El sábado cuando iba paseando con mi madre, hijo y mujer a la altura de los jardines de la plaza de África me llamó la atención cómo una niña, escoltada por dos hombres trajeados, iba vestida con un traje largo de color rosa pálido. La pobre llevaba cogida con las dos manos el vestido para evitar que los bajos se pudieran ensuciar y deteriorar con el roce del mismo con el suelo.
Parecía una escena de las películas antiguas donde las mujeres querían ir un poco más deprisa en sus andaduras con los cancanes de époc .
Rápidamente relacionamos la escena con la cercanía de la Iglesia de África con una posible comunión. Sabido es que estamos en el mes de mayo que es cuando tradicionalmente en los fines de semana se hacen estos actos religiosos en todas las iglesias de nuestra querida perla del Mediterráneo conjuntamente también en nuestras hermanas de toda España.
Entonces fue cuando las mujeres de mi familia dijeron: “Hoy en día una comunión es un acto social tan grande que los más mínimos detalles de los que van a ir a la celebración son fundamentales. En las niñas por consiguiente es mucho más la atención que hay que ponerles. Desde la elección de una buena peluquera, para que horas antes del acto esté con ella para que le ponga todo el arte para realzar todo lo atractivo que tiene nuestra niña. Las mejores maquilladoras, para empezar el sendero del coqueterismo a tan temprana edad. Y lo más vistoso la elección del traje que va a portar nuestro ‘ojito derecho’ de nuestra casa”.
Esto último llevará los clásicos conflictos entre generaciones. Los que tengan más canas que normalmente son los que van a poner los dineros para la adquisición de esta joya, y digo bien joya, ya que cuando digan el precio nos puede dar un síncope.
La segunda generación con las restricciones de los párrocos.
Y por último también tenemos la actora principal que es la niña que va a hacer la comunión que estará pendiente a varias bandas. Por un lado a competir con lo que van a llevar sus amigas y las ganas e ideas que tenga nuestro retoño.
Mi madre me auguró que su nieto más novel Raúl, con su corta edad de seis años, hay que tirar de imaginación y ganas de vivir de la señora que a su corta trayectoria por la vida con sus ochenta y un añitos, tiene bien vivas las ilusiones de un mañana que puede suponer tranquilamente cinco años, pero las reflexiones dan potencia al arraigo a nuestra tierra... vestirá el mismo traje que portó el que está redactando este artículo. Se trataba de color hueso, el modelo tiene colocado en el pecho bordado en hilo que mezcla el oro con el color rojo la Cruz de Santiago. Un reto bastante grande donde las horas dedicadas para encontrar un lugar donde diseñen este tipo de reliquias es muy difícil. Todo esto en los días donde prima nuestro ‘espabila burros’ como es Internet.
No sabiendo la talla que vestirá en este largo peregrinaje hacia ese día tan feliz para esta criatura. Que me gustaría saber si tiene idea de lo que va a suponer ese día tan emocionante en el calendario del mismo.
Luego viene la elección del lugar del convite. La cantidad de invitados. Dónde irán sentados cada uno. En fin otro desmadre a tener en cuenta. Esto suma muchos euros que eso sí es ser una mujer previsora para ahorrar de su paguita de buena contribuidora con las arcas del Estado como ha sido ella durante sus muchos años luchando por dar de comer a sus hijos. Que tomen nota los foráneos que vienen a España. Hay que currar señores.