Recogieron sus cosas poco a poco para marcharse de su puesto habitual. No lo hicieron por una mala noticia; más bien lo contrario. Su lugar de trabajo va a ser reformado al completo, un proyecto que incluye tres planes de obras bien distinguidos y que tendrán su ejecución entre 2025 y 2026. La oficina de turismo de Ceuta será objeto de una serie de labores que la transformarán y que permitirán observar tesoros escondidos en ella.
Pronto comenzarán a escucharse los ruidos y sonidos de las máquinas de los operarios. De hecho, en el mes de febrero arranca la segunda actuación dentro de las programadas ya que, la primera, relativa al Baluarte de la Bandera, está en marcha.
A esta actuación, que pondrá el foco en la redistribución, se suma una tercera que consistirá en la dotación de equipamientos tecnológicos y la incorporación de otros elementos similares como una sala de realidad virtual y otra inmersiva para mejorar la experiencia del visitante. A este compendio se suma como broche de oro final una intervención arqueológica para poner en valor el patrimonio escondido bajo la solería.
Es la información que traslada a El Faro el propio Juan Antonio Hidalgo, director de Comercio y Turismo. Las primeras actuaciones están enfocadas a “adecuarla, mejorar las instalaciones y hacerla más accesible. Derivada de esta, se va a implementar una serie de instrumentos digitales para elevarla ya al siglo XXII”, explica. “La última consiste en ensalzar los restos arqueológicos que hay bajo esta estructura”, detalla. “Se va a crear un acceso a ellos para que puedan ser visitados por la población”, comenta.
Estas labores son para conocer en profundidad hasta dónde se extienden estas piezas con relevancia cultural. Una vez analizado y determinada esta cuestión básica, se procederá a habilitar la zona para que puedan exponerse estos hallazgos a ojo del público. Aunque se desconoce el alcance y otros detalles de estos vestigios, lo que sí se sabe con más certeza es a qué época histórica pertenecen. Proceden desde los tiempos de la antigua Roma hasta el siglo XVI. Esta encomendación, que, en principio comenzará este 2025, se dará por terminada en junio del 2026.
Las otras dos previas, los cambios en la oficina y la incorporación de novedades para hacerla más actual, tendrán como plazo máximo, en inicio, junio del presente año. Sin embargo, tal y como destaca Hidalgo, lo más probable es que se prorroguen a seis meses más. Esta fecha mencionada es el máximo que da la Unión Europea para ejecutarlas, entidad proveedora de fondos que las financiarán.
Debido a la celeridad con la que se emprenderán las primeras tareas, parte de la plantilla que trabaja en el edificio ha sido desplazada a otros centros para ejercer su día a día sin interferencias, al mismo tiempo que se garantiza su seguridad. Esta mudanza se ha hecho de forma escalonada. Solo quedan algunos y en sí esta recepción de turistas local sigue abierta. Se cerrará cuando ya sea preciso hacerlo para no perturbar las obras. “Esta actuación obliga a trasladarlos. Está previsto empezar a inicios o finales de febrero. Mientras dure, no pueden estar allí”, indica.
Uno de los aspectos más relevantes dentro de lo que es la modificación del propio establecimiento es la implantación de ascensores y rampas para personas con movilidad reducida, según Hidalgo. “Esto se construyó a principios de siglo y no se ha hecho en todo este periodo nada. Lleva veinticinco años así. Se va a actualizar todo lo que es la distribución interior y, al mismo tiempo, se va dar un giro integral con todas las nuevas herramientas que se van a incluir. Se van a dar unos avances importantes en el sentido de conseguir que sea moderna”, comenta.
La oficina de turismo promete un cambio radical y metamorfosear tras más de dos décadas inmutable. La transformación mira al presente y al futuro, pero tampoco olvida a ese rico pasado que dejaron los ancestros de los ceutíes en la ciudad.
El Baluarte de la Bandera es el punto de inicio de este marco de transformaciones de la zona. Esta ya cuenta con la luz verde de la Ciudad para la ejecución de sus obras, que consistirán en adaptar su acceso y reconvertir este espacio en un Centro de Interpretación.
El contrato se formalizó con Acota2 Servicios y Mantenimiento, documento que marca como objetivo la construcción de una gran sala exterior y abierta frente a las bóvedas Anejas a modo de antesala de un centro expositivo en su interior. Las labores ascienden a un total de 232.057 euros que serán invertidos en una superficie de 725 metros cuadrados.
El proyecto sigue un paso a paso hasta desembocar en el resultado final. El primero, será la restauración para recuperar el volumen y la forma primitiva de las bóvedas, una intervención que tratará de respetar en la medida de lo posible la estética original y a su vez conservar piezas originales.
La segunda se centrará en la rehabilitación, un proceso que persigue no perder materiales y mantener el estilo histórico con el que se erigió por primera vez la estructura. El último consistirá en reconfigurar un nuevo lugar sin hacer una gran intervención.
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