El resultado de las
elecciones municipales del domingo pasado en Ceuta solamente deja abierta la puerta a dos opciones para la investidura del nuevo alcalde-presidente de la
Ciudad: que lo sea Vivas o que todos los demás partidos con representación institucional se unan para elegir a otro candidato, algo virtualmente imposible a la vista de la negativa rotunda de todas las formaciones a alcanzar ningún acuerdo con la
ultraderecha. La Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) establece sobre la elección de alcalde que las Corporaciones municipales, como la Asamblea de Ceuta, se constituyen en sesión pública “el vigésimo día posterior a la celebración de las elecciones”, es decir, el próximo 17 de junio, “salvo que se hubiese presentado recurso contencioso-electoral contra la proclamación de los concejales electos, en cuyo supuesto se constituyen el cuadragésimo día posterior a las elecciones”. Pueden ser candidatos todos los concejales que encabecen sus correspondientes listas, es decir,
Vivas, Gutiérrez, Redondo,
Hamed y Mustafa. Si alguno de ellos obtiene “la mayoría absoluta” de los votos es proclamado y si ninguno lo logra “es proclamado alcalde el concejal que encabece la lista que haya obtenido mayor número de votos populares”, que en este caso es Vivas como número 1 de la candidatura del Partido Popular. El Estatuto de Autonomía de Ceuta refrenda sobre la elección del presidente de la Ciudad que “se efectuará por mayoría absoluta” y que “en caso de que ningún candidato obtenga dicha mayoría, quedará designado el que encabece la lista que hubiera obtenido mayor número de votos”, por lo que el PP tampoco necesita ningún pacto para que Vivas sea investido. Es decir, no es factible la formación de mayorías alternativas que no alcancen la absoluta como la que podrían tejer el
PSOE (que ha obtenido 6 escaños) con el MDyC (3) y
Ceuta Ya! (2), pues solamente sumarían 11 votos y necesitarían el respaldo de Vox. Hace cuatro años, tras los comicios de 2019, el PSOE renunció a la presentación de candidatura a la Presidencia de la Ciudad al temer que la ultraderecha pudiese apoyar a Manuel Hernández simplemente para echar a Vivas de la Presidencia de la Ciudad pese a estar en las antípodas políticas e ideológicas. Otra cosa son las Vicepresidencias de la Mesa Rectora, que se eligen simultáneamente una vez que el nuevo presidente presta juramento o promesa. En este caso cada grupo puede presentar un candidato y cada diputado escribe un solo nombre en una papeleta. Se elige por orden sucesivo a aquellos que consiguen mayor número de votos. Durante la pasada legislatura el PP concedió la Primera a la oposición, al PSOE o a Vox según el momento en el que cada uno garantizaba la gobernabilidad de la Ciudad. Al margen de su peso político se trata de puestos con retribuciones casi iguales a las asignadas a los consejeros del Ejecutivo local (este año, 52.064,02 euros brutos anuales divididos en 14 pagas).