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Ceuta está viviendo momentos difíciles y la verdad es que no se distingue la luz al final del túnel. Tenemos muchos problemas, pero sobre todo destacan las dificultades que soportan los turistas marroquíes y ciudadanos comunitarios para entrar o salir de Ceuta y el deterioro de la seguridad ciudadana
Ceuta está viviendo momentos difíciles y la verdad es que no se distingue la luz al final del túnel. Tenemos muchos problemas, algunos de los cuales se pusieron de manifiesto en las recientes Jornadas sobre la economía de Ceuta organizadas por el Instituto de Estudios Ceutíes, pero sobre todo destacan las dificultades que soportan los turistas marroquíes y ciudadanos comunitarios para entrar o salir de Ceuta y el deterioro de la seguridad ciudadana.
Ya no solo los ceutíes, organizaciones empresariales y otros colectivos hablan del caos fronterizo sino que, según la prensa, también lo denuncian ciertos representantes de la Policía y Guardia Civil. La Unión Federal de Policía (UFP), por ejemplo, critica la falta de colaboración de las autoridades marroquíes que interrumpen el tráfico cuando les viene en gana generando aglomeraciones de personas y vehículos. Sin embargo, esto es algo sobre lo que no podemos hacer nada en España, porque es decisión de otro país con el que, inexplicablemente, no existe contacto negociador alguno.
Lo que si depende de España e igualmente denuncia la UFP es la inoperancia de nuestros gobernantes. Cualquier viajero que llegue a Ceuta desde Marruecos observa que éste país tiene abiertos normalmente hasta seis carriles que se convierten en uno al llegar a la zona española, donde una verja semicerrada y una inexplicable sombrilla con enorme base de hormigón, conforman el embudo fronterizo. Menos mal que Marruecos, bien por colaborar con España o para evitarse problemas, reduce sus seis carriles a uno, para que así se acceda ordenadamente a la frontera “comunitaria” de Ceuta.
Pero es que la Asociación Española de la Guardia Civil (AEGC), también a través de la prensa, no solo denuncia la situación y adjudica responsabilidades, sino que propone soluciones. Dice esta organización que coinciden casi todos los grupos políticos, sindicatos, comerciantes, ciudadanos y turistas en que el colapso que sufre la frontera del Tarajal no debe perpetuarse por el bien de todos y la imagen pésima que se da de la ciudad. Pero es que añaden que hay cientos de vehículos que pasan a Ceuta a diario que no reúnen las condiciones técnicas para circular. Y esto último es también muy grave. Los ciudadanos pasamos la ITV regularmente bajo amenazas de fuertes sanciones y nos cruzamos por lo visto con automóviles que no cumplen con las condiciones técnicas para viajar a España y lo dice la mencionada asociación de la Guardia Civil.
Ambas organizaciones de Policía y Guardia Civil, cuyos agentes son también víctimas de la situación, denuncian igualmente la falta de personal, pero algunos ciudadanos nos preguntamos también cuantos de esos agentes están destinados a la frontera, al puerto y a controles fiscales y cuantos se dedican efectivamente a garantizar el orden público en la ciudad. ¿Alguien puede facilitar estos datos?. Y esperemos que la Policía Local, cuya misión, entre otras cosas es velar por el cumplimiento de las Ordenanzas Mmunicipales, la circulación y atención a las barriadas, no se esté utilizando también para cubrir huecos que generan la denunciada falta de efectivos de otros cuerpos.
Lo que opinan los empresarios afectados en la zona fronteriza es igualmente grave, ya que afirman en los medios de comunicación que desde hace dos años los ingresos han caído en picado por la incapacidad de la Administración Estatal y Local de dar soluciones, convirtiendo los polígonos en lugares dónde se prohíbe el libre tránsito y por ello el libre comercio. Y ponen de manifiesto la existencia de “naves consignas”, una actividad ilegal que hemos denunciado, pero que el Gobierno de la Ciudad no combate. Pero esto de las “naves consigna” es aclarado enseguida al constar que los principales beneficiados son los diferentes “inversores” foráneos, cuyos negocios no están domiciliados en los Polígonos, que traen las mercancías desde la Península en fardos para ser entregados a los porteadores en seis o siete naves consignas que se encuentran junto al paso del Biutz, mientras los doscientos negocios restantes no pueden realizar con normalidad su trabajo. No cabe duda que estas son acusaciones concretas que unidas a la circulación de vehículos de forma irregular y la existencia a veces de los llamados “plantos”, pueden describir una situación inaceptable.
Y todo este caos o colapso fronterizo, de falta de personal en las fuerzas del orden y de su asignación fuera del perímetro de la ciudad, produce igualmente la inseguridad ciudadana imperante que, salvo en la época navideña, nadie en su sano juicio puede negar y que provocó la emocionante concentración del pasado 17 de diciembre. Y desde luego, esta situación de abandono, acarrea también el declinar de empresas, el cierre de las mismas, la baja moral de empresarios o trabajadores y, en un futuro, posiblemente la diáspora de grandes grupos de distribución afincados en Ceuta con gran trabajo de algunos.