El mítico Miguel Ríos, el rockero inmortal, decía en una entrevista que le gustaba pagar impuestos, porque los impuestos hacían posible que los trabajadores y las clases medias pudieran disfrutar de buenos hospitales, colegios y buenos servicios públicos.
El rockero no se ha olvidado de donde viene. Es hijo de una familia de nueve hermanos que las pasaba canutas para llegar a final de mes. Muchos años después, vive acomodadamente gracias a su esfuerzo, pero el sentimiento de clase no lo ha perdido a sus 78 años. Un sentimiento de clase, de obrero, de trabajador que gracias al adiestramiento al que estamos sometidos se ha ido perdiendo en beneficio de unos pocos.
Lo peor que nos puede pasar es que olvidemos nuestros orígenes. Eso que parece pasarle al futbolista del Bilbao Nico Williams, que en una entrevista pedía bajar los impuestos. Unos impuestos que se utilizaron para ayudar a su madre cuando cruzó la valla de Melilla embarazada de su hermano huyendo de unas condiciones sociales precarias. Unas ayudas que sin impuestos hubieran sido imposibles, pero, aun así, se decanta por esa bajada.
Llevamos semanas escuchando hablar de impuestos, de “quitar y ponerlos” y existen miles de opiniones. Pensaba que si eres medianamente inteligente puedes acertar a qué clase social pertenece el ciudadano que opina sobre el asunto. Eso pensaba, pero no es así, porque me sorprende ver a mileuristas, funcionarios e hijos de trabajadores aplaudir suprimir impuestos que no les repercuten por ser unos tiesos. Me sorprende que una persona que no paga ese impuesto, ni llegará a ese nivel impositivo defienda suprimir gravámenes. Pero esto ocurre gracias a la desinformación y, por supuesto, a la información interesada de algunos medios de comunicación y sectores sociales.
Llevamos semanas escuchando hablar de impuestos, de “quitar y poner”
Es verdad que el sentimiento de clase ha desaparecido y, ahora, a un obrero le das un traje, una corbata y mil euros y se cree que es el amo del cortijo. Un cortijo que se le viene abajo en la primera patada en el culo que le da el empresario y cuando en el primer inconveniente de salud o de educación para sus hijos tiene que recurrir a papá Estado. Ese que nos puede dar servicios gracias a los impuestos.
Bajar los impuestos está bien cuando tengamos los servicios básicos cubiertos, que nos permita tener buenos hospitales y recursos para tratar los costosos tratamientos de algunas enfermedades, además buenos colegios, universidades públicas y buenas residencias para atender a nuestros mayores.
Bajar los impuestos está bien, pero que le pregunten a Ana, una enfermera de Jaén, a cuyo padre recientemente le han diagnosticado un cáncer y tiene que esperar 110 días para su operación cuando se sabe que con esa patología la espera es una sentencia de muerte y se han visto obligados a recurrir a la sanidad privada con el coste que tiene ese tipo de operaciones y de tratamientos.
Bajar los impuestos está bien cuando tengamos cubiertos los servicios básicos
Bajar impuestos... que le pregunten a Mariano Turégano, un anciano de una residencia publica de San Sebastián de los Reyes, que denunciaba hace unos días las malas condiciones, la falta de cuidadores, una alimentación “tan deleznable” que a veces pasan “horas y horas sin comer nada”, que en el verano las habitaciones registraron 40 grados de temperatura y algunos abuelos llegaron a padecer episodios de deshidratación.
Bajar impuestos... que le pregunten a los miles de españoles que trabajando tienen que recurrir a los bancos de alimentos para poder alimentar a sus hijos, porque el sueldo no les llega para cubrir sus necesidades básicas.
Esta es la historia de nuestro país. Entiendo que los millonarios y las familias con altos ingresos defiendan la bajada de impuestos, pero no que los hijos de los obreros, funcionarios y las clases medias defiendan la supresión y las bajadas de impuestos, sobre todo de los que se están hablando en estos días.
Bajada de impuestos SÍ, pero siempre que el padre de Ana no tenga que esperar 110 días para ser operado de cáncer. Bajar impuestos SÍ, siempre que nuestros mayores estén bien atendidos. Bajar impuestos SÍ, siempre que las necesidades de los españoles estén cubiertas como marca nuestra Constitución.