Categorías: Sucesos y Seguridad

Ocho horas sobre la frontera sur

Decían que no bajaban. Que si lo hacían iba a ser peor. Que a Marruecos no podían volver. Que se iban a mantener así, cual trapecistas sobre la línea de concertinas que separa un mundo del otro, que se levanta sobre el espigón de Benzú como 'poderosa' frontera sur de Europa, aunque aquello no parezca ni frontera ni nada.

Ellos eran los 9 subsaharianos que durante casi ocho horas pusieron en alerta a la Guardia Civil, encaramados al vallado, frenando con sus cuerpos el fuerte viento de Poniente, intentando, con gestos, hacerles comprender que necesitaban garantías para no ser expulsados porque, de otra forma, iban a negarse a bajar creando un más que evidente conflicto. Los gritos y lamentos se apoderaron de un vallado que dibujaba la auténtica situación de abandono en la que Europa mantiene sus fronteras. ¿Qué hacer ante una decena de hombres que han decidido plantarse ante todos y ante todo, permaneciendo horas y horas arriesgando sus vidas? La Guardia Civil, que mantenía a decenas de hombres desplegados en el espigón, no podía hacer más que contemplar la escena. Una escena para la que no caben respuestas, una escena que, en definitiva, no hace sino generar más interrogantes sobre la efectividad de las políticas migratorias aprobadas y ejecutadas. Sobre todo cuando 9 jóvenes son capaces de, encaramados, plantar cara a lo que hay, sencillamente porque nada tienen que perder. Lo que queda atrás es mucho peor que desgarrarse con las hileras de alambre.
Los 9 de la valla terminaron convirtiéndose así en protagonistas de la jornada. Hasta Benzú acudieron familias que, con sus teléfonos móviles, intentaban inmortalizar una imagen que habrán visto miles de veces en los medios de comunicación. Los más pequeños lanzaban interrogantes al aire que nadie sabía responder: "¿Por qué se suben, mamá?", preguntaba una niña.
Inmigrantes del CETI, sabedores de que sus compatriotas estaban encaramados, acudieron a la carrera hasta el lugar para darles ánimo en forma de gritos, saltos y los ya tradicionales y triunfadores Boza, boza.
Finalmente, en torno a las tres de la tarde, los subsaharianos acataban las órdenes de la Guardia Civil, bajaban por la escalera metálica colocada a pie de vallado para, ya en tierra, dejarse atender por los voluntarios del ERIE de Cruz Roja, ya que presentaban varios cortes y heridas tras haber permanecido demasiadas horas sobre la hilera de concertinas. Los nueve fueron trasladados a la Jefatura Superior para los trámites de extranjería antes de ingresar en el CETI.
Era ésta la escena final de una jornada que comenzaba temprano. No habían dado las 7.00 horas cuando los vecinos de Benzú se sobresaltaban con el ruido de las sirenas que anuncian la llegada de inmigrantes. Dos grupos, uno de cien personas y otro de cincuenta, emprendieron la carrera en dirección al vallado, repitiendo las mismas escenas que, con anterioridad, han llevado a cabo otros compatriotas. Buena parte de ellos fueron interceptados por las fuerzas marroquíes, que se habían desplegado en elevado número tanto en la carretera como en el arenal de la playa de Beliones, 'blindada' con escudos, vallas y más hileras de concertinas.
Los grupos se separaron, lo que terminó desestabilizando el control de los agentes, posibilitando que una treintena lograra acercarse hasta el espigón de Benzú. Algunos quedaron en el suelo, pero 19 consiguieron trepar a la valla. No todos tenían las fuerzas para aguantar, para vencer un fuerte viento que desestabilizaba a cualquiera en tierra, así que sobre 7 metros de altura, la situación era aún más complicada.
Los jóvenes empezaron a descender y, conforme lo hacían, eran entregados a las fuerzas marroquíes por la puerta existente en pleno vallado. Uno detrás de otro y así, con todos ellos, los subsaharianos eran devueltos a los agentes marroquíes que, a su vez, los dejaban en principio sobre la playa de Beliones. Allí quedaban tumbados, cansados, sin fuerzas, unos cuantos subsaharianos a la espera de que, reunidos todos, fueran trasladados a las dependencias cercanas o a las furgonetas de las fuerzas alauitas que ya estaban estacionadas al lado. Estas entregas eran vistas por los jóvenes que permanecían encaramados a la valla, lo que daba pie a escenas realmente duras. La pérdida de fuerza hacía mella en todos ellos, cada vez eran menos los que resistían entre concertinas. A las 12.00 horas descendió el último de los subsaharianos entregado a Marruecos siguiendo el protocolo en vigor. Los nueve restantes aguantaron hasta que se les indicó que no iban a ser entregados.
La Asociación Española de Guardias Civiles -AEGC- ha denunciado en declaraciones a El Faro, que se dio órdenes políticas a la Benemérita para que con los 9 que quedaban en la valla no se aplicara el protocolo de devolución. “Queremos saber las razones por las que se indicó a los guardias que hicieran lo contrario a lo que marcan los protocolos”, explican desde la asociación. “A nosotros, como guardias civiles, nos tienen que dar unas órdenes claras que no pongan en entredicho nuestra seguridad jurídica. ¿Quién dio la orden para que con los demás inmigrantes se hiciera la entrega a Marruecos y con estos nueve no?”, cuestiona. “Nosotros cumplimos órdenes, no somos quiénes para decir cuándo hay que entregar a unos inmigrantes y cuándo no, solo tenemos que cumplir el protocolo y queremos saber por qué con estos nueve inmigrantes mandaron hacer lo contrario. Que se nos dé una explicación porque luego recae sobre nosotros cualquier responsabilidad”, añade.
AEGC anuncia que preguntará sobre este asunto antes de concretar los pasos posteriores que van a dar en defensa de los guardias civiles. En episodios iguales al de ayer, cuando se han sucedido imágenes de inmigrantes encaramados durante varios horas a la valla, se ha procedido a su entrega a Marruecos.  Ayer mismo, se varió la orden solo en cuestión de horas. De las 12.00 a las 15.00, se pasó del regreso al camino emprendido a disponer de plaza en el CETI.

