar del alumnado en riesgo de abandono escolar  temprano  según la tipología familiar’, publicado en el último número de la publicación interdisciplinar de carácter científico-académico ‘Profesorado’ que edita la Universidad de Granada (UGR).
Juan Carlos Martín, Jesús A. Alemán, Rosa Marchena y Rafael Santana han estudiado el perfil de 3.574 alumnos de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y de 2.229 familias de estudiantes. De sus resultados han concluido que el alumnado en riesgo de abandono escolar temprano, a diferencia del que no lo está, señala que ambos progenitores tienen menos competencias en desarrollo personal y resiliencia y en organización del escenario educativo familiar y competencia educativa”. Asimismo, dicho alumnado también señala que tiene una “mayor comunicación violenta con ambos padres”, así como una “menor comunicación abierta” con la madre. Por su parte, los progenitores de jóvenes en riesgo de abandono escolar temprano dicen llevar a cabo una menor supervisión educativa sobre sus hijos.
Según recuerdan los autores, los factores que predicen la continuidad escolar son: del contexto familiar, “la supervisión educativa de los padres”; del contexto del alumnado, “el desarrollo personal y resiliencia, la competencia moral, la competencia cognitiva y, de forma negativa, la competencia para las relaciones sociales”; y del contexto educativo, “las relaciones del alumnado con el profesorado”.
A su juicio es evidente que “las causas del abandono escolar temprano son múltiples” y que las respuestas educativas “tienen que darse en cada uno de los ámbitos señalados”.

Para mejorar el contexto familiar es necesario, en primer lugar, “detectar el nivel competencial de los padres y de las madres”, y, en segundo lugar, “ofrecer programas que trabajen estas competencias”.
El estudio realizado a instancias del Ministerio de Educación sobre este fenómeno en Ceuta y Melilla por profesores de la institución nazarí de ambos Campus ya apuntó, hace cinco años, sobre esa dirección.
“En relación con la preocupación de los progenitores por los estudios de sus hijos, los datos apuntan a que más de la mitad de los padres no acudían al centro o sólo lo hacían en algunas ocasiones, aunque los alumnos sí consideran que sus padres se preocupaban por sus notas, y sólo un pequeño porcentaje de encuestados responde que la preocupación por los resultados académicos era inexistente”, diagnosticaba el informe, que también revelaba una “nula o escasa participación de los padres en las actividades del centro educativo”.
Por añadidura, el estudio  subrayaba que “los participantes se quejan del poco tiempo que sus padres les dedicaban”.
En cuanto a las variables relacionadas con el contexto familiar, los especialistas de la UGR detectaron que “no existen diferencias significativas en la actitud de los padres hacia el estudio de sus hijos en función de la cultura” salvo en que, en Ceuta, “el alumnado de origen árabe percibe, en mayor medida, el seguimiento y control de la asistencia a clase y la realización de deberes por parte de sus padres”.  

Escuelas de Padres
“Es importante promover, tanto en el padre como en la madre, la competencia educativa y la competencia de desarrollo personal y resiliencia”, recetan los autores del nuevo estudio, que también recomienda incentivar “la supervisión educativa y la apertura hacia los hijos, es decir, que estos espontáneamente cuenten a sus padres y madres aquello que piensan y les preocupa” y “fomentar una comunicación abierta y basada en el apoyo entre los miembros de la familia”.
Los expertos apuestan por los programas grupales de educación parental “implementados desde el contexto escolar y con la implicación del profesorado de los centros educativos” como estrategia básica para reducir el abandono escolar temprano.
En concreto, proponen un programa grupal de 20 sesiones repartidas en cinco módulos e impartidas semanalmente. El contenido de los módulos trata temas relacionados con el conocimiento de la adolescencia, con el conflicto familiar, con los estilos de vida en la adolescencia, con la continuidad escolar y con la participación de los padres y de las madres en los centros educativos.
“Es un programa que combina la adquisición de competencias educativas y de desarrollo personal y el profesorado de los centros educativos es responsable de implementarlo realizando para ello una formación específica”, detallan.
Desde la UGR también se apostó por “favorecer la creación de Escuelas de Padres” como una vía para reducir el abandono escolar temprano en las ciudades autónomas. “Los profesionales de la docencia sabemos que la participación de los padres en los centros educativos es una de las tareas más complicadas de nuestra profesión”, reconoció el informe, que apuntó que “sería importante facilitar cauces para que las familias se impliquen más en la Educación, sobre todo, prestar especial atención a la transición entre la Educación Primaria y la Educación Secundaria Obligatoria”.
Más al detalle, los autores recomendaron, en coordinación con la administración educativa, “la creación de Escuelas de Padres que oferten un programa formativo adaptado a las características de las familias del alumnado matriculado en los distintos centros, poniendo un énfasis especial en la colaboración de aquéllas que se encuentran en situación de desventaja sociocultural”.
También se sugirió “una buena elección del profesorado que se haría cargo de esta formación, ya que debe tener amplio conocimiento del contexto y de las peculiaridades de la población que rodea el centro y una gran habilidad para comunicar y motivar a la participación”.
Las principales causas que los jóvenes ceutíes y melillenses consideran que son motivos de abandono escolar temprano son cinco:1) la falta de interés por continuar estudiando; 2) el deseo de empezar a trabajar; 3) querer estudiar otra cosa; 4) no querer seguir estudiando; y 5) problemas personales.  En Ceuta se detectaron diferencias, entre unos grupos culturales y otros, referidas a: 1) falta de dinero (8,5% origen árabe y 2,7% origen europeo); 2) ponerse a trabajar (8,5% y 26,7 ); 3) problemas personales (16,1% y 8%); y 4) no querer seguir estudiando (22,6 % origen árabe y 13,3 % de origen europeo).