El padre Arturo Pérez empieza este domingo su nuevo periplo vital en el municipio gaditano de La Línea de la Concepción (Campo de Gibraltar). Deja Ceuta y su parroquia de Santa Teresa tras diez años y medio que le han convertido en un caballa más. Se va muy agradecido con la ciudad que lo acogió en 2012 y el sentimiento es recíproco, pues este sacerdote de Nicaragua se va al otro lado del Estrecho con muchos amigos y el cariño de los feligreses de la barriada del Morro que han acudido a sus misas desde hace una década.
El Faro de Ceuta habla con el religioso mientras viaja en el barco de este domingo por la mañana, ya que ha apurado hasta el último día para hacer el traslado a su nuevo destino de la iglesia de Santiago Apóstol en La Línea. Este sábado por la tarde-noche ofició su última eucarística en ‘Santa Teresa’ arropado por quienes le han visto crecer en su carrera en el sacerdocio.
“No conocía Ceuta antes de venir aquí”, reconoce Arturo Pérez, que cuando fue destinado a la ciudad autónoma a través de la Diócesis de Cádiz y Ceuta venía para menos tiempo y al final lo triplicó llevándose la mochila cargada de vivencias. “Me sorprendió lo de las cuatro culturas, es la primera vez que tenía una experiencia así y ha sido muy positiva”, resume el cura, quien además se va con amigos y conocidos de cada una de esas cuatro religiones que conviven en apenas 18,5 kilómetros de territorio: cristiana, musulmana, hindú y hebrea.
“Todo ha ido muy bien, ha sido un tiempo muy bueno la verdad”, concluye el párroco, al que solamente le salen elogios a la que ha sido su ciudad de adopción y en la que se ha sentido uno más. “Me gusta mucho la alegría de la gente de aquí”, indica este religioso nacido en Granada (Nicaragua) y que ha tenido que vivir su vida aquí con la vista puesta en sus amigos y familiares al otro lado del charco, pendiente de los acontecimientos políticos y sociales de este país centroamericano con momentos convulsos que le han obligado, incluso, a hacer algún viaje ante sucesos complicados.
La paz la ha encontrado Arturo en Ceuta, donde lo de atraer más gente a la parroquia ha sido un camino laborioso: “Poquito a poquito se va conociendo gente y he sido muy bien recibido en Santa Teresa”, destaca y pone el ejemplo de cuando pasó el Covid-19 en 2021 y la iglesia tuvo que cerrar mientras él no paraba de recibir mensajes de apoyo de los ceutíes que lo conocen.
Entre sus aficiones y las cosas que más le han gustado de Ceuta está el senderismo, “ir a caminar con familias y amigos”. Y hace un aparte para las tapas. “Están muy ricas las tapas de aquí las he disfrutado mucho, los pinchitos son increíbles”, manifiesta el padre Arturo, que por supuesto también se va conociendo los corazones de pollo.
Ahora le toca desembarcar en La Línea de la Concepción, su nuevo destino, pero también se va ya más adaptado a los barcos. “Al inicio me costó mucho con todo esto de los levantes y los temporales pero ya me he acostumbrado”, afirma consciente de que el camino de poco más de una hora entre su nueva casa y Ceuta le tocará hacerlo en más de una ocasión.
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