La segunda sesión de juicio oral seguida en el Juzgado de lo Penal número 1 de Ceuta, para esclarecer la presunta relación de seis personas con las quemas de bienes particulares de agentes de la UDYCO o de sus familias como parte de un plan de venganza que perseguía desmembrar la Unidad policial, ha contado este martes con declaraciones de varios policías nacionales que o bien sufrieron en sus propias carnes alguno de estos atentados o bien participaron en las investigaciones desarrolladas. A través de videoconferencia prestó también declaración el que fuera máximo responsable de la UDYCO en la ciudad además de ser el instructor policial.
A resultas de todas las declaraciones policiales asoma una clave: si los acusados no eran siquiera conocidos por la UDYCO, si ni tan siquiera los habían detenido en las diversas operaciones que llevaron a cabo durante los años 2015 y 2016, ¿por qué tendrían un interés por quemar propiedades de estos agentes o de sus familias? Es evidente, porque así lo corroboró el jefe accidental de Bomberos, que los incendios fueron provocados. En el caso del registrado hasta en tres ocasiones distintas en un kiosco del Polígono Virgen de África se usó acelerante para provocar las llamas.
Un policía nacional víctima de la quema de su coche, ocurrido a las espaldas del colegio Príncipe Felipe, sigue todavía preguntándose por qué calcinaron su vehículo cuando ni había arrestado a ninguno de los acusados ni tenía nada en contra de los investigados en esta causa. Aquella quema fue la escenificación de un acto de represalia contra su persona del que todavía no encuentra explicación.
Para intentar encontrar un posible nexo de unión que vinculara a los acusados con un plan para romper el equipo de UDYCO-Ceuta hubo que escuchar al que fuera su máximo responsable, quien trajo a colación la famosa Operación Monte que se saldó con la detención de más de una treintena de personas y el decomiso de toneladas de hachís que eran trasladadas desde la ciudad a la Península ocultas en camiones.
Cuando comenzaron a producirse las quemas de bienes de agentes o de sus familias la Policía comprobó que todas tenían una relación: tenían que ver con miembros de la UDYCO. Las investigaciones comenzaron sin pensar, en un principio, que las mismas estaban relacionadas con alguna de las operaciones antidroga desarrolladas o con la propia Operación Monte, una de las más exitosas en Ceuta.
De hecho durante un año la investigación quedó “muerta”, se habían producido quemas y en seco pararon esos atentados hasta una fecha concreta, que coincidió con la efeméride de la Operación Monte. Había transcurrido un año de esa intervención y justo fue quemado el coche de un policía. Quemado y grabado en vídeo con un teléfono móvil como prueba de que “se había cumplido el encargo”. Hacer esa grabación se pagó con 10 euros.
El exjefe de UDYCO sitúa a los acusados como personas relacionadas con las quemas, señalando a uno de ellos como el “dirigente” de las mismas, el organizador que se servía de personas diferentes en cada ocasión para quemar. Si no hay confirmada una animadversión de los acusados contra la UDYCO, ¿por qué la consecución de estos hechos? Eran actos “orquestados” por “alguien que tiene interés en romper la UDYCO” porque la Unidad había desarticulado operaciones importantes. Para cerrar esas sospechas y focalizarlas en la ‘Monte’ hubo que esperar a que se realizara, en el marco de las vigilancias llevadas a cabo, un encuentro entre el presunto organizador de las quemas y otro de los acusados, íntimo amigo de un agente de la Guardia Civil señalado en la Operación Monte como uno de sus presuntos cabecillas. Fue ahí donde la UDYCO, siempre en el marco de las hipótesis, consideró que esas quemas tenían –ya entonces sí- un motivo.