Los inmigrantes se movían a un lado y otro de la valla, incluso descalzos

El fuerte Poniente hacía temblar a cualquiera de los que, desde tierra, divisaba lo que estaba sucediendo. Por contra los subsaharianos que seguían encaramados aguantaban horas y horas, incluso desplazándose de lado a lado de la valla, lo que hacía temer posibles caídas de más de siete metros de altura. Algunos iban descalzos.

Tras casi ocho horas sobre el vallado, los inmigrantes aceptaron bajar por la escalera

La Guardia Civil había colocado una escalera sobre el vallado intentando conseguir que los inmigrantes encaramados bajaran para evitar posibles accidentes. Pero éstos no accedían. Hablaban por teléfono móvil, se pasaban el único celular que tenían de una a otra mano y se negaban a descender. Así fue hasta casi las tres de la tarde, cuando los 9 que permanecían encaramados decidieron bajar a sabiendas de que iban a ser trasladados al Centro de Estancia Temporal.

El ERIE se movilizó en la zona a petición de la Guardia Civil y atendió a los encaramados

Los inmigrantes que permanecieron sobre la valla presentaban cortes producidos por las concertinas. Todos fueron atendidos in situ por la Cruz Roja, que comprobó que uno del grupo era menor de edad. Todos fueron entregados a la Policía para su posterior traslado al CETI.

Tras la devolución de los inmigrantes, éstos quedaban exhaustos en la playa

Conforme fueron descendiendo, los inmigrantes fueron entregados a las fuerzas marroquíes. Así se hizo con todos, a excepción de los 9 que aguantaron encaramados a la valla durante las casi ocho horas en las que el dispositivo de la Guardia Civil estuvo activado y en alerta.

Los inmigrantes permanecieron durante varias horas moviéndose, incluso recuperando prendas de vestir

Los inmigrantes se pasaban de un lado a otro de la valla. Hablaban por teléfono, gritaban a los espectadores para conseguir la empatía necesaria para que no les expulsaran e incluso cambiaban de postura para relajar unos músculos cuando ya resultaba imposible sostener el equilibrio. Incluso hubo un joven que hasta se afanó en recuperar una camisa rasgada que había quedado en la valla. Arriesgó su vida tirando de la prenda hasta que la misma se soltó, después se la colocó y siguió su camino por la parte superior de la valla, agarrándose a las concertinas, haciendo todo lo que estaba en sus manos para no precipitarse al vacío.
Las escenas que se podían ver eran de auténtico riesgo y ante las mismas, la Guardia Civil se veía obligada a cumplir con el protocolo existente: esperar a que bajen y, después, proceder a su entrega al vecino país. Así se hizo con todos menos con estos 9, que es precisamente lo que la AECG critica. No porque no hayan sido expulsados, sino porque quiere conocer el porqué del cambio de criterios existentes.

A la carrera llegaron varios inmigrantes del CETI para recibir a personas que conocían

Corriendo, saltando de alegría, gritando... decenas de inmigrantes del CETI llegaron a la carrera hasta Benzú para ver de primera mano las noticias que les habían llegado. Estos jóvenes conocían a algunos de los que estaban encaramados porque han compartido con ellos buena parte del periplo clandestino que les ha llevado hasta la ciudad autónoma.

Un gendarme llega sobre una semirrígida con inmigrantes hasta la playa del Tarajal

Y mientras en Benzú se estaba terminando con el conflicto generado a pie de espigón, en el Tarajal se producía otro episodio cuando menos llamativo. Se había detectado el intento de entrada de una semirrígida con 7 inmigrantes. La patrullera del Servicio Marítimo acudió hasta la bahía a la vez que, en Marruecos, también salía una lancha marroquí. El hecho es que la lancha alcanzó antes a la semirrígida y uno de los gendarmes marroquíes saltó a la embarcación de los inmigrantes. El que ejercía de piloto continuó hacia el Tarajal con el gendarme en el interior, éste terminó por provocar que la embarcación hiciera un giro para regresar a Marruecos, no sin antes contener a los subsaharianos para que no llegaran hasta la orilla. Dos de los inmigrantes se arrojaron al agua y fueron subidos a la embarcación por el agente marroquí, obligando a restaurar su ruta de regreso cruzando el espigón del Tarajal. Muchos ciudadanos que estaban en la playa se convirtieron en testigos improvisados de lo que estaba ocurriendo  ante sus ojos. En la fotografía de QUINO, los inmigrantes ya en Marruecos y detenidos.

Testigos de lo que estaba pasando desde primera línea: no se lo cuentan, lo ven

Fueron muchos los ciudadanos que se acercaron hasta Benzú para ver en primera línea lo que estaba pasando, que nadie se lo contara sino que ellos mismos lo vieran en primera persona. Mientras, sobre el terreno, la Guardia Civil trabajaba en atender la situación que se había generado.

Para ver el vídeo, entre AQUÍ

Entradas recientes

La tienda de Sohra, la más antigua de Pasaje Recreo Central

La tienda de Sohra Morente ubicada en el pasaje Recreo Central es la más antigua…

01/10/2024

Tánger y Palma de Mallorca firman un acuerdo de hermanamiento y cooperación

El alcalde de Tánger, Mounir Lymouri, y el de Palma de Mallorca, Jaime Martínez, han…

01/10/2024

Jóvenes desaparecidos: sus familias los buscan

Siguen echándose al mar, buscando la forma de escapar de Marruecos. Son nuevos casos de…

01/10/2024

El Faro+Deportivo | José Ramón Ruiz 'Taconi': "El fútbol-sala está volviendo a las reglas antiguas"

José Ramón Ruiz ‘Taconi’ pasó por los micrófonos del programa 'El Faro + Deportivo' para…

01/10/2024

Este es el número de monedas que puedes usar como máximo en una compra

¿Alguna vez has intentado ingresar un monedero lleno de monedas pequeñas procedentes de tus compras…

01/10/2024

Laura Gallego celebra su 15 aniversario en la música con los mayores de Ceuta

Las tablas del Teatro Auditorio del Revellín de Ceuta han recibido en la tarde de este…

01/10/2024