En menos de un mes acabaré mi estancia en el Parque de las Ciencias de Granada como investigador de la Universidad de Granada. Durante este tiempo he estado estudiando el impacto socioeconómico que la actividad de este Museo de ciencia genera en la sociedad granadina, principalmente, pero también en Andalucía y en el resto del país. Cuando nuestro informe preliminar ya ha sido enviado a los directivos de la institución, asisto perplejo al intento de desmantelamiento de su modelo de gestión por parte de la Junta de Andalucía. La excusa. La Ley de Régimen Jurídico del Sector Público y otras normas relacionadas con la racionalización del gasto público, que obligaba a cambiar los estatutos de los consorcios (el Parque de las Ciencias de Granada es un consorcio), y a adscribirse a una administración (en este caso, la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, que es quien tiene el porcentaje mayoritario de participación).
Pero, hay cosas que la Junta de Andalucía no explica. La singularidad en el funcionamiento del Parque de las Ciencias de Granada se puede solucionar convirtiéndolo en Fundación Pública, para así mantener su autonomía, e incluso mejorar su capacidad de autofinanciación mediante el mecenazgo. La Junta de Andalucía se ha negado hasta el momento. Las consecuencias. Una centralización administrativa de la gestión diaria y de la recaudación del Parque, incompatible con la necesaria agilidad, para seguir alcanzando cotas de eficiencia y excelencia. Por lo pronto, ya han provocado las iras de la mayoría del personal, que ha visto reducida su nómina de la noche a la mañana, sin explicación de ningún tipo, y sin una resolución administrativa que avale la actuación y permita el derecho a ejercer la legítima defensa. El objetivo inconfesable. Provocar el colapso en la gestión del Parque, para así justificar su privatización, según mi opinión y la de bastantes otras personas conocedoras de los entresijos de esta institución.
Evidentemente, conocer la intencionalidad de los dirigentes actuales de la Junta de Andalucía, es complejo. Pero, en casos similares, el Tribunal Constitucional ya ha construido la denominada doctrina de la prueba indiciaria. Aplicando esta doctrina al presente caso, la conclusión no puede ser otra. Si el Parque de las Ciencias ha construido una historia de éxito, y si su funcionamiento ha sido ejemplar, ¿qué razón hay para cambiar dicho modelo, procediendo a centralizar la gestión de algo que no puede funcionar así?. Verde y con asas.
No voy a dar muchos datos respecto a las actividades del Parque de las Ciencias. En su memoria de gestión de 2018 y otros documentos accesibles en su página web, se explica con detalle la misma. Pero sí voy a destacar lo que a mi juicio es lo que da cuenta del enorme impacto socioeconómico de esta institución.
Así, la evolución del número de visitantes del Parque de las Ciencias de Granada desde su apertura en 1995 ha sido espectacular, convirtiéndose en un referente nacional y europeo en museos más visitados, además de en una importante fuente de ingresos para la economía granadina y andaluza. Hablamos de 128.290 visitantes totales en 1995, frente a 759.165 en 2018, si sumamos estrictamente los visitantes del museo, el planetario y el biodomo, por separado. De estos, unos 342.004 vinieron del resto de Andalucía, sin contar Granada, 111.901 del resto de España y 36.060 del resto del mundo. Los modelos predictivos de series estadísticas utilizados en el estudio, nos mostraban una evolución también al alza en los próximos 24 meses.
Pues bien, partiendo de los datos del gasto turístico medio por persona y día estimado por el Instituto Nacional de Estadística para 2018, de los datos de visitantes por grupos y origen facilitados por el PCG y de las Tablas Input Output, y adaptando a cada grupo de visitantes el tipo de gasto adecuado, así como aplicando los correspondientes factores correctores, para no sobrevalorar el gasto total, se obtuvieron unas estimaciones respecto al impacto socioeconómico que causa su actividad.
