Opinión

Ofrecimiento de luz para Lakhsmi

No hay sueño más grande en la vida que el sueño del regreso al lugar donde tuve que ir, el mejor camino es el camino donde todo queda escrito, cual si fuera alguna vez el camino imposible, no hubo jamás despedidas más grandes que un regreso o un retorno, porque Ganesh me inspiró como lo imposible, los obstáculos o lo difícil tantas veces apareciese en el camino.

El tiempo estaba de mi lado, cuando estaba corriendo calle abajo, era tan genial, genial, con una maleta y unas cuartillas con una pluma abandonada y algo nuevo en que ocupar mi mente que sabe la gente las manos que me acarician a donde están.

Comienza un nuevo año para los hindúes, en octubre o noviembre- dependiendo de la luna-, la India celebra su festival más importante: el Diwali o la fiesta de las luces.


Y aunque yo nunca pude imaginar el poder comentar el sentido religioso de la celebración en los libros pude contemplar:

La divinidad que preside esta festividad es Lakshmi, consorte del dios Vishnú, ella es quien otorga la prosperidad y la riqueza, por eso es especialmente importante para la casta de los comerciantes (vaisyas). Es tradición que la diosa favorecerá de forma especial a quienes se reconcilien con sus enemigos.

El simbolismo de la fiesta consiste en la necesidad del ser humano de avanzar hacia la luz de la verdad desde la ignorancia y la infelicidad, es decir, obtener la victoria del dharma (la virtud) sobre adharma (falta de virtud ).

Al anochecer se abren todas las ventanas y puertas de las casas y en cada una de ellas se realiza un ofrecimiento de luz con una lámpara de aceite o una vela, repitiendo el mismo mantra, para que Lakshmi entre para el resto del año.

Krishna dice en la Gita: Si alguien me ofrece con amor y devoción una flor, un poco de agua, una fruta o una hoja. Yo la acepto.

El rincón de mi pluma donde reposan mis musas entre arena y espuma.


Queda en la retina y en los rincones de mi memoria las pasiones y los sentimientos que recorren mis venas de la madre India por los bellos momentos que viví desde que mi padre nos cogía de la mano y nos llevaba de paseo en los traqueteos de los autobuses para disfrutar por la venta los rincones de Ceuta la tierra que lo acogió casi un juvenil con los brazos abiertos para enamorarse de mi madre siendo por testigo el Paseo de las Palmeras.

La filosofía de la India eterna de los rincones de Hyderabad Sindh la que curtió a mi madre a sentir como ardía el suelo andando descalza como aquel día paseando por un bosque a lomos de un elefante con su amigo de la infancia, ante el asedio de los perros salvajes como guardianes de la selva mística, el amigo le dijo tranquilo que el elefante sabe lo que tiene que hacer, es su medio, es su hábitat, y ell se defenderá atacando al jefe de la manada.

"El simbolismo de la fiesta consiste en la necesidad del ser humano de avanzar hacia la luz de la verdad desde la ignorancia y la infelicidad, es decir, obtener la victoria del dharma ( la virtud ) sobre adharma (falta de virtud)"

A mantener el rumbo del timón de la nave sin su mano temblar, así fueron pasando los años sin olvidar lo que era y de donde venía, para inculcarnos los valores en todos los órdenes de la vida.

Llegaban las celebraciones de Diwali y le ayudaba en la limpieza de la tienda, en el escaparate arreglado, en los mostradores y vitrinas, adecentado del almacén y en el aguinaldo para ropa para toda la familia, que su jefe le entregaba cada Diwali, llegaba el domingo y toda la Comunidad Hindú se reunía en el Cine Cervantes, traían una película de Canarias, una película de estreno de lo que hoy se llama Bollywood y mi padre le iba traduciendo a mi madre la trama de la película, uno se contentaba con que fuera de acción y peleas porque las canciones siempre, como decíamos, eran de amores.


Después del cine, todas las familias quedaban reunidas para ir a comer a los restaurantes de la época, el Bar Niza, Casa Fernando o Los Pulpos para, a continuación, la merienda en la Cafetería Rex en la Galería Ibáñez.

“Como te pedí el día de mi Primera Comunión: Papá ayúdame a conservar la luz de la Fe”

Mi padre dejó una frase para mí histórica, en Casa Fernando: “ podéis pedir lo que queráis de comer; he sufrido en la India lo que es la necesidad pero no me pidáis ni una moto ni un yate “.

Mi padre siempre me decía: “niño, cuando cobres las comisiones compra ropa, ingresa en la cartilla, luego el cine o la discoteca con la novia pero antes ven que te vea vestido con lo que te has comprado.

Cuando llegó la época de sacarnos el abono del Ceuta mi padre nos dijo a mi y a mi hermano, “apuntar el dinero en la caja y sacaros el carnet de socio, pero ir pagando todas las semanas cuando cojan las comisiones el dinero a cuenta, y decía, os puedo regalar el carnet pero quiero que aprendan a pagar las cosas”.

Siempre me decía mi padre que tuviera consideración con todos los seres humanos que forman parte de este mundo porque nunca sabíamos donde los podíamos encontrar, el trató con respeto en dar la limosna al pobre, el respeto al sacerdote y sus descendientes o la imposición del Rátky recordando que en la guerra la hermana defiende al hermano.


Pasaron los años, pasaron las noches de celebraciones y los grandes momentos vividos en los comercios pasando a las visitas a las casas donde aquello era una fiesta increíble, así como las cenas de gala con la conocida entonces como ‘Escala en Hi-fi’ donde los jóvenes hacían interpretaciones de piezas musicales de Bollywood con los saltos espontáneos de muchos conocidos disfrutando sin darse cuenta de los recuerdos más allá de la India.

Los partidos de fútbol de la Comunidad Hindú en el campo de Benzú, los goles, los abrazos y las celebraciones hasta llegar a nuestros días con los sentimientos y las lágrimas vivas por los que ya se fueron para siempre.

Papá llegaron los hijos y las hijas, Bárbara, Natalia, Govinda y Martina, -ahora viene otro, Miguelín… -y llegaron los bisnietos, mi nieto Jesús y seguimos compartiendo y contando la filosofía que nos dejaste por los tiempos de los tiempos más allá de la India.

Al anochecer se abren todas las ventanas y puertas de las casas y en cada una de ellas se realiza un ofrecimiento de luz con una lámpara de aceite o una vela, repitiendo el mismo mantra, para que Lakshmi entre el resto del año.

Como te pedí el día de mi Primera Comunión: “Papá ayúdame a conservar la luz de la Fe”.

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