¿Tanta animadversión podría existir entre ese agente de la Guardia Civil y la UDYCO? El exjefe de esta Unidad lo mantuvo en su declaración. De hecho narró que en toda su vida de policía nunca había topado con un detenido que le guardara tanto odio. Y puso ejemplos, como una visita a prisión para mantener una entrevista entre este agente de la Benemérita y un teniente de ese Cuerpo al que acompañó el propio exjefe de UDYCO. Ahí se produjo una situación de “animadversión” de “ataque”, “de sentimiento de odio hacia mí y hacia la UDYCO”, dijo. La entrevista se suspendió porque el teniente de la Guardia Civil no aceptó que se mantuviera si no estaba presente este mando policial.
Preguntado por una de las Defensas sobre si esa “animadversión” no era más bien una “indignación por su mala praxis” como policía lo que había llevado a que este guardia civil acusado en la ‘Monte’ le haya interpuesto una querella que sigue ahora su procedimiento judicial, el exjefe de UDYCO insistió en la misma línea: “En 28 años de policía” nunca se topó con un detenido con tanta carga de odio y nunca ha tenido una tacha por mala praxis en su labor.
Aquellos incendios afectaron a todos los componentes del Grupo “anímicamente” sobre todo por las quemas que salpicaron a familiares, al generarse un sentimiento de “autoculpa”. No obstante el Grupo siguió “trabajando y bien”. Hubo no obstante agentes que se fueron de Ceuta y otros que pidieron cambio a otras unidades.
En esta segunda fase de un juicio que viene marcado por la nulidad de buena parte de las actuaciones que hubieran servido de baza al Ministerio Fiscal, la labor de las defensas se centró en poner en evidencia la ausencia de pruebas que pudieran incriminar a sus clientes en las quemas. Las preguntas que efectuaron a los distintos agentes que prestaron declaración fueron dirigidas a comprobar si más allá de indicios o hipótesis hubo pruebas clave, toda vez que las escuchas, grabaciones y declaraciones han sido todas invalidadas por nulidad.
Producto de las declaraciones escuchadas se pudo concluir que la investigación que ha sostenido esta operación se fundamentó en visionado de cámaras, el contenido de la apertura de un teléfono –prueba a la que afecta la nulidad- e informaciones que se recibieron en la Policía por llamadas anónimas.
Por casos concretos, en la investigación del coche de un agente residente en la barriada Zurrón se visionaron cámaras en las que se apreciaba la salida de dos vehículos nada más producirse la quema. Uno era un todoterreno de color champagne que nunca pudo ser identificado; el otro un Golf que fue vinculado a uno de los acusados en este procedimiento. Ambos abandonaron el lugar justo al producirse el incendio, en una noche en la que había muy poca gente y tráfico, una noche “de perros”.
Ese mismo Golf es el que luego aparecería en la revisión de las grabaciones de las cámaras de la frontera el día antes de la quema de otro coche al lado del colegio Príncipe Felipe, marcando ese turismo. Allí mismo un agente de la UDEV identificó a un joven grabando esa quema, joven que confesó que le habían pagado para hacerlo y aportó datos incriminatorios. Al intervenirse ese teléfono se comprobó que había más fotografías de otras quemas, entre ellas la del kiosco. La Policía siguió investigando, sumando indicios que les llevarían al culmen de la investigación y al razonamiento de la posible causa de todo esto desarrollando detenciones de presuntos autores, un supuesto organizador y una autoría intelectual.
En la jornada de este miércoles se pretende terminar con la toma de declaraciones de más agentes y de un testigo requerido por la Fiscalía que de no aparecer podría provocar la suspensión. Además debería tener lugar ya la lectura de los informes. Al Ministerio Público le toca sostener una acusación a sabiendas de que su escrito de calificación topa con la nulidad de buena parte del fundamento de toda esta operación; las Defensas han orientado sus preguntas y estrategia a la ausencia de pruebas concretas que vinculen a sus patrocinados en momentos concretos y con quemas determinadas toda vez que intervenciones y grabaciones así como material obtenido de la apertura de un teléfono móvil ha sido anulado.
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