Lo que demandaron en consumo y servicios en 2018 de los visitantes del PCG, se cifra en más de 23 millones de euros. Aplicando la metodología del análisis input output de Leontieff, se obtenía que la producción necesaria para satisfacer dicha demandada ascendía a algo más de 49 millones de euros entre todos los sectores de la economía, de los que un 73,5% se producía en el entorno próximo al Parque de las Ciencias. Restando consumos intermedios, el valor añadido que dicha demanda generaba en la economía local superaba los 23 millones de euros. Todo lo anterior nos llevaba a estimar que el empleo directo generado en la economía granadina estaba en torno a los 800 puestos de trabajo. Si a esto se le suman los casi 100 empleos indirectos que genera el propio Parque, así como el total de su plantilla, estamos hablando de una cifra cercana a los 1.000 empleos, que es casi el 0,3% del total de empleo de la provincia de Granada. Algo realmente espectacular.
Si comparamos estas cifras con el Presupuesto estimado para el Parque de las Ciencias en 2019 de 9,7 millones de euros, de los que casi un 45% se genera con su propia actividad, estamos hablando de que el otro 55%, que es lo que aportan las instituciones públicas y privadas del consorcio, es decir, algo más de 5 millones de euros, está generando un valor añadido en la economía de más de 23 millones de euros, y un volumen de empleo cercano al 0,3% del total de la provincia de Granada. Es decir, cada millón de euros que han gastado las entidades públicas y privadas en el consorcio del Parque de las Ciencias de Granada, ha retornado a la sociedad por un importe que casi quintuplica el valor inicial. Es decir, hablando en términos de rentabilidad social, la inversión en ciencia en este Museo está más que justificada.
Además de lo anterior, también en nuestro estudio descubrimos otras cuestiones, igual o más importantes. La primera, que su modelo de gestión democrática, complementada con una modesta independencia administrativa y financiera, le había permitido situarse a la vanguardia en innovación sostenible y responsable. Un caso atípico en el funcionamiento de un Ente Público, digno de estudio en las escuelas de gestión empresarial. Profundizar en esta cuestión es uno de nuestros próximos objetivos.
La segunda, en consonancia con evidencias obtenidas en estudios internacionales respecto a que un alto porcentaje de los estudiantes universitarios que cursaban carreras de ciencias en países como Australia o Finlandia, habían visitado Museos de Ciencia. En nuestro caso, también se han obtenido correlaciones estadísticas positivas y significativas entre el total de visitantes del Parque de las Ciencias Granada y el total de matriculados en algunas de las carreras universitarias que se cursan en la Universidad de Granada. Esta es la otra cuestión en la que pensamos profundizar en los próximos meses, que, si se corrobora, mostrará una inequívoca influencia educativa y social positiva de la actividad del Parque de las Ciencias de Granada.
El artículo 44 de la Constitución Española establece que “Los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura, a la que todos tienen derecho”, y también que “Los poderes públicos promoverán la ciencia y la investigación científica y técnica en beneficio del interés general”. En el caso del Parque de las Ciencias de Granada, este mandato constitucional se lleva a la práctica de forma ejemplar. Además de generar vocaciones científicas y demostrar que la independencia y la autonomía no están reñidas con la eficiencia y la excelencia, también, el impacto en la sociedad de cada euro de dinero público gastado en la institución se ha multiplicado por más de cuatro en forma de valor añadido generado en la actividad económica.
En estas circunstancias, intervenir desde Sevilla la actividad del Parque de las Ciencias de Granada, cuando hay soluciones legales y razonables distintas, como es el caso de las Fundaciones Públicas, además de una temeridad, es una tremenda irresponsabilidad que traerá consecuencias irreparables para la cultura y la economía de la sociedad granadina. Por esta razón, hemos de atender los llamamientos de las organizaciones sociales el próximo domingo, 29 de diciembre, y fundirnos todos en un gran abrazo al Parque de las Ciencias de Granada. Porque, si ellos tienen el poder y la fuerza, nosotros tenemos la fuerza de la razón.