La Operación Plomo, desarrollada por la Policía Nacional en Ceuta tras la escalada de disparos producidos entre dos bandas enfrentadas por el control del negocio del narcotráfico, no tiene punto y final. Los registros realizados este viernes en la barriada del Príncipe se enmarcan en esta actuación y se dirigían hacia la búsqueda de presuntos implicados en esa escalada de violencia a los que todavía no se les ha podido poner los grilletes. Están en busca y captura, escondidos en la ciudad, y tras ellos se dirigen no solo acciones como la de este viernes, sino las que seguirán llevándose a cabo para localizar a esos individuos como también las armas que, se sabe, mantienen ocultas.
Entre los encuadrados en la condición de busca y captura está uno de los presuntos cabecillas pero también el joven que escapó tras disparar a otro en Los Rosales y, en plena escapada perseguido por la Policía Local, apuntó a los agentes con su arma. A la hilera de detenidos en distintas operaciones del CNP y a los autos de entrada en prisión preventiva dictados ya para algunos de ellos, se suman las buscas y capturas que permanecen activas.
La entrada y registro del pasado viernes no terminó con arresto alguno, pero sí tuvo sus consecuencias horas después. En la tarde noche se produjeron disparos en la barriada del Príncipe sin heridos. Fuentes policiales los encuadran en toda esta situación convulsa generada por enfrentamientos entre grupos aderezados por denuncias cruzadas, muchas de ellas falsas, que vienen a enturbiar el clima registrado.
A los disparos con heridos causados por pistoleros se suman las autolesiones que tienen como finalidad culpar a miembros de otra banda con la presentación de denuncias falsas. Y todo esto se produce en un momento de elevada tensión, de amenazas constantes a través de redes sociales y de inseguridad en una barriada cuyos vecinos ya han expresado su temor por lo que está pasando. Las amenazas en redes sociales se traducen en acciones concretas con disparos a plena luz del día: en la calle, en cafetines, sin miramiento y ante presencia de menores. Vecinos que, por ejemplo, salían a comprar el pan resultaron heridos de bala. Así, sin más. Otros que acudían a trabajar resultaron amenazados o fueron testigos de disparos al aire. Los residentes tienen miedo.
La Operación Plomo, judicializada con al menos dos procedimientos abiertos en diferentes juzgados, sigue activa con el fin de terminar con esta quiebra de la seguridad y eso se conseguirá si se da con el armamento ocultos en Ceuta.
Hasta el momento se han incautado de armas tanto pistolas, escopetas o incluso un subfusil, pero son reductos de lo que realmente hay y eslabones de la gran cadena de armamento que entró en nuestra ciudad, que está escondido y cuya localización ha llevado a la puesta en marcha de cuantiosos operativos sin éxito. No solo de la Policía, también de la Guardia Civil. Ambas fuerzas de seguridad han llevado a cabo en los últimos años investigaciones para dar con los puntos de ocultación, los zulos en donde se esconden las armas. Fruto de las investigaciones paralelas llevadas a cabo se tiene conocimiento de su existencia, su ocultación siempre lleva a los mismos autores implicados, pero no se ha terminado por dar con ellas. Se han rastreado terrenos próximos a solares, a la zona del Grifo cercana a la mezquita, sótanos de viviendas… Incluso se ha dispuesto de detectores de metales gozando de información que apuntaba a los lugares pero que ha resultado equívoca o tardía.
Las investigaciones no cesan. Es la prioridad ante la hilera de heridos y muertes acontecida.
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