El
coronavirus está siendo el centro de atención en todas y cada una de las festividades, reuniones y celebraciones en todo el mundo. Multitud de eventos populares han sido suspendidos en lo que llevamos de año. Y en Ceuta, no iba a ser menos. Con el recuerdo de la Feria pasada todavía en la memoria, a los ceutíes sólo les quedaba el consuelo de poder pasar alguna que otra noche agradable en la terraza de su local predilecto.
Sin embargo, el aumento de los brotes por Covid-19 en algunos puntos de España vuelve a poner en jaque al ocio nocturno. Este pasado viernes, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, en consenso con las Comunidades Autónomas,
aprobó el cierre del ocio nocturno y el aumento de control para evitar los botellones. Lo segundo ya es efectivo, lo primero hay que esperar su publicación en el BOE y después el BOCCE.
Como era de esperar, esta decisión no fue aceptada positivamente por los empresarios del sector. “A nosotros esto nos va a matar. No vamos a poder seguir. Estoy atacada de los nervios. Esto te deja sin dormir”, aseguró la propietaria de ‘Encuentro’, Susa Ahmed. El resto de los dueños de los pubs del
Poblado Marinero tampoco recibió con los brazos abiertos esta noticia.
“Nosotros hemos hecho todo perfecto. Es más, hemos puesto más medidas de la cuenta, más medidas de lo que pone en el decreto”, comentó la dueña de ‘La Nuit’, María Jesús Martínez. Y es que, tras finalizar el estado de emergencia, les llegó “la nueva normalidad”. Restaurantes, cafeterías, pubs, entre otros, tuvieron que adecuar sus establecimientos para poder ofrecer su servicio. “Hemos gastado muchísimo dinero en mobiliario y ahora, sin ton ni son, tenemos que cerrar”, indicó Ahmed.
Pese a la preocupación de los propietarios, la noche transcurrió tranquila. Los clientes hicieron uso de las terrazas habilitadas por cada uno de los locales. Las mesas, separadas entre sí, acogieron a pequeños grupos, respetando el aforo máximo establecido: 10 personas por mesa. Querían disfrutar de su última noche de ocio en su lugar predilecto. “Hasta que no salga el decreto por escrito hemos decidido abrir”, afirmó la propietaria de ‘La Nuit’.
La música sonaba dentro de los locales, pero nadie hacía uso de la pista de baile, tal y como dictamina la normativa. De hecho, la gente solamente accedía al establecimiento para hacer uso de los aseos. El local ‘La Nuit’, además, controlaba la temperatura de quienes por alguna razón entraban al establecimiento. “Dentro solamente se utiliza el reservado. No dejamos tampoco entrar a nadie, ponemos las mesas para que no se utilice la pista”, apuntó María Jesús.
Los propietarios no entienden que ellos vuelvan a ser los perjudicados en toda esta situación. Su enfado e incredulidad se unen al miedo y a la impotencia de saber que tienen que volver a cerrar sus locales. Todos los dueños con los que este periódico pudo hablar coinciden en que su situación es complicada. Lo que más les preocupa ya no es solo cerrar su negocio, es volver a dejar en la calle a sus empleados. Susa Ahmed contó que “tenemos gente que tiene familias y está aquí trabajando y también les hace falta”.
El desamparo y la ausencia de apoyo por parte de las instituciones y gobierno es otro de los grandes asuntos que en estos días ocupan el pensamiento de estos empresarios. “No podemos volver a los ERTE. Ayudas no hay. Entonces, la única solución que hay es que tendría que salir una ayuda específica para locales de ocio nocturno. Somos los más perjudicados”, aseveró Martínez.
Cerrar los locales no ha sido la única de las medidas adoptadas. Hay más actividades que se podrían considerar ocio nocturno que también han sido afectadas. Los botellones en nuestra ciudad fueron suspendidos de forma inmediata el viernes 14 de agosto por la tarde, aunque ya de por sí era una actividad prohibida. Pero se ha hecho un decreto para impedirlo porque hasta la fecha se estaba celebrando.
Al caer la noche, las zonas normalmente utilizadas para la celebración de dichas reuniones ya se encontraban precintadas. A esta medida se le añadió un control policial para evitar que los jóvenes se saltaran la normativa y accedieran a los recintos.
Una de las zonas más céntricas, como es el Parque Juan Carlos I, se encontraba lleno de niños y sus familias disfrutando de la agradable temperatura que hacía. Parecía que la gente se había tomado en serio la restricción y estaban respetando la normativo.
Sin embargo, a altas horas de la noche, agentes de Policía tuvieron que desalojar la zona de la Marina. Varios grupos de personas se aventuraron y, finalmente, se reunieron en el parque. Como ha podido saber El Faro de Ceuta los agentes desocuparon el lugar sin ningún tipo de altercado.
Algunas de las playas de la ciudad también fueron consideradas punto de reunión para la celebración de los botellones. La Ribera, el Chorillo y Benítez, sobre las doce de la noche, se encontraban vacías. Solo quedaban quienes disfrutaban de una zona o una copa en algunos de los establecimientos que allí se sitúan. Pero ni rastro de botellones.
Agentes de Policía se habían encargado previamente de desalojar las playas de pequeños grupos que se habían atrevido a pasar la noche disfrutando de la brisa. No obstante, siempre hay rebeldes que deciden obviar las restricciones. Esto ocurrió en la playa de Benitez que, tras ser desalojada, al irse los efectivos policiales, varios grupos pequeños de personas, entre ellos familias con niños, volvieron a la arena a seguir con la tertulia nocturna.
La explanada de Juan XXIII sufrió las mismas consecuencias que el resto de localizaciones. En la intimidad de sus vehículos, varios grupos de personas se reunieron, como en otras ocasiones, para disfrutar de una copa en compañía de sus amigos y de las vistas al mar. Los agentes de Policía, siguiendo el mismo protocolo que en las zonas anteriores, de forma calmada pidieron a las personas allí reunidas que abandonasen el lugar.