Varios organismos marroquíes e internacionales exhortaron hoy al Gobierno de Marruecos acelerar la abolición de la pena de muerte, que se sigue dictando en los tribunales del país, aunque no se ejecuta desde hace casi treinta años. En un encuentro organizado en Rabat, los representantes de varios organismos y colectivos abolicionistas defendieron con varios argumentos la preparación del país para dar el paso hacia la abolición de la pena capital. "Renovamos nuestra convicción sobre la necesidad de abolir la pena de muerte, un camino que hemos emprendido hace años", subrayó Amina Bouayach, la presidenta del Consejo Nacional de Derechos Humanos (CNDH, consultivo estatal). Bouayach apuntó la necesidad de "corregir la falsa idea de que la pena capital ayuda a frenar el crimen" y recordó que el CNDH reclamó desde 2014 la abolición de esa pena. Por su parte, el abogado marroquí Abderrahim Jamai, representante de la Coalición marroquí para la abolición de la pena de muerte, se congratuló del movimiento abolicionista, "que se está consolidando cada vez más" en el país. Jamai recordó que está pena está muy presente en el pasado en el sistema penal de país, pero lamentó que se sigue dictando en los diferentes tribunales del país, sobre todo en casos que crean alarma social, como el infanticidio y el terrorismo. Pero estas penas no se aplican desde 1994, fecha de la última ejecución en Marruecos. El abogado y activista marroquí hizo hincapié en la "presión psicológica" que sufren los condenados a la pena capital en los corredores de la muerte. Según las cifras del Observatorio Marroquí de Prisiones, hay actualmente 82 personas condenadas a muerte en Marruecos, incluidas dos mujeres. Cada día, algún Estado ejecuta o condena a muerte a alguien como castigo por algún delito, y a veces por actos que no deben estar castigados. En algunos países, como es el caso de Marruecos, puede imponerse esta pena por delitos relacionados con las drogas, mientras que en otros se reserva para los actos de terrorismo y los asesinatos.