El futuro de las chumberas de Ceuta podría empezar a aclararse. Fuentes de la Ciudad se muestran optimistas al apuntar que "han renacido brotes", lo que podría ser una primera señal del fin de la plaga de cochinilla que lleva desde 2020 asolando las tan preciadas especies vegetales.
Los vecinos, a través de Rafael García, vocal de Medio Ambiente e Iluminación de la Federación de Asociaciones de Vecinos (FPAV), se muestran satisfechos con los últimos contactos mantenidos con el Gobierno: "Todo ha ido muy bien", celebran.
También transmite buenas sensaciones la Ciudad, que asegura que "están saliendo brotes" en la zona del Sarchal.
En estos momentos aún no se puede proceder a la pulverización, pero una vez pase el invierno llegará el momento para extender los productos destinados a frenar a la cochinilla, que está imposibilitando el uso de las pencas de las chumberas. "Más adelante llevaremos a cabo la fumigación", indican las citadas fuentes del Gobierno de Ceuta.
Miembros de la Federación de Asociaciones de Vecinos de la localidad explicaban en pasadas fechas que habían dado con un producto "eco amigable" que erradicaba el problema. Su intención era solicitar a la Ciudad que se hiciera cargo de su adquisición, confiando en que el remedio pudiera ser definitivo.
Ahora, tras "años sin poder contar con las pencas del chumbo por esta plaga", los vecinos comienzan a ver con cierto optimismo el futuro tras la desolación de observar cómo los nuevos brotes salían infectados.
Tras los contactos con Medio Ambiente y la noticia del nacimiento de partes sanas en las chumberas, García ve un avance en la situación, arrastrada desde 2020. Confían los vecinos en que la fumigación pueda dar resultado y en próximos meses se pueda recuperar la tradición de emplear las pencas de estos vegetales.
Este problema de las chumberas ya tiene un largo recorrido en Ceuta. Según recuerdan los vecinos, fue "coincidiendo con la pandemia" cuando empezó a aparecer la cochinilla.
Las quejas se incrementan por el paso de tiempo y la ausencia de solución a una problemática que se ha complicado desde 2020. Algunas de las zonas más afectadas son el Recinto, Sarchal o el Camino de Ronda, donde ya el pasado verano se observaba un panorama desolador, con cientos de ejemplares echados a perder.
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