Categorías: Opinión

Operación rescate

Durante las últimas semanas, la coalición integrada por el PP y el PSOE, ha inundado la escena política con una serie de idas y venidas relacionadas con las bonificaciones de las cuotas a la seguridad social. Pretenden aparentar interés en mejorar la economía de Ceuta. No es más que un montaje, muy similar a los que se organizan en el mundo de la farándula sentimental. Conviene regresar a la realidad.
El Gobierno de la Nación no tiene la más remota intención de invertir ni un sólo céntimo más en esta cuestión. Lo ha dejado meridianamente claro con sus actos (votando en contra de la admisión a trámite de la iniciativa legislativa presentada por Melilla). Y por escrito (en contestación formal dirigida a Comisiones Obreras). Este simulacro es una operación de rescate de la credibilidad del PSOE ceutí pactada con el PP. Al PP le interesa mucho que su oposición en la asamblea sea el PSOE (plastilina pura) y, además, le viene muy bien rellenar su raquítico balance de gestión en materia económica con algunas actuaciones, aunque sean falsas (el imperio de la propaganda).  Un somero repaso de los hechos desvela fácilmente la trama.
El sistema de bonificaciones se aplica en nuestra Ciudad desde el año dos mil cuatro, gracias a la gestión personal del entonces Delegado del Gobierno. Al tratarse de una medida muy celebrada por un número muy estimable de empresarios y trabajadores (estos perciben un plus algo mayor del seis por ciento por este concepto), se convirtió en un importante argumento electoral. El PSOE, al que las encuestas auguraban una derrota segura, no dudó en incluir en su programa electoral la elevación (hasta el cincuenta por ciento) y la extensión (a todos los sectores) de la bonificación. Ya se sabe que desde la oposición es muy cómodo añadir “dos huevos duros más”. El destino hizo que las encuestas fallarán, y el PSOE ganó. Se vio metido en un lío. Obviamente, jamás pensaron en cumplir tal promesa. Pero ¿Cómo hacerlo sin dejar en evidencia sus propias siglas? Se dedicaron a ganar tiempo (la legislatura dura cuatro años…). Pero llegaron las elecciones municipales. El PP, como parte de su campaña electoral, llevó a pleno la aprobación de una iniciativa legislativa para tal fin. En ese momento, el PSOE había puesto en marcha una frenética y alocada estrategia de recuperación del espacio perdido. El despliegue fue espectacular. Desfilaron una multitud de cargos públicos y gastaron lo que tenían. Todo valía antes de las elecciones. No se iban a ver frenados por una simple votación. Votaron que sí.
En mayo de dos mil siete quedó demostrado que el problema del PSOE de Ceuta no es coyuntural ni de personas, sino de concepto. Simplemente, no existe. Durante toda esta legislatura pudieron  (y debieron) trabajar en una insoslayable refundación (aglutinar a todos los progresistas en torno a un proyecto nuevo, sustentando en la aplicación de los postulados de izquierdas a la compleja realidad social de la Ceuta del siglo veintiuno); pero renunciaron a ello. Optaron, nuevamente, por la mercadotecnia. Expulsaron a quienes tenían ideas, principios e ilusión, y se quedaron con los que perseguían una nómina. Han orillado todo su potencial ideológico y humano, que es mucho, para empecinarse en promocionar un candidato prefabricado cuya única característica destacable es su manifiesta insolvencia. Misión imposible. Pero si el PSOE puede presumir de algo en esta Ciudad, es de su contumacia en el error. Y en eso andan. Le ponen su corbatita y lo zarandean de un sitio a otro procurando que parezca algo. Entre las piedras que hay que quitar del camino está el engorroso asunto de las bonificaciones. Una situación muy comprometida, de la que no es fácil salir, porque está en juego la credibilidad de su discurso (si mienten en esto pueden mentir en todo). En este punto surge la ocurrencia. Urden una coartada, la envuelven con un fino celofán  de veracidad, y la lanzan a modo de anzuelo para neutralizar a la ingenua opinión pública. Ahora, después de seis años, la versión oficial no es que no vayan a cumplir su promesa, sino que están estudiando, con mucho rigor y profundidad, la mejor manera de hacerlo. Fea costumbre, ésta de tratar a los ciudadanos como idiotas. Respiran. Han conseguido despejar el horizonte hasta el año dos mil doce. Para ello han contado con el Presidente Vivas, que actúa como cooperador necesario en su desesperado intento por reflotar al PSOE. Sería feliz teniendo al PSOE como único adversario. Queda un pequeño cabo suelto. La economía de Ceuta continúa su imparable declive, el paro sigue creciendo, las empresas sobreviven asfixiadas, y los asalariados del sector privado se debaten en la precariedad. Pero esto no parece incumbir mucho a nuestros abnegados dirigentes, que bastante tarea tienen con labrarse su propio porvenir.

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