OPE, fase crítica... ¿Y soluciones?

No hay remedio. Siempre asistimos a las mismas imágenes. El puerto colapsado en plena fase crítica de la OPE. Las infraestructuras no soportan tanta presión de vehículos, aunque la misma no nos haya pillado por sorpresa puesto que ya se preveía. La frontera y el puerto se convierten en la entrada y salida de una auténtica ratonera en la que quedan atrapados cientos de vehículos. Así ocurrió ayer, desde primera hora de la tarde hasta bien entrada la noche, llegando a quedar bloqueado el tránsito por la avenida Cañonero Dato. Ya pueden imaginarse las escenas: gritos, pérdidas de nervios, un ruido ensordecedor producto del son de los claxon al unísono, pequeños llorando... y unos agentes desesperados intentando controlar los nervios de los allí presentes para que de las retenciones no nacieran tanganas.
La espera se convertía en la primera traba, después llegaría el embarque. Si bien la Autoridad Portuaria organizó las canalizaciones disponiendo distintos carriles, toda esta auténtica presión provocó que el caos se adueñara de los horarios. No hay ley ni normas que cumplir, solo un auténtico caos. A algunos les tocó esperar una hora, otros arrastraban hasta cuatro, con tal de coger plaza en alguna de las compañías que enlazaba la ruta del Estrecho y que habían anunciado un refuerzo en su flota para atender toda la demanda.
En pleno 2013, ¿cabe hablar o escribir de puertos colapsados?, ¿se puede permitir la pérdida absoluta de tráfico por Cañonero Dato ante la acumulación de vehículos?, ¿cabe que una frontera que va a ser la puerta de entrada de los magrebíes que han elegido esta vía de regreso quede bloqueada? Los datos que se manejan son perfectamente conocidos, a nadie le pilla por sorpresa esta fase crítica que, de hecho, fue anunciada. Se sabe que esto va a suceder, ¿por qué no se le pone remedio?, ¿acaso no pueden disponerse planes más efectivos o controles adecuados para evitar que el trayecto puerto-frontera no quede convertido en un callejón sin salida?
Ceuta no puede permitirse situaciones así, porque al margen del desarrollo de la fase final de la Operación Paso del Estrecho hay toda una ciudad que sigue su vida y no puede quedar completamente mermada porque no se haya sido lo suficientemente ágil como para evitar que una pequeña retención termine convirtiéndose en una toda una bola imposible de frenar.
No hay año en el que, por una u otra causa, no tengamos que hacer mención a historias de colapsos, denuncias, retrasos, bloqueos y, en definitiva, mala imagen de una ciudad que queda vinculada a un tercermundismo inapropiado. ¿Y las soluciones?