Otra perla de Nadal

Recuerdo cuando el año pasado, a primeros del mes de julio, Rafa Nadal
se quejaba de las críticas que jugadores como Roger Federer o Lukas
Rosol (artífice de su eliminación en Wimbledon en el año 2012) habían
realizado días atrás sobre la pérdida de tiempo del español a la hora
de ejecutar su saque.

Por aquel entonces, Nadal comentó que estaba
harto de que se repitiera cada dos por tres esa crítica y pidió que se
respetara el arbitraje de los árbitros, los cuales, normalmente, le
favorecen en este apartado. Hacia el final de su intervención, el
tenista de Manacor quiso dar por concluido el tema invitando a los
árbitros a que le penalizaran si era cierto que tardaba tanto como sus
adversarios suelen decir de vez en cuando, y que no lo hicieran si
realmente no era así. Sin embargo, como él mismo admitió ese día, cada
uno lleva las cosas a donde le conviene, y estas intervenciones de
Nadal no eran menos.

La eliminación de Rafa Nadal a manos del italiano Fabio Fognini en las
semifinales del torneo de Río de Janeiro vino acompañada de otra
discusión más con el juez de silla brasileño Carlos Bernardes. En esta
ocasión, Bernardes había avisado a Nadal mediante un 'warning' su
lentitud en el saque, que cualquier espectador puede comprobar viendo
de nuevo al partido. El español se echó una vez más encima del juez
gritándole como en el resto de ocasiones, pero esta vez introdujo un
nuevo componente a sus recriminaciones. Rafa llegó a advertirle que
solicitaría que no volviera a arbitrarle más, ya que la presión que le
imponía era desmesurada. De nuevo, no tenía razón. Pese a las malas
maneras y la profunda falta de respeto del 14 veces campeón de 'Grand
Slam', Carlos Bernardes procuró que la situación no fuera más allá y
decidió callarse, como había ocurrido en discusiones anteriores, pese
a que podía sancionar al mallorquín si así lo hubiera considerado
oportuno.

Su encontronazo más sonado se dio allá por el año 2010, en el partido
de fase de grupos de la Copa de Maestros que le enfrentaba al checo
Tomas Berdych. El duelo no había llegado a la hora, ni siquiera había
terminado el primer set, cuando Berdych envió una bola larga que
parecía haberse ido fuera. Rápidamente, Nadal levantó la mano para
solicitar el famoso ojo de halcón, tras lo cual Bernardes cantó la
bola como mala, pero Rafa se había adelantado, todo lo demás se
invalidaba desde ese instante. La grabación demostró que la bola había
entrado por un margen pequeñísimo, lo cual daba el punto a su rival.
Intentando confundir al árbitro a base de gritos, Nadal se quejó de
que había sido el juez el que había cantado la bola como mala, un
hecho que, si bien era cierto, fue posterior a su reclamación. A pesar
de no llevar razón, el español fue calentándose hasta el punto de
afirmar que no quería continuar jugando.

A este lamentable espectáculo siguió otro en el año 2012, en los
cuartos de finales del Abierto de Australia, en los que, curiosamente,
también coincidió con Tomas Berdych. Entonces, Nadal pidió el ojo de
halcón después de dos jugadas completas, demasiado tarde. De nuevo,
Rafa se encaró con Bernardes para increparle su supuesto error. Tras
el bote que Nadal consideraría malo después, este mandó una derecha
tibia a Berdych y se movió buscando una buena posición; cuando aquel
se dio cuenta de que su envío y movimiento habían sido deficientes y
estaba perdido, levantó el brazo, pero ya no había margen para ello.
Tampoco tenía razón en este caso.

Por supuesto, Nadal no es el único que ha tenido incidentes de este
estilo. Sin ir más lejos el suizo Roger Federer tuvo sus roces con el
juez de silla estadounidense Jake Garner en el año 2009, cuando se
enfrentó contra Juan Martín del Potro en la final del Abierto de
Estados Unidos, en una discusión en la que precisamente se quejaba,
con malas palabras, de una tardía reclamación del ojo de halcón por
parte del argentino.

Desde luego, es absolutamente impresentable que jugadores que
representan este respetado deporte ante tantas personas puedan
permitirse el lujo de chulear a un juez que se limita a hacer su
trabajo. Pero es peor aún que los jueces de silla estén tan
desprotegidos ante hechos como este. Ni gritarles palabras
malsonantes, ni despreciar su trabajo, ni siquiera faltarles el
respeto parecen razones de peso para que las máximas instancias del
tenis actúen en defensa de sus árbitros. Parece que estos señores
tienen que aguantar todo lo que les caiga y más por el calentón del
tenista de turno hasta que este se canse, pues actuar mediante un
'warning' parece estar prohibido ante los grandes jugadores para
evitar problemas mayores. Entre este asunto, el diseño de los
calendarios y el poco aprovechamiento de la proyección de este deporte
sinceramente creo que no se puede llevar peor el tenis.