Cuando se menciona la palabra holocausto, si bien han existidos diferentes en el devenir de la humanidad, al que siempre nos referimos por antonomasia es el producido por el régimen Nazi al pueblo Judío, que en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, asesinaron de manera inmisericorde entre 6 y 7 millones en las cámaras de gas de los campos de concentración construidos por el III Reich; que a decir verdad, no fueron los países árabes, sino un país europeo con la mayor cultura y bienestar del momento: Alemania.
¿Acaso podemos también hablar de holocausto cuando se bombardea día sí y otro también todas las ciudades de la Franja de Gaza? ¿Acaso se pueden destruir los hospitales? ¿Acaso se pueden destruir los colegios? ¿Acaso se pueden destruir iglesias y mezquitas? ¿Acaso se pueden destruir todas las infraestructuras de todas las ciudades de Gaza? ¿Acaso se pueden destruir todos los edificios por aniquilar a los terroristas de Hamas?
Y, finalmente es justo y necesario lanzar bombas contra un «campo de refugiados» donde se refugian y habitan los palestinos porque se prevé que haya terroristas de Hamas? A todas luces se no antoja que no. Porque destruir todas las poblaciones de Gaza para aniquilar a los combatientes de Hamas, aunque sean terribles asesinos, no nos parece el mejor método si este proviene de un país democrático como es Israel: porque la razón que le asiste en primera instancia, se vuelve contra él, porque está provocando un verdadero genocidio y otro holocausto a otro pueblo que también tiene derecho a existir y crear su propio Estado en las tierras que les vieron nacer durante siglos…
Y, hemos asistido atónitos como el primer ministro israelí, hacia alusión a la Biblia, donde se significa que hay dos tiempos, a saber: Tiempo de guerra y de paz; y, ahora en tiempo de guerra, como un atávico justificante de que cualquier acción bélica por muy devastadora que sea está plenamente justificada.
Y, puestos a justificar, no sólo podría valer la cita de Netanyahu; sino que el Antiguo Testamento está llena de estas alusiones, que bien podemos columbrar, pongamos por citar algunos ejemplos: Josué 6-23. Saúl: 15-3. Y, desde luego la referida a Sodoma y Gomorra*, a saber: GÉNESIS 19.23-24 «23 El sol salía sobre la tierra, cuando Lot llegó a Zoar. 24 Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; 25 y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra». De tal manera, que la barbarie que tiene lugar ahora en Gaza, ya viene precedida de otras situaciones parecidas en la milenaria historia del pueblo hebreo.
Es dramática y verdaderamente trágica la historia de Israel. Porque este pueblo bíblico fue desterrado a Babilonia por Nabucodonosor. Fue esclavizado en Egipto por los faraones. Le fue destruido el templo de Jerusalén por el emperador romano Tito y desterrados de su propia tierra bajo amenaza de muerte. Y, finalmente sufrió el holocausto más espantoso que haya acaecido nunca donde murieron en la cámara de gas millones de hebreos a manos del régimen nazi de Alemania.
Sin embargo, si todo lo anterior es cierto de una certeza que nos hace sensibilizarnos con su sufrimiento secular; no es menos cierto que la masacre que está llevando a cabo el ejército de Israel con miles de muertos contra una población palestino indefensa, hay que llamarlo por su nombre y su significado que no es otro que un verdadero genocidio, y otro holocausto al que asistimos desde la prensa y los telediarios de cada día …
Relatado todo lo anterior desde una perspectiva sumamente objetiva, pretendemos realizar una reflexión acerca de qué nos deparará el futuro en este conflicto que pareciera que nunca tiene fin y nunca acabase.
