La Audiencia sienta en el banquillo al padre de Adou, acusado de tráfico de inmigrantes, y a su pasadora
El tribunal de la Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta prevé celebrar en la mañana del martes 20 de febrero uno de los juicios más mediáticos que gira en torno a una maleta como vía de pase de un niño, Adou, a quien su padre buscó la forma más fácil de adentrarlo en España.
Esa maleta, visionada en el escáner del puesto fronterizo de la Guardia Civil, terminó plasmada en una fotografía que dio la vuelta al mundo. Y con ella la familia Ouatara.
Alí, el cabeza de familia, se sentará en el banquillo de los acusados. Se confía en que también lo haga Fatima, la joven de Castillejos a quien le pagaron por pasar al pequeño dentro de una maleta. Nada más recibir la libertad provisional al agotarse su estancia en prisión, abandonó la ciudad. Nunca más se ha sabido de su paradero.
Han pasado casi tres años desde aquella intervención del Instituto Armado hasta que la Justicia se muestra a poner el punto y final después de dos suspensiones y tras un tiempo sin razón en el que el procedimiento estuvo perdido en el juzgado.
Fiscalía pide más de 3 años y como alternativa, si hay acuerdo, una multa para Alí
Alí, que se enfrenta a más de tres años de cárcel o a una multa si cabe la conformidad, niega que sea un traficante de personas. Le faltaban 56 euros en su nómina para poder reagrupar a su hijo y optó por la vía que consideró más efectiva.
Su abogado confía en que todo salga bien, después de un periodo de agotamiento para una familia que terminó machacada por una campaña mediática hasta el punto de que tanto Adou como su madre y hermanos marcharon a Francia para establecer allí su residencia.
Una vez que termine el proceso judicial y dependiendo de cómo termine la vista, la familia baraja regresar a España para establecerse de nuevo todos juntos en nuestro país, olvidando una historia que ha terminado siendo una auténtica pesadilla.
La Audiencia se prepara para acoger una de las vistas de mayor atracción de los medios de comunicación no solo locales, sino también nacionales y extranjeros, atraídos por la imagen de ese niño de solo ocho años, acurrucado en posición fetal dentro de una maleta, que fue acogido en el Centro Mediterráneo en donde dejó su patín.