Paco Buades

Tengo a Paco Pérez Buades por un gran ceutí. Le avalan sus dichos y hechos. Le duele en el alma su tierra y su Patrona. Independiente, franco y sincero, gusta llamar a las cosas por su nombre. Yo le suelo decir que si lográsemos reunir un grupo de personas de su talante y cualidades, que las hay, y las colocásemos al frente de la Ciudad, a buen seguro que otro gallo nos cantaría. Esta semana coincidíamos ambos en la Gran Vía, esa calle en la que este arquitecto ha sabido dejar su sello, ennobleciendo la primitiva y fea perspectiva que inicialmente ofrecían las columnas que cierran sus galerías porticadas. Por cierto, nos preguntábamos, ¿por qué se quitó de allí la estatua de Pedro de Meneses? ¿Quizá porque estaba demasiado visible en su privilegiada ubicación y podría herir algunas sensibilidades, y de ahí, quizá, su traslado a un lugar más discreto? ¡Ay!
El Paco Buades de la fotografía es el de la época de su inolvidable caseta ‘El Abujero’. Pura solera caballa. La actual ya no es su feria. Ni la ha pisado. Quién lo diría. Tampoco es la mía, le digo, y por eso he pasado de ella. Lo mismo que otros muchos que también añoran el espíritu ferial de otras épocas.
- En mi opinión, el ir simplemente a cenar, incómodo y en medio de un infernal ruido, para eso me quedo en casa – me dice -.
Lo comparto. Ciertamente esta feria no es la que fue. Y por más cosas.
Se quejaba mi interlocutor de que es una pena que para ver el mar, como antes, desde la Marina, nos tengamos que ir al puerto. Que en una ciudad de la luminosidad de Ceuta recurramos a materiales como el granito, como si esto fuera Oviedo, por ejemplo. Que estemos poblándonos de estatuas mitológicas que en nada resaltan nuestra identidad, y las que puedan venir todavía. Que no llamar a la conmemoración del 600 aniversario por su nombre por esas ‘sensibilidades’ de marras…
Podríamos seguir, más no me siento autorizado en profundizar en muchos detalles de nuestra conversación privada. Pero si le digo a Paco que más pronto que tarde, bolígrafo y papel en mano, me planto en su estudio para que me hable de determinados temas que son auténticas verdades del barquero.
¿La economía ceutí? Al parecer, los bancos y en una ciudad como Ceuta con tantos funcionarios, ya no se fían de muchos, pese a contar con una nómina fija, con las consecuencias que ello conlleva para la construcción y para arquitectos que, como él, tienen tantas proyectos tirados y, en bastantes casos, no pagados, claro.
- Vamos, que me estoy pensando hasta cerrar mi estudio.
Al final desembocamos, como no podía ser de otra manera, en la Patrona. En cómo él ve las cosas de su cofradía y sobre sus discrepancias en torno a determinados hechos y problemas. Ahora Buades ha comenzado a trabajar en un interesante libro para el que sólo necesita encontrarle el esquema más idóneo. Una historia diferente de la Virgen de África que arrancaría desde el siglo XIII hasta nuestros días,  en forma narrativa y en la que podríamos conocer detalles muy curiosos y hasta ahora desconocidos. Documentación y experiencias personales no le faltan.
Pero ahora, Pérez Buades arde en deseos de que la imagen de la Virgen retorne muy pronto a su nuevo camarín que, nacido de un proyecto suyo, supervisa de continuo. Una iniciativa que se ha visto plagada de dificultades por las múltiples deficiencias de índole arquitectónica que ofrece ese lugar del templo.
Como en todas sus actuaciones, este arquitecto ceutí ha buscado algo innovador para el citado camarín. Forrado en mármol, con sus azulejos portugueses y la representación de sendas leyendas de la llegada de la imagen a Ceuta y del homenaje que se le tributó, sorprenderá a todos. Añádanle al conjunto su puerta blindada y la protección antivandálica y antifuegos. Lo que la venerada imagen venía demandando desde hace muchos años.
Nadie mejor para llevar adelante un proyecto de esta categoría que un cofrade tan devoto de su Patrona, cuya imagen, por cierto, presidió desde 1981 su caseta ‘El Abujero’. En la foto la tienen. Pero ya digo, con Buades espero charlar con más profundidad en otra ocasión. El personaje y sus ideas lo merecen.