No es que haya sido la intervención más arriesgada, ni la más complicada pero sí que, ayer, terminó siendo la más mediática. Y todo porque ocho subsaharianos consiguieron llegar hasta el centro de la ciudad, a la carrera, tras desembarcar en Fuente Caballo. Asustados, y a pesar de que tenían la Jefatura Superior de Policía justo al lado, optaron por, nada más llegar a tierra, correr por las calles de la ciudad hasta ser interceptados.
Siete de ellos, en la plaza Teniente Ruiz. El octavo, a la altura de Serrano Orive, frente a la plaza Carmen Cerdeira. Habían conseguido llegar en una embarcación tipo patera, de madera, y después escaparon del lugar hasta ser localizados en pleno centro. Usaron como vía de entrada la típica embarcación empleada por los pescadores marroquíes que frecuentan esta zona y que, de hecho, son sometidos a inspecciones rutinarias por parte del Servicio Marítimo.
Buscando camuflarse de la mejor manera y siguiendo una vía de entrada que en otras ocasiones les ha resultado exitosa, consiguieron llegar a la playa en torno a las 18.30 horas.
Los agentes de ambas fuerzas de seguridad esperaron la llegada de unidades de Cruz Roja para cumplir con el protocolo establecido con todos los subsaharianos que llegan por cualquier vía a la ciudad, que marca que los inmigrantes no pueden ser trasladados de ese punto sin que hayan sido sometidos a un básico reconocimiento.
Tras el examen a todos ellos, fueron trasladados por el CNP hasta la Jefatura Superior para, a posteriori, ingresar en el CETI. Y todo esto se llevó a cabo ante la vista de los presentes, que o bien se apostaban alrededor de los agentes y miembros de Cruz Roja para ver el operativo o bien terminaban pasando de largo. Lo único nuevo de esta historia migratoria, una más que se suma al drama que representan, es que se produjo en pleno centro de la ciudad, lo que terminó por hacer llegar la información más en vivo y en directo que nunca al resto de ciudadanos.
Uno de los subsaharianos presentaba una herida en el pecho que, dijo, había sufrido en Guinea. Versión en la que insistió ante los policías presentes.
Y otro inmigrante, arrojado a la calle desde un coche Lo publicábamos ayer. Más de 200 inmigrantes han entrado en dos meses en Ceuta, buena parte de ellos ocultos en vehículos. El goteo es imparable y tiene éxito porque desarrollar un control exhaustivo en la frontera es tarea imposible. Los conductores ocultan a los subsaharianos en huecos preparados o, incluso, los trasladan de manera más superficial aprovechando tapones y caos. En el día de ayer, se volvió a repetir este episodio, al que se añadió una nota de mayor gravedad, ya que uno de los inmigrantes que había sido colado en un turismo fue arrojado a la carretera por lo que sufrió varias lesiones. Según fuentes policiales se le tuvo que trasladar al Hospital con erosiones producidas por la caída. Se sospecha que el conductor del vehículo que pensaba dejarlo en las cercanías de Juan Carlos I topó con alguna presencia policial que le haría temer el ser sorprendido in fraganti.