Tribunas

Mi padre, por J.D Benedicto

Había tenido un día muy ajetreado y en lo único que pensaba era en meterme una ducha, cenar algo ligerito y entrar en la cama. Después de hacerlo todo seleccioné una película de video para entretenerme y poderme dormir lo antes posible. Me metí dentro de mis sábanas de franela que calentaban muchísimo y la manta conjuntamente con el edredón de plumas, la verdad que era imposible que pasara frío. Como de costumbre no llegué al final de la misma y me quedé roque, teniendo que desconectar algún miembro de mi familia, casi siempre mi madre, la televisión y el video para no gastar más luz de lo preciso.

Pero a los pocos minutos, por lo menos fue la sensación que tuve, cuando uno entra en la trena la verdad que el tiempo discurre con una velocidad tan grande que no se sabe guardar relación como lo hacemos normalmente cuando estamos despierto y atento a todos los cambios de sol, etc., ya que me quedé completamente grogui empecé a tener un sueño muy raro que te voy a contar. Vi una carretera que no entraba en los roles de las convencionales donde tan sólo se veía luces al frente y en el suelo de la misma pero los laterales eran totalmente de color negro. No se veía absolutamente nada. Lo primero que noté al empezar a andar por el lugar era como si estuviera flotando encima de algo muy blando, como si estuviera descalzo en un césped muy alto. Me fijé y lo que estaba tocando mis pies eran pétalos de rosas. Las tonalidades que tenían iban desde el blanco al rosa pálido. Mis sentidos quedaron pletóricos ante la belleza de lo visto, el olor que desprendía el lugar y muy especialmente la tranquilidad que se gozaba. No se escuchaba absolutamente nada. Estuve un buen tiempo andando por el lugar y me fijé que al fondo había una luz intensa que no dejaba ver nada. Era cegadora y por ese motivo sólo me fijaba constantemente en la belleza de los pétalos de la planta mencionada anteriormente, pero evitar que pudiera tener consecuencias el deslumbramiento de la fuente de luminiscencia.

Tenemos que cuidarnos me decía yo mismo para mis adentros. Sin embargo la curiosidad que tenemos todos los seres humanos empezó a picarme cada vez más y entonces decidí apretar un poco más la velocidad de mis pasos y dirigirme hacia el final si lo hubiera de ese camino que me estaba planteando ese sueño que la verdad que ya me tenía un poco mosqueado. Empecé a ver en el fondo del camino como si estuviera encima de un lago ya que de vez en cuando veía unas sombras de algo que empecé a deducir que podría ser algún tipo de pez ya que las formas coincidían con ellos.

Pero seguía siendo un camino blando y no notaba que hubiera agua en el lugar. Una nueva sensación que entró en mis neuronas y la verdad que empezaron a inducirme en una defensiva hacia el lugar. Pero como de cobardes nadie ha escrito nada pues seguía en mi burro montado y para adelante como los de Alicante. Hasta que en un momento el fondo empezó a aparecer lo que yo creía como una nube de color casi gris. En un principio era un cúmulo que ocupaba casi todo el fondo, pero poco a poco empezó a tomar forma hasta que pasó a ser un ser humano. Y de repente a pareció una figura que aunque molestaba muchísimo las luces del fondo ya se podía ver y vislumbrar algo parecido como un hombre. Todavía no daba con lo que podía ser. Lo que sí recuerdo perfectamente era que era enorme el cálculo aproximado de unos cuatro metros de alto por una anchura de otros tres metros aproximadamente. Inmenso aunque yo estaba extasiado por esta figura seguí andando la verdad que no se como ya que empecé a temblar.

Nunca he tenido tanto miedo como en ese momento y cuando ya estaba apunto de distinguir algo más de la figura desapareció o quiero proponer en el relato que me dieron un respiro de tanta emoción que estaba acumulando. Si hubiera seguido se me hubiera salido el corazón de tantas palpitaciones que tenía en esos momentos. Fue una experiencia sobre natural muy bonita que la verdad que yo creía que debería de ser la última para mis adentros pero eso no fue nada en comparación con lo que me vino en los próximos días. No dije nada de lo sucedido a nadie y mira que mi madre en especial fue la primera que se dio cuenta que había pasado algo ya que no estaba con mi forma de ser tan abierta como siempre me encontraba un poco reservado y esto fue, creo yo lo que me dilató en que mi madre se diera cuenta de todo. No podía quitar de mi cabeza lo vivido en esos minutos que fueron interminables pero tan emocionantes.

Quería olvidar todo lo vivido pero a la vez no quería saber nada de esto y eso fue una disyuntiva que estuvo conmigo durante mucho tiempo”. Se que es una pena de cortar el relato pero la falta de espacio me hace tener que hacer una segundo parte que saldrá dentro de unos días.

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