Y, en este devenir histórico de este conflicto Israelí-Palestino conviene que no se dilate más el tiempo de su resolución y se lleve definitivamente a su término. Y, lo que parece claro -como premisa incuestionable para su resolución- es la creación de un Estado Palestino con total independencia para regir sus destinos y en convivencia con Israel. No hay más. Y, no existe otra lectura para que al fin la paz se alcance en Oriente Medio…
El tiempo juega en contra de Israel a pesar de tener el ejército más poderoso y formidable de la región, porque Israel gana todas las batallas pero finalmente puede perder la guerra. Sí; Israel puede perder la guerra; porque las condiciones geopolíticas son cambiantes y van y vienen según los intereses económicos del momento. Baste con que EEUU varíe su política exterior de cara a este conflicto, para que Israel sienta su verdadera dimensión de poder en medio de un mar de países árabes.
Israel necesita la paz, y la necesita urgentemente, y necesita llegar a unos acuerdos con la Autoridad Palestina para alcanzar unos acuerdos de paz razonables donde el Estado Palestino se fundamente en Cisjordania y Gaza, libres de asentamientos y colonias judías donde sea posible la vida en ese futuro estado palestino. Israel ya no tiene tiempo, porque tiene enfrente más de mil millones de musulmanes, y es hora por tanto, de negociar una paz que le permita desarrollarse y vivir en buena convivencia con los países árabes que la rodean. Es claro, que Israel ganará esta batalla. Y, también puede aniquilar a Hamás y destruir toda Gaza y que no quede piedra sobre piedra; sin embargo, no puede ganar la guerra…
Ganar la guerra es otra cuestión que se dilucidará en el tiempo con otras circunstancias diferentes a las actuales y que no tiene calendario ni se prevé que tenga en las próximas décadas. Sin embargo, sólo falta leer la historia del pueblo hebreo en el Antiguo Testamento para saber de su constante éxodo y su constante estado de guerra…
Si analizamos donde se ubica Israel geográficamente, vemos que se halla enclavada en medio de un océano de países musulmanes que suman alrededor de 1.500 millones de habitantes*. Y, si bien, su ejército es formidable, el tiempo juega en su contra a medida que los países que las circundan mejoran sus economías y con ellos sus tecnologías armamentísticas. Para decirlo de otro modo, es una guerra perdida en el tiempo, dure 25, 50, 75 o 100 años; o, acaso más.,..
Por tanto, en nuestra opinión, tiene o más bien necesita -más pronto que tarde- ahora que se encuentra en una posición de fuerza y apoyado por EEUU, de iniciar unas negociaciones de paz, que permitan la creación de un Estado Palestino, donde finalmente sea posible la coexistencia pacífica entre estos dos pueblos. Dicho queda, y la historia dará y quitará razones…
Y, finalmente, al término del presente artículo, el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez**, acaba de visitar Oriente Medio, y el Kibutz donde Hamas perpetró una terrible masacre que ha rechazado de plano y sin paliativos. Y, al mismo tiempo, también visito el «Paso de Rafah» y se entrevistó con el primer ministro Netanyahu, donde le apuntó que es inadmisible la barbarie que el ejército de Israel comete contra la población civil de Gaza. De tal forma, como no puede ser de otro modo, apostamos por la posición del Jefe del Gobierno por su valentía y sensatez en la apuesta por la paz al pie mismo donde se halla el conflicto; y, así mismo, por también apostar por la creación de un Estado Palestino, como forma esperanzada de que esta fórmula, a saber: dos pueblos, dos estados, ayude definitivamente al establecimiento de la paz entre hebreos y árabes, dos pueblos hermanos, porque como bien sabemos, Abraham fue el padre de estas dos comunidades universales y milenarias…
_______
(*) -1500 millones de musulmanes en el mundo (es decir, el 22% de la población del planeta). En primer lugar los hallamos en los 57 países miembros de la Organización para la Cooperación Islámica (OCI).
(**) -Es absolutamente necesario el establecer un “alto el fuego” humanitario duradero para revertir la catastrófica situación que atraviesa la población de la “Franja de Gaza”.
- La matanza indiscriminada de civiles inocentes -incluyendo 5.000 niños y niñas- es totalmente inaceptable. La violencia sólo traerá más violencia…