Como si de una reproducción exacta se tratara, el Tarajal volvió a arrojar ayer, con sólo 24 horas de diferencia, las mismas imágenes caóticas del miércoles. Nada mejoró desde que una jornada antes las inmediaciones se vieran bloqueadas por el tapón creado por los cientos de porteadores que no conseguían atravesar el paso del Biutz, el único habilitado para la entrada de mercancías entre Marruecos y Ceuta, y a los que tampoco se permitió el tránsito durante horas a través del paso fronterizo.
En ese nuevo laberinto burocrático, y geográfico, se vieron envueltos otra vez los porteadores, que durante toda la mañana dieron forma a un nuevo colapso en torno a la carretera que conduce a Príncipe Felipe y la rotonda que da acceso al Tarajal. Las Fuerzas de Seguridad se vieron obligadas a emplear la fuerza en varias ocasiones, como en el día anterior, pese a haber instalado vallas que trataban de canalizar el tránsito y acabar con el desorden que presidió el día anterior.
De poco sirvió esa previsión cuando alrededor de las 13:40 una falsa alarma, y no era la primera, hizo correr de boca en boca que el paso del Tarajal estaba a punto de abrirse. Una auténtica estampida de hombres y mujeres con bultos a sus espaldas se precipitó entonces hacia el punto fronterizo, que fue contenida por los agentes de la Guardia Civil, provocando de nuevo carreras y encontronazos en dirección contraria. El desorden y el desconcierto en la zona tuvo su consecuencia: el Tarajal echó el cierre durante unos minutos, interrumpiendo también la circulación de vehículos hasta lograr resituar la marea de porteadores que volvía a agolparse.
A partir de ahí, las escenas calcaron las del miércoles. Colas durante horas interminables, mercancías y quienes las transportaban desperdigados por los alrededores y en las laderas próximas, una carretera donde circular sin interrupciones era una odisea, intentos de robos de jóvenes a los más descuidados, peleas por ocupar cada metro cuadrado, disputas con los agentes... A primera hora de la tarde, de nuevo se autorizó el paso bajo un estricto orden y siempre concediendo prioridad a los portadores de un único bulto o los más pequeños. Algo que no logró evitar que, a media tarde y hasta entrada la noche, las colas de vehículos llegaran hasta la Almadraba al aplicar Marruecos en su frontera, como el miércoles, un exhaustivo registro de vehículos para evitar que las mercancías entrasen en el país a bordo de ellos.
A las insistentes denuncias de los porteadores se unían ayer también las voces de algunos comerciantes de los polígonos del Tarajal, que decían no entender cómo se negaba de forma sistemática a los compradores de mercancías el acceso al Biutz y luego se les recomendaba que pasasen directamente por el Tarajal, donde ayer volvió a sorprenderles el colapso.
En ese nuevo laberinto burocrático, y geográfico, se vieron envueltos otra vez los porteadores, que durante toda la mañana dieron forma a un nuevo colapso en torno a la carretera que conduce a Príncipe Felipe y la rotonda que da acceso al Tarajal. Las Fuerzas de Seguridad se vieron obligadas a emplear la fuerza en varias ocasiones, como en el día anterior, pese a haber instalado vallas que trataban de canalizar el tránsito y acabar con el desorden que presidió el día anterior.
De poco sirvió esa previsión cuando alrededor de las 13:40 una falsa alarma, y no era la primera, hizo correr de boca en boca que el paso del Tarajal estaba a punto de abrirse. Una auténtica estampida de hombres y mujeres con bultos a sus espaldas se precipitó entonces hacia el punto fronterizo, que fue contenida por los agentes de la Guardia Civil, provocando de nuevo carreras y encontronazos en dirección contraria. El desorden y el desconcierto en la zona tuvo su consecuencia: el Tarajal echó el cierre durante unos minutos, interrumpiendo también la circulación de vehículos hasta lograr resituar la marea de porteadores que volvía a agolparse.
A partir de ahí, las escenas calcaron las del miércoles. Colas durante horas interminables, mercancías y quienes las transportaban desperdigados por los alrededores y en las laderas próximas, una carretera donde circular sin interrupciones era una odisea, intentos de robos de jóvenes a los más descuidados, peleas por ocupar cada metro cuadrado, disputas con los agentes... A primera hora de la tarde, de nuevo se autorizó el paso bajo un estricto orden y siempre concediendo prioridad a los portadores de un único bulto o los más pequeños. Algo que no logró evitar que, a media tarde y hasta entrada la noche, las colas de vehículos llegaran hasta la Almadraba al aplicar Marruecos en su frontera, como el miércoles, un exhaustivo registro de vehículos para evitar que las mercancías entrasen en el país a bordo de ellos.
A las insistentes denuncias de los porteadores se unían ayer también las voces de algunos comerciantes de los polígonos del Tarajal, que decían no entender cómo se negaba de forma sistemática a los compradores de mercancías el acceso al Biutz y luego se les recomendaba que pasasen directamente por el Tarajal, donde ayer volvió a sorprenderles el colapso.