Otra vez San Amaro

San Amaro vuelve a estar en el punto de mira, no solo por ser una verdadera cárcel para los animales sino por los acontecimientos que se suceden dentro del mismo. El más reciente, la desaparición de un cervatillo. Desaparición que denunciaron los vecinos que pasean normalmente por allí, ya que ésta, al igual que su nacimiento, había pasado inadvertida para sus responsables.
Aparte de la incertidumbre que supone no saber dónde está el cervatillo, la situación en San Amaro es insostenible, por ejemplo en la jaula de los ciervos, esa escombrera, que cada año se convierte en un “ring” de pelea donde el combate acaba siempre con la muerte de un ciervo.
“Dejemos actuar a la naturaleza” dicen algunos, como si a ese trozo de tierra se le pudiera llamar naturaleza, como si la muerte de esos ciervos o la desaparición de un cervatillo, no tuvieran nada que ver con la situación a la que se les ha condenado a vivir a esos animales y de la que somos responsables.
La muerte de un ciervo cada año, el robo de un cervatillo y la muerte de las cabras, nos dejan en evidencia.
Pero no solo estos sucesos hacen que Ceuta se muestre como una ciudad nada respetuosa con los animales, la situación cotidiana del parque ya habla por sí sola. Nada más entrar encontramos la triste jaula de los monos, primates con serios problemas psicológicos debido al cautiverio. Estos individuos, se están volviendo locos por vivir encerrados durante toda su vida. La falta de libertad hace que se comporten de manera antinatural, así que no es difícil observar en ellos, algunas de las estereotipias más comunes. Más de uno, tiene los brazos “pelados” de tanto arrancarse los pelos a tirones, síntoma claro de que la situación les está superando.
Al lado de esta jaula, otra vacía en la que estaban encerrados algunos pájaros, que al parecer también fueron robados. Esta misma jaula iba a ser la famosa suite de la mona mangabey, seguro que la recuerdan. Afortunadamente, pudo salir de aquí después de que una iniciativa ciudadana pidiera su traslado.
Ella es la prueba de que San Amaro puede avanzar hasta convertirse en un parque sin explotación animal, un espacio donde puedan jugar los niños, donde pasear por sus senderos y disfrutar del domingo sin la presencia jaulas ni urnas de cristal. Queremos un parque acorde con el sentimiento de sus visitantes que no hacen más que quejarse por la situación. Es necesario que San Amaro se convierta en un parque libre, sin la desagradable escena de animales tristes en jaulas ni sucesos tan graves como la desaparición y muerte de individuos.