Llegamos al loco mundo de la política previa a las elecciones. A ese periodo en el que se dan tortas para subirse al carro del oportunismo y en el que los payasos ocupan espacio para defender ahora lo que antes no hicieron.
Ahí tenemos al vicesecretario de Institucional y portavoz del PP Europeo, Esteban González Pons. Se ha venido arriba con eso de pedir mejoras para la frontera. Lo hace desde el mismo partido que hizo poco o más bien nada por mejorarla. El mismo partido que anunciaba una y mil veces la visita del ministro del Interior, por aquel entonces Juan Ignacio Zoido, a quien le tildaron de ‘pinocho’ por la cantidad de ocasiones en las que prometió conocer in situ la línea fronteriza y no lo hizo. Lo más que se atrevió como ministro fue a enviar un vídeo el día de la Constitución animando a los guardias civiles a seguir en la línea.
Pero ahora de todo eso el PP se olvida y rescata a uno de sus dinosaurios políticos para denunciar que el Gobierno de Pedro Sánchez ha hecho bien poco en las fronteras de ambas ciudades y más o menos nos tiene engañados con las aduanas. Vaya, será que el PP la puso en marcha en el caso de Ceuta y solo la vieron ellos o será que el PP cortó de raíz las peores imágenes nunca vistas en ese paso fronterizo con mujeres aplastadas por el peso de los fardos y avalanchas a diario. Será será que no será nada, porque al PP aquello le vino grande y ahora personajes como González Pons externalizan la mayor de las actitudes hipócritas en plena ya precampaña electoral oficiosa.
Darse tortas por el poder se entiende. Ya saben, ahora mismo matarían por un puñado de votos. Lo que sucede es que la gente tiene memoria y sabe cuando nos salen al escenario los típicos bocazas a soltar cuatro sermones buscando su hueco como si el personal fuera tonto. Ya ven.
Si nos pusiéramos a hablar de la política que el Gobierno de España ha tenido con Marruecos en tiempos del PP no terminábamos. Ese PP incapaz de traernos a un presidente del Gobierno de España por miedo a molestar, un PP que sigue explotando la causa Perejil atribuyéndose los méritos de tan singular episodio. Si contáramos cómo se desencadenó todo terminarían metiéndose bajo tierra por ni siquiera enterarse cuando una patera para pescar atunes les metió en uno de los mayores conflictos mientras los pesos pesados de esta tierra celebraban un acto social copa de vino en mano.
Por la boca muere el pez, cuanto más grande más fácil detectarlo.