Vi en el cielo una nube con la misma forma de la carita de mi querido hijo recién enterrado. No sé si fue una visión peculiar, pero a mí no me vino bien. En estos momentos tan delicados la fantasía puede jugarte una mala pasada, aunque yo creo que no estaba para esos envites. Lo observé muy claramente. Aunque intenté apartar mi vista a esta visión no pude ignorarla. Me quedé al principio petrificado. Y la verdad que no me esperaba escudriñar este tipo de escenario. Vaya visión con tan malas ideas, pensé de inmediato. No era ni el momento, ni la ocasión adecuada para tan impronta. Luego al reaccionar empecé a llorar. Eran esas lágrimas que echaba de menos el día del óbito de mi nene. Aunque tuviera treinta y cinco años, era mi querido hijo menor. Nunca se está preparado para este tipo de pérdidas y menos de la forma tan rápida como fue. Una enfermedad tan invasiva y con tan malas intenciones que se llevó a mi bebé al cielo, porque creo yo que es el único lugar donde se merece estar en estos momentos. Era muy bueno con todos sus congéneres. También tenía hijos y mujer. Considero que el Altísimo fue muy injusto. No me veo preparado para afrontar esta nueva etapa en mi dilatada vida... No es natural lo que estoy viviendo en estas fechas. Sé que es una estupidez por mi parte decirte estas palabras, pero me viene de mi corazón y como es lógico te lo digo por que soy libre de expresarme. Él fue siempre una persona estudiosa. No paraba de estar emprendiendo nuevos retos para satisfacer su necesidad de aprender. Yo la verdad que estaba orgulloso de ello. Siempre había sido yo un inquieto de estar al día en todo, pero la verdad que ser padre no podía estar con los libros para poder aprender aún más cosas que en el día a día son fundamentales. Él pudo hacerlo ya que consiguió en su primera oposición con 18 años recién cumplidos aprobar para ingresar en la Guardia Civil. Mientras sus amigos estaban de fiesta, él estaba con los libros devorándolos y mientras los suyos estaban de resacón, él estaba en las carreteras machacándose y haciendo mucha gimnasia. Estaba echo un toro. Fue fantástico para el orgullo de mí, su padre, y de todos mis familiares. Pronto se dio cuenta que debía de seguir su carrera y fue ascendiendo. Para los estudios era un máquina, sé que hay que nacer para ello, y antes de su fallecimiento le habían dado sus dos estrellas de teniente. Yo la verdad que no cabía en mi ropa. Pero ahora estoy de una caída de moral terrorífica.
Sólo ver el cuadro de esos cuatro nietos y su mujer me ha destrozado el corazón. Como es lógico intentaré estar más cerca de ellos siempre que me dejen estar junto a ellos. Sólo son rompederos de cabezas este mundo en el cual vivimos. Pero particularmente creo que estaré más implicado en este nuevo reto que me ha planteado mi vida. Y aquí estoy. Afrontando este nuevo revés de mi día a día en este valle de lágrimas, pero con una idea fija: sacar a delante a mis nietos y nuera. Creo que será muy duro como todo lo demás que me ha metido los designios del Señor. Pero con paciencia, buenas dosis de tranquilidad y sobre todo dándole a nuestro intelecto creo que podré seguir para adelante. Ahora sólo me queda rezar unas plegarias por todos los míos. Tanto los que están presentes como los que he ido perdiendo poco a poco en el penoso camino de nuestra vida. Esta no es sencilla y me lo está demostrando día a día. Aunque con mi peculiar sonrisa y ganas de vivir creo que todavía me queda mucho tiempo en ella y muchas batallas que librar. No creáis que es fácil seguir sin los tuyos pero esto es lo que hay. Adelante y mucha lucha